La llegada del verano trae consigo las esperadas vacaciones, pero también el riesgo de contraer ciertas enfermedades o sufrir determinados trastornos de salud propios de la época estival. Entre los más frecuentes, sin duda, destacan las infecciones urinarias, y también las de oídos. Estas últimas, se estima que afectan a cerca de 4 millones de españoles cada verano. Algo que no sorprende, ya que el oído es una de las partes de nuestro cuerpo más expuesta en verano. Las actividades típicas de estos meses propician que podamos tener algún problema si no vamos con cuidado.
Más allá de las infecciones, merece la pena poner la atención en otro problema también bastante común que se produce cuando viajamos, ya sea en avión, a montañas altas o en las profundidades del mar: un barotrauma.
Cómo afecta la presión al oído
Quizá por su nombre no te resulte conocido. Sin embargo, el barotraumatismo es un trastorno que todos hemos sufrido en algún momento de nuestra vida. La ciencia lo define como un problema de oído provocado por los cambios bruscos de presión. Estos cambios se pueden producir tanto por el aire como por el agua. Por eso las formas más habituales de sufrirlo es al ir en avión, al subir altitudes como montañas altas o al hacer submarinismo, por ejemplo.
El tímpano es esa membrana que separa el conducto auditivo del oído medio, donde están los huesecillos y la trompa de Eustaquio, un conducto estrecho por donde pasa aire que ayuda a equilibrar la presión a ambos lados del oído.
- Cuando se produce un cambio brusco de la presión exterior, como pasa en el caso del avión al despegar o aterrizar, y no le da tiempo a la trompa de Eustaquio a equilibrar, es cuando el oído se ve afectado.
- También al bucear, la presión del agua puede provocar el mismo efecto, sobre todo si bajamos o subimos muy rápido.
- Si vamos en coche a la montaña, también podemos notar una cierta molestia. Como la subida es paulatina, el riesgo de que se produzca un traumatismo es mucho menor.
¿podría ser Un problema serio?
Lo más habitual es que provoque cierta molestia, y en algunos casos algo de dolor. Llevado al extremo, incluso podría provocar la rotura del tímpano o que el líquido del odio interno se derrame.
Una persona que tiene infecciones de oído frecuentes tiene el tímpano más fino y más posibilidades de lesión. El riesgo depende también de componentes genéticos, la capacidad del oído de cada uno para adaptarse a esos cambios de presión.
Un factor importante a tener en cuenta es si tenemos la trompa de Eustaquio afectada. Si está obstruida debido a un constipado, por alergia o una infección, no va a poder realizar bien su función. El riesgo de tener un barotrauma aumenta.
Las consecuencias más habituales de este problema de oído son:
- Sensación de taponamiento del oído y pérdida leve de audición.
- Dolor.
- Mareos.
- Zumbidos o pitidos leves: tinnitus
Si el traumatismo es serio y se ha producido una perforación puede haber una sensación de vértigo acusada (todo te da vueltas), dolor agudo, sordera y sangrado del oído.
Qué hacer para evitarlo
La mejor manera de prevenir un problema por el cambio de presión en el mar es seguir las indicaciones habituales de los expertos en buceo. Descenso lento y parar cada poco para dejar que se equilibre la presión.
En el caso del avión o subir montañas, hay varios trucos útiles para ayudar a que llegue el aire a través de la parte interior de la nariz hacia la trompa de Eustaquio:
- Mueve la mandíbula: mastica un chicle o toma un caramelo, por ejemplo, traga saliva.
- Respira por la boca o bosteza.
- Tapar la nariz y con la boca cerrada intentar expulsar aire hacia afuera suavemente. Repite varias veces al despegar y aterrizar. En el buceo se utiliza la misma técnica.
- En los bebés el chupete o el biberón ayudarán.
Si estás congestionado por alergia o un proceso vírico, antes de subir al avión utiliza descongestionantes, como aerosoles nasales, o antihistamínicos, para asegurarte que el aire fluya bien.
puede requerir cirugía
Con estas sencillas técnicas podemos evitar que la diferencia de presión acabe en una lesión grave. Si se perfora el tímpano el dolor es agudo y luego desaparece de modo repentino. Más tarde la molestia vuelve de forma continua.
En la mayoría de casos, el problema de soluciona de forma espontánea a las pocas semanas de haberse producido la rotura, pero una vez más eso depende del grado de rotura, así que es muy importante el seguimiento de un especialista desde el momento en que se percibe el dolor. A veces requiere cirugía.
En ese tiempo no se podrá dejar que se moje el oído y entre agua. También se pueden dar antibióticos si aparece una infección. Y tranquilidad. Si solo afecta a la membrana, en principio no deja secuelas.