Consejos para evitar las enfermedades provocadas por las altas temperaturas

Somos seres “homeotermos”, es decir, funcionamos mejor cuando la temperatura ambiental es constante. Por eso, cuando el termómetro sube tanto, nuestro cuerpo se desestabiliza.

Dr. Francisco Marin
Dr. Francisco Marín

Médico de Atención Primaria

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mujer calor

Todos podemos sufrir en mayor o menor grado las consecuencias de un verano tórrido y las llamadas enfermedades por calor.

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Cuando los días de calor extremo se suceden, nuestro organismo puede volverse menos eficaz para autorregular la temperatura interna. Y eso, en algunos casos, puede empeorar dolencias cardiacas y respiratorias que ya se padecían. Esas personas deberían hablar con su médico de cabecera o su especialista para ajustar la medicación que toman y poner en práctica medidas preventivas que necesitan.

No todos tenemos la misma tolerancia al calor. Algunas personas (sin patologías previas) sienten el cuerpo sobrecalentado nada más exponerse a un ambiente donde la temperatura es elevada; otras, en cambio tienen más resistencia.

Descubre si eres intolerante al calor

  • Notar que el cuerpo está sobrecalentado y mucho sudor puede indicar una intolerancia al calor. Los síntomas no aparecen de golpe sino poco a poco, pero cuando ya están presentes pueden durar un par de días. A veces ocurre por beber una cantidad importante de café porque –como estimulante que es– la cafeína aumenta el ritmo cardiaco y hace que el cuerpo se caliente antes.
  • Tomar ciertos fármacos es otra causa habitual. Los diuréticos, los antihistamínicos para las alergias, los fármacos para el corazón (inhibidores de la ECA o estatinas) o para la presión arterial, los antidepresivos y los antibióticos frenan la actividad de la zona cerebral –el hipotálamo– encargada de detectar la temperatura del cuerpo y, si es alta, enfriarlo. El hipertiroidismo ocasiona algo similar.

Todos podemos sufrir en mayor o menor grado las consecuencias de un verano tórrido y las llamadas enfermedades por calor. Te hablo de ellas a continuación, ordenadas de menor a mayor gravedad.

Sarpullido en la piel

Esa erupción es la consecuencia del calor, una piel mojada (por sudor) y, muy probablemente, llevar prendas ajustadas. Esos tres factores juntos hacen que los conductos sudoríparos se bloqueen y la transpiración quede atrapada bajo la piel. Ocurre más en zonas donde hace mucho calor y, al mismo tiempo, humedad, como en la costa. La zona con sarpullido está enrojecida y hay pequeñas protuberancias que pican. El rascado puede infectarlo, así que la primera medida será no hacerlo.

  • Si no puedes resistir el picor, pasa con suavidad la yema de los dedos –no las uñas– sobre la irritación. O da unos ligeros toques con los dedos, como tecleando, pero sin llegar a golpearla. 
  • También puedes pasar una esponja mojada o un hielo envuelto en un paño 8-10 minutos. Eso adormecerá un poco los receptores nerviosos y te aliviará.
  • Lleva una blusa o un sujetador de repuesto para quitarte la prenda humedecida (una de las áreas más delicadas y que más roza en verano es bajo los senos, aunque también pasa en la cara, el cuello y las ingles).
  • Dúchate con agua fresca y un jabón sólido calmante a base de aceites vegetales e ingredientes naturales (caléndula y manzanilla, por ejemplo) en cuanto llegues a casa. Es preferible que no uses cremas o geles perfumados porque pueden irritarte más.

Qué hacer si aparecen calambres musculares

De nuevo el sudor intenso y orinar mucho son los culpables porque pueden dejar al organismo casi sin electrolitos (minerales). Los músculos que tienen mayor riesgo de sufrirlos son los que usamos más, es decir, los que se encuentran en pantorrillas y muslos; y también en los hombros. 

  • A veces aparecen una o dos horas más tarde de la exposición al calor o de haber hecho ejercicio al aire libre en momentos en que el sol está alto y sus rayos caen perpendiculares. Si esos espasmos son frecuentes y sospechas que se deben a las altas temperaturas… 
  • Combina el aporte de agua con una bebida isotónica de farmacia, un suero oral por ejemplo, ya que el agua sola no resuelve la falta de electrolitos, sino que puede empeorarla (orinamos más y se produce una hiponatremia o falta de sodio y de otros minerales imprescindibles).
  • Si tomas diuréticos o sigues una dieta baja en sal, será más importante aún ese tipo de hidratación. Y pregúntale a tu médico si te conviene tomar más alimentos ricos en potasio, como el plátano, el aguacate, las legumbres, los frutos secos, el melón y la sandía.
  • En el momento que tengas el calambre, estira de manera suave ese grupo muscular y masajéate la zona con movimientos envolventes (como amasándola), sin apretar en exceso.
  • En las 4-6 horas siguientes no hagas esfuerzos que impliquen tensión para ese músculo porque el riesgo de que aparezca otro espasmo doloroso es elevado.

Si tienes sofocos

El hipotálamo, encargado de regular nuestra temperatura, es muy sensible y reacciona ante cambios ambientales muy leves. Cuando los detecta, intenta poner en marcha mecanismos para que el cuerpo no sufra. Por eso, sudamos más e incluso se da un estrechamiento (o una dilatación según el caso) de los vasos sanguíneos.

Eso hace que las mujeres que están a punto de entrar en la etapa menopáusica noten más sofocos. Curiosamente, las que acaban de pasarla ya no son tan sensibles. Adoptar las medidas que mencionamos para refrescar el cuerpo servirá para reducir esos calores.

La tensión baja

Quienes tienen la tensión baja pueden sufrir un desvanecimiento o síncope por calor y también la llamada hipotensión postural, que ocurre al levantarse de la silla o el sofá. Si es tu caso, acostúmbrate a sentarte y levantarte lentamente para evitar una caída que tenga consecuencias; y toma un poco de chocolate en cuanto te notes débil.

El síncope por calor

Una de las situaciones en las que este mareo se produce con más frecuencia es estar más de 15-20 min de pie en un lugar caluroso. El aporte de sangre al cerebro empeora y el cuerpo avisa con debilidad, visión borrosa y pulso lento. A veces también se da un desvanecimiento.

  • Para prevenirlo, y si no tienes más remedio que permanecer en esa postura, mueve las piernas con frecuencia llevando una rodilla (y después la contraria) al pecho o ponte de puntillas. También puedes descansar uno de los pies en un escalón o taburete bajo y, pasados unos minutos, cambiar la pierna de apoyo.
  • Si le pasa a alguien cercano, llévalo a una zona fresca y sombreada, túmbalo y dale una bebida isotónica o un zumo de frutas.

Agotamiento térmico

Es el paso previo a un golpe de calor o insolación. Si pese a notarte el cuerpo muy caliente tienes escalofríos y piel de gallina, si sudas mucho, tienes mareos (en especial al ponerte de pie), fatiga o tu pulso va lento, debes ponerte a resguardo del sol, mejor si es bajo una arboleda porque la evapotranspiración de las hojas de los árboles crea una refrigeración natural.

  • Desabrocha todo lo que te apriete (como cinturones, fajas, corbatas, botones…) para que no entorpezca la circulación sanguínea y bebe pequeños sorbos de agua.
  • Humedece cuello, axilas, interior de los codos, ingles y la corva de las rodillas con un rociador o espray con agua. Al evaporarse sobre la piel la temperatura corporal baja entre 1º y 3 º, y se reduce el estrés térmico. Repite el rociado cada 5-10 minutos para que la piel permanezca un poco húmeda.
  • El truco del hielo que no se derrite. Si prevés que vas a estar largo tiempo en un lugar caluroso, lleva contigo en una bolsa térmica unos hielos hechos con algodón y agua, y refréscate con ellos. Hacerlos es fácil: pon ambas cosas en los huecos de una cubitera. Una vez congelados, esos bloques tardan en derretirse.

El golpe de calor

Cuando se llega a esta situación, la temperatura corporal ha alcanzado los 40º (o los ha superado) y el organismo ha perdido la capacidad de reducirla.

  • La situación puede llegar a ser grave porque se produce una reacción inflamatoria general, sistémica, que puede afectar a los órganos, especialmente en personas con una dolencia crónica, en niños y en mayores de 70-75 años. Por eso, ante la sospecha o si aparecen síntomas como debilidad extrema y dificultad para caminar, temblores, respiración rápida, confusión, pérdida de conocimiento o convulsiones, hay que acudir a un servicio médico.
  • En el trayecto se le puede ir aplicando compresas o una toalla humedecida en agua fría y, si se dispone de él, dirigir a su cuerpo (a una distancia prudencial) un ventilador pequeño o abanicarle para que baje su temperatura. Es fundamental que no sobrepase los 40,5º porque en ese caso el pronóstico empeora.
  • No conviene darle antitérmicos, ya que en la mayoría de casos eso no logrará bajar la temperatura corporal, además de que pueden formar coágulos sanguíneos o dañar el hígado si se sigue un tratamiento con otros fármacos.

¿Dolor de pecho, infarto y dificultad para respirar?

  • Durante las olas de calor, se dan más infartos. Un reciente experimento canadiense acaba de descubrir que en muchos casos ocurre porque el corazón tiene “una deuda de oxígeno” y gasta más energía de la que obtiene. Sobre todo quienes ya tienen una enfermedad cardiaca pueden desarrollar angina de pecho e infarto porque el corazón trabaja más forzado en un intento de enfriar el organismo.
  • El efecto sobre los pulmones. El aire excesivamente caliente puede irritar e inflamar las vías respiratorias, empeorar dolencias que afectan a los pulmones e incluso provocar un ataque de asma. Respirar rápido (la hiperpnea) puede ser síntoma de que los pulmones trabajan de manera forzada; y también puede aparecer dolor en el pecho (por ese esfuerzo). Colócate en un lugar fresco y bebe agua a sorbos pequeños.