Desde el mes de abril y hasta las primeras semanas del verano, las cerezas están en su mejor momento, tanto respecto a su sabor, color, textura y aroma, como en lo que se refiere a sus propiedades nutricionales.
Para escoger las mejores, debes evitar aquellas que tengan golpes o arañazos. Tampoco elijas las que muestren colores apagados, ni descartes las pequeñas, las gemelas o las de rabo doble, porque también pueden ser muy buenas.
Por otro lado, a las cerezas se les atribuyen numerosas propiedades, destacando especialmente su poder antiinflamatorio que debe sobre todo a las antocianinas, pero también a un flavonoide llamado quercetina, otro de los antioxidantes presentes en la cereza. Por otro lado, también destaca su aporte en vitamina C y ácido fólico, así como de varios minerales.
A sus propiedades antiinflamatorias, se suma su poder diurético y depurativo, por lo que es perfecta para incluir en cualquier dieta enfocada a la pérdida de peso. Además, prácticamente no contiene grasas y los expertos recomiendan su consumo para ayudar a controlar la hipertensión y para la eliminación de líquidos, lo cual está relacionado con su contenido en sodio y potasio.
Lavar, sí, pero sin pasarse
Todas las propiedades mencionadas podrían irse al traste si antes de consumirlas no las laváramos de la manera correcta. Y es que, uno de los ámbitos más importantes dentro de la nutrición, sin duda, es la seguridad alimentaria. En este sentido, los expertos hacen especial hincapié en la importancia de la limpieza en las frutas y verduras, tanto para eliminar los posibles restos de pesticidas, como virus o bacterias que pudieran estar adheridos a su piel.
En general, se suele cometer el mismo error con todas las frutas, que es lavarlas en exceso. Normalmente, pensamos que cuanto más tiempo pase la fruta debajo del chorro de agua, más higiénico será el resultado. Sin embargo, esto no es exactamente así. De hecho, puede ser contraproducente. Es más, en el caso concreto de las cerezas, al tener una piel tan fina, el exceso de agua y humedad hacen que se estropeen más rápido.
Cómo lavar las cerezas
Agua con sal
Además del vinagre, otra sugerencia es remojar las cerezas en agua con sal. ¿Qué tipo de sal? Se recomienda sal marina o sal del Himalaya. En este caso, en lugar de 10 minutos, se requiere el doble de tiempo, unos 20 minutos.
Pasado ese tiempo, debes aclararlas con abundante agua. Recuerda no excederte en el tiempo que están las cerezas bajo el agua, ya que su fina piel podría dañarse.
para que no se estropeen
A la hora de guardar las cerezas en la nevera lo más importante es hacerlo asegurándonos que están bien aisladas unas de otras. Esto significa que si has comprado muchas, conviene repartirlas en bolsas de plástico o táperes distintos para evitar que se golpeen entre sí, ya que eso favorecería su deterioro. Por tanto, el mejor método para que se conserven bien en el frigorífico es meterlas en bolsas plásticas o táperes herméticos bien cerradas.
Por otro lado, las cerezas también admiten bien la congelación. Ahora bien, no vale meterlas en el congelador de cualquier manera. Deben estar bien secas, en un recipiente cerrado y separadas entre sí. Y una vez frescas no podremos tomarlas de la forma habitual, ya que su textura no será la misma. Lo que puedes hacer es añadirlas a helados, batidos, mermeladas o como ingrediente para tartas o pasteles.