El ajo es uno de esos ingredientes que lleva siglos en nuestras cocinas y que forma parte de botiquines naturales. Desde las sopas de la abuela hasta los remedios contra el resfriado, este pequeño bulbo ha ganado fama por algo más que su sabor.
Lo mejor es que un simple diente de ajo puede ayudarte a cuidar el corazón, reforzar las defensas o incluso mejorar la salud ósea. Así lo dicen los estudios, no solo la sabiduría popular.
Cada vez más investigaciones científicas respaldan lo que ya intuían nuestras abuelas: que el ajo es mucho más que un condimento. Si hasta ahora solo lo has usado para darle vidilla al sofrito, descubre las propiedades de este superalimento y todo lo que pueden hacer por tu salud.
1. Contiene compuestos medicinales potentes
El ajo es rico en compuestos de azufre como la alicina, el disulfuro de dialilo y la S-alil cisteína. Estos compuestos tienen propiedades antibacterianas, antifúngicas y antivirales, lo que convierte al ajo en un auténtico escudo natural, según Healthline y estudios recogidos en PubMed.
2. Muy nutritivo y bajo en calorías
Aporta manganeso, vitamina B6, vitamina C, selenio y fibra con un aporte calórico mínimo. Según la base de datos del USDA FoodData Central, apenas tiene 5 calorías por diente, por lo que es ideal para cualquier dieta saludable.
3. Refuerza el sistema inmunológico
Un estudio de Clinical Nutrition (2016) demostró que el extracto de ajo envejecido (AGE) puede reducir la duración de los resfriados. Además, mejora la respuesta de los linfocitos T y las células NK, claves para defendernos de virus y bacterias.
4. Reduce la presión arterial
Según un metaanálisis en Experimental and Therapeutic Medicine (2020), el ajo puede ser tan eficaz como medicamentos como el atenolol en personas con hipertensión. Esto se debe a su capacidad para relajar los vasos sanguíneos y mejorar la circulación.
5. Mejora el colesterol
En la revisión publicada en Nutrition Reviews (2018), se evidenció que el ajo reduce el colesterol LDL (el malo) sin afectar al HDL o colesterol bueno. Además, puede disminuir los niveles de triglicéridos en personas con dislipemia leve.
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6. Evita que se formen coágulos peligrosos
El ajo promueve una mayor fluidez de la sangre, lo que reduce el riesgo de trombosis, según los Archivos Latinoamericanos de Nutrición. Este efecto anticoagulante lo hace especialmente útil para personas con riesgo cardiovascular elevado.
7. Evita que las plaquetas se amontonen
Este mismo artículo señala que el ajo impide la agregación excesiva de plaquetas, lo que reduce la posibilidad de formar coágulosindeseados. Es un mecanismo similar al de algunos medicamentos antiplaquetarios, pero de origen natural.
8. Estimula la actividad fibrinolítica
El consumo regular de ajo puede aumentar la capacidad del cuerpo para disolver coágulos ya formados. Esto es clave para prevenir accidentes cerebrovasculares o infartos, especialmente en personas con antecedentes familiares.
9. Protege tus arterias del envejecimiento
El ajo ayuda a prevenir el endurecimiento arterial (arteriosclerosis), según los Archivos Latinoamericanos de Nutrición. Su acción antioxidante reduce el daño celular en las paredes vasculares, manteniéndolas más flexibles y sanas.
10. Tiene antioxidantes que podrían prevenir Alzheimer y demencia
Un estudio del Journal of Neurochemistry (2007) mostró que el ajo combate el estrés oxidativo cerebral. Sus compuestos activos protegen las neuronas y podrían retrasar el deterioro cognitivo asociado al envejecimiento.
11. Podría ayudarte a vivir más
En Nutrients (2019), un estudio en población china reveló que quienes comían ajo con frecuencia tenían menor mortalidad por enfermedades cardiovasculares. Esto sugiere un efecto protector que se acumula con el tiempo.
12. Mejora el rendimiento físico
Estudios en animales recogidos por el Journal of Nutrition (2001) indican que el ajo mejora la resistencia física. En la antigüedad, incluso se daba a los atletas olímpicos griegos como "suplemento natural" para mejorar su rendimiento.
13. Desintoxica metales pesados
En un estudio publicado en Basic & Clinical Pharmacology & Toxicology (2012), trabajadores expuestos al plomo mostraron una reducción del 19% en los niveles de este metaltras consumir ajo. Además, mejoraron síntomas como el dolor de cabeza o la irritabilidad.
14. Mejora la salud ósea
El ajo puede incrementar los niveles de estrógeno en mujeres posmenopáusicas, lo que protege la masa ósea, según el International Journal of Rheumatic Diseases (2017). Es una opción natural para cuidar los huesos sin recurrir a fármacos.
15. Podría proteger tu hígado
Según la revisión publicada en Antioxidants (2020), el consumo de ajo se asocia con una reducción de enzimas hepáticas elevadas, lo que indica una posible mejora en la función hepática. Otra razón para incluirlo si estás cuidando tu salud digestiva o haces una dieta detox.
16. Ayuda a controlar los triglicéridos
El ajo puede reducir los niveles de triglicéridos hasta en un 15%, según estudios citados en los Archivos Latinoamericanos de Nutrición. Este efecto es clave para prevenir enfermedades cardiovasculares y hepáticas.
17. Puede contribuir a una mejor circulación
Gracias a sus efectos vasodilatadores, mejora el flujo sanguíneo y ayuda a oxigenar mejor los tejidos. Esto beneficia desde el cerebro hasta los músculos.
18. Regula los niveles de azúcar en sangre
Algunas investigaciones indican que el ajo puede mejorar la sensibilidad a la insulina y reducir el azúcar en ayunas. Esto lo convierte en un buen aliado para personas con prediabetes o diabetes tipo 2.
19. Tiene propiedades antimicrobianas
La alicina actúa contra bacterias como E. coli, hongos como Candida albicans y hasta algunos virus, según estudios en el Journal of Antimicrobial Chemotherapy. También se ha investigado su uso tópico en infecciones leves de la piel. Por eso el ajo se ha usado tradicionalmente como remedio casero.
20. Podría tener efectos antiinflamatorios
Un estudio en Food and Chemical Toxicology indica que el ajo puede inhibir moléculas inflamatorias, lo que ayuda en casos de inflamación crónica como artritiso enfermedades digestivas.
¿Cómo aprovechar todos estos beneficios?
El ajo es un superalimento, pero esto debe tomarse con matices. Sus propiedades dependen bastante de cómo lo prepares y conserves. Por ejemplo, la famosa alicina, ese compuesto con superpoderes, solo se forma cuando machacas o picas el ajo crudo y lo dejas reposar unos minutos antes de cocinarlo. Si lo echas entero a la sartén, se pueden perder parte de sus propiedades.
Además, algunos estudios han detectado que no todos los tipos de ajo ni todas las preparaciones tienen el mismo efecto. Así que, más que obsesionarse con suplementos o cápsulas, lo mejor es incorporarlo a la dieta de forma natural y variada.
Una idea rápida y saludable
El ajo se puede tomar crudo, cocido, asado o incluso en cápsulas. Se puede añadir a sopas, salsas, guisos o aliños, y su sabor intenso le da un plus a cualquier plato.
Puedes probar esta receta sencilla: tostadas integrales con ajo y aguacate. Solo tienes que tostar una rebanada de pan, frotar un diente de ajo crudo, añadir aguacate triturado y un poco de sal y aceite de oliva virgen extra. Sano, sabroso y cargado de antioxidantes. Aunque recuerda que tendrás que vigilar luego con el aliento.
A tener en cuenta
Aunque tiene muchos beneficios, no es infalible ni milagroso. Su efecto varía según cómo lo prepares, y también de una persona a otra. Por eso, se recomienda consumirlo con moderación y prestar atención a cómo lo toleras.
Algunas personas pueden notar molestias digestivas o un aliento más potente de lo habitual (cosas del ajo). Y si estás tomando anticoagulantes o medicación para el corazón, mejor consultar con el médico antes de lanzarte al ajo sin freno, ya que puede interferir con algunos tratamientos.