Un café apresurado, una galleta en la mano y la prisa marcando el ritmo de la mañana. Para muchos, ese es el desayuno. Otros ni siquiera se molestan en hacerlo. Y sin embargo, el mantra de 'desayuna como un rey' sigue repitiéndose como si fuera una verdad universal.
Durante años, la idea de que el desayuno es la comida más importante del día ha estado en el aire, impulsada por anuncios de cereales y galletas que prometen energía para afrontar la jornada. Pero, ¿qué dice la ciencia?
No hay una regla mágica que obligue a desayunar. De hecho, casi un 10 % de los españoles prescinde de esta comida y el 90 % restante le dedica entre 5 y 10 minutos, según la Fundación Española de Nutrición.
A pesar de ello, se sigue transmitiendo la idea de que empezar el día sin comer afecta al rendimiento y al metabolismo. Pero lo cierto es que esta creencia tiene más de estrategia de marketing que de base científica.
El origen de la idea: ¿quién decidió que el desayuno era tan importante?
El desayuno no siempre tuvo el protagonismo que hoy se le da. En muchas culturas antiguas, las comidas dependían del trabajo y la disponibilidad de alimentos, sin horarios rígidos. Sin embargo, con la llegada de la Revolución Industrial y la necesidad de estructurar la jornada laboral, apareció la costumbre de desayunar temprano.
La publicidad ha tenido mucho que ver.
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La verdadera explosión del concepto llegó en el siglo XX, cuando la industria alimentaria convirtió el desayuno en un negocio. "La creencia de que el desayuno es la comida más importante del día ha sido promovida principalmente por la industria alimentaria, que nos ha bombardeado con anuncios de cereales y galletas azucaradas como si fueran imprescindibles para empezar el día con energía", explica Laura Pérez Naharro en una entrevista con Saber Vivir. Así, lo que comenzó como una costumbre pasó a ser una norma casi incuestionable.
¿Necesitamos desayunar? Esto dice la ciencia
El metabolismo no se apaga por saltarse el desayuno. Tampoco se ralentiza ni hace que el cuerpo entre en modo ahorro. La nutricionista Gabriela Uriarte lo deja claro: "No hay razones para que una comida prevalezca sobre otra". Cada persona tiene un ritmo y unas necesidades distintas. Hay quienes rinden mejor con un desayuno abundante y quienes se sienten igual de bien sin él.
Los estudios científicos han demostrado que el cuerpo es perfectamente capaz de funcionar sin ingerir alimentos en la mañana. El secreto está en la calidad y distribución de las comidas a lo largo del día.
Saltarse el desayuno no provoca un bajón automático de energía ni afecta a la concentración en todos los casos. De hecho, algunas investigaciones han vinculado el ayuno intermitentecon beneficios metabólicos, siempre que la alimentación sea equilibrada.
¿Más energía por la mañana? Depende de lo que comas
Un café con galletas no es lo mismo que una tostada con aguacate y huevo. Si la primera comida del día consiste en productos ultraprocesados, el pico de energía será breve y vendrá seguido de un bajón.
Y aunque nadie va a juzgar a quien prefiera lo primero, es importante entender que el problema no es desayunar o no, sino lo que se come en esa primera comida del día.
Hay alimentos que es mejor no comer por la mañana.
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De hecho, muchas personas notan mayor estabilidad energética cuando retrasan la primera ingesta y eligen alimentos ricos en proteínas y fibra.
El mito de la aceleración del metabolismo
Uno de los argumentos más repetidos es que saltarse el desayuno engorda porque el cuerpo quema menos calorías. Pero la realidad es otra.
El balance energético se mide en el total del día, no en una comida concreta. "No es cierto que si una persona no desayuna no podrá rendir o que comer tarde en la noche hará que engorde", señala Laura Pérez Naharro.
El metabolismo no se despierta con la comida de la mañana, sino que funciona de forma constante. Comer más temprano no garantiza un gasto calórico mayor, ni evitar la cena hará que una persona pierda peso. Lo que realmente influye es el tipo de alimentos que se consumen y la cantidad total de calorías ingeridas.
¿Para quién es esencial el desayuno?
No hay una única respuesta. Algunas personas necesitan desayunar para sentirse bien, mientras que otras pueden pasar horas sin comer sin notar efectos negativos. La edad, la actividad física y la salud metabólica son factores determinantes.
Es posible retrasar el desayuno o prescindir de él siempre que haya una buena alimentación.
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Para los niños en edad escolar, un desayuno equilibrado puede mejorar la concentración y el rendimiento. En deportistas o personas con alta actividad física, puede ser una fuente de energía importante. Pero en adultos sedentarios o quienes siguen un patrón de ayuno intermitente, desayunar no siempre es necesario.
¿Es necesario replantear el desayuno?
Sí y no. Más que eliminarlo o defenderlo a toda costa, la clave está en dejar de verlo como una obligación. Si alguien disfruta desayunando, genial. Pero si no tiene hambre al despertar, tampoco hay razón para sentirse culpable.
Lo importante no es la hora a la que se come, sino lo que se come a lo largo del día. Al final, cada uno encuentra su propio ritmo.