Con pequeñas diferencias, la mayoría de las encuestas concluyen que el medio de transporte favorito de los españoles a la hora de irse de vacaciones es el coche. Prueba de ello son los 95 millones de desplazamientos que la Dirección General de Tráfico calculó que se produjeron durante el verano de 2023. Una cantidad que este año superaremos o, como mínimo, mantendremos igual.
Ahora bien, la cuestión es que aunque podemos saber con más o menos exactitud el número de desplazamientos, lo que difícilmente averiguaremos es cuántas de personas se marearon o sintieron náuseas durante el trayecto.
Más allá del esa cifra imposible, pondremos el foco en ese malestar tan común que todos hemos experimentado en alguna ocasión, el mareo, y en concreto, en los remedios naturales que tenemos a nuestra disposición para evitar los mareos y las náuseas.
esa desagradable sensación
Lo que tú y yo llamamos mareo, los expertos dentro del ámbito médico, lo denominan, cinetosis. Es decir, los mareos que aparecen en los viajes, y no otros, se les llama de esta manera. Así, la cinetosis está asociada con aparición de náuseas, vómitos y síntomas producidos por la aceleración y desaceleración lineal y angular de manera repetida. Además, puede aparecer en viajes por mar, aire, coche, tren y en atracciones.
Lo habitual es que las náuseas y los vómitos sean cíclicos, y que vayan precedidos de bostezos, hiperventilación, salivación, palidez, sudoración fría y abundante, y somnolencia. También puede presentarse aerofagia, vértigo, cefalea, malestar general y fatiga.
Además, cuando se experimenta cinetosis durante un largo periodo de tiempo, puede provocar hipotensión arterial, deshidratación, inanición y depresión. La cinetosis puede ser una complicación grave en pacientes con otras enfermedades.
Javier Mansa, experto en terapias naturales, recomienda estas tres plantas que, tomadas antes o durante el viaje, ayudan a reducir estas molestias. Las más eficaces en este caso son: jengibre, lavanda y menta.
Jengibre
Es la planta más empleada para aliviar el mareo por movimiento y las náuseas que este puede provocar.
¿Cómo se puede tomar?
- Se utiliza su rizoma en decocción (en una proporción de ½ cm por vaso de agua), de 1 a 3 tomas al día.
Lavanda
La infusión de sus flores reduce las náuseas, y sus efectos sedantes y antiespasmódicos la sensación de mareo.
¿Cómo se puede tomar?
- Preparar una cuchara sopera de las sumidades floridas por vaso de agua, añadiendo el zumo de ½ limón, de 1 a 3 veces al día.
Menta
Sus hojas tienen virtudes ligeramente anestésicas, antiespasmódicas y calmantes, reducen las náuseas que acompañan a la sensación de marearse.
¿Cómo se puede tomar?
- Preparar una cuchara sopera de las sumidades floridas por vaso de agua, añadiendo el zumo de ½ limón, de 1 a 3 veces al día.
¿Por qué nos mareamos en el coche?
Se trata de una cuestión de falta de coherencia. De un choque de informaciones contradictorias que hace que nos desorientemos y que aparezcan todos los síntomas a los que hemos hecho referencia más arriba.
Así lo explican los expertos: el cerebro recoge distintas informaciones que le suministran el órgano del equilibrio situado en el oído medio, la posición de nuestro aparato locomotor y los diferentes sentidos para reconocer la posición de nuestro cuerpo y así mantenerse en equilibrio.
Esto es lo que sucede por ejemplo, cuando caminamos. Pero ¿qué ocurre cuando el movimiento no depende de nosotros, como cuando vamos en coche? Cuando el desplazamiento se produce de forma pasiva la información de lo que vemos no coincide siempre con la información de lo que sentimos en el resto de nuestro cuerpo.
Para que quede más claro. Si en coche vas con la vista puesta en un punto fijo, como por ejemplo, el móvil, la vista informa de que "estamos quietos", y el órgano del equilibrio y el resto de los sentidos informan de que "nos estamos moviendo" hacia adelante por el sentido de la marcha y hacia arriba, abajo y a los lados si el coche tiene poca estabilidad.
En esa situación, el cerebro lo vive como una situación contradictoria que provoca desequilibrio e inestabilidad, por lo que perdemos la orientación. Ese es el punto en el que arranca el malestar, las náuseas, y si no se hace nada al respecto, los vómitos.