Método Shoku Iku, el secreto de los japoneses para ser feliz comiendo y no engordar

En la era moderna, la educación alimentaria se ha convertido en una prioridad esencial. Para comer mejor, pero también para mejorar nuestra relación con la comida. De eso, precisamente, va el Shoku Iku. ¿Quieres saber en qué consiste este método japonés que combate la obesidad y mejora la alimentación?

Celia Perez León
Celia Pérez León

Redactora especializada en salud y nutrición

Actualizado a

shoku iku

El Shoku Iku combina tradición, bienestar y educación alimentaria para mejorar la salud y la nutrición de quienes lo practican. 

RBA

La industrialización, la globalización y otros tantos cambios que impregnan el mundo moderno han hecho que los patrones de alimentación de diferentes culturas se vean completamente alterados. Por eso es más importante que nunca educar (y educarnos) en salud alimentaria. Y en esta tarea, Japón nos lleva años de ventaja.

Todo se debe al Shoku Iku, palabras que podemos traducir literalmente como “educación alimentaria”. El concepto tomó fuerza en Japón a comienzo del siglo XXI, a través de una serie de leyes de educación que daban forma a una necesidad creciente en el país y en el mundo entero: educar a los más jóvenes sobre cómo llevar una dieta balanceada y rica en nutrientes. Pero el Shoku Iku va mucho más allá de la nutrición: su comprensión abarca cultura, tradición, sostenibilidad y bienestar general. Es una filosofía de vida que puede ayudarte a mejorar tu relación con la comida y controlar tu peso al mismo tiempo. ¿Preparada para internarlo?

¿En qué consiste el método Shoku Iku?

La filosofía de Shoku Iku se basa en los pilares de la educación nutricional, los hábitos alimenticios saludables, la conservación de las tradiciones culinarias, la conexión con la naturaleza y el aprecio hacia los alimentos. No solo se trata de comer saludable, sino de comer bien, eligiendo alimentos deliciosos, sanos y sostenibles, arraigados a tu cultura y a tu identidad familiar.

Para ello, el Shoku Iku aborda diferentes aspectos claves que todos debemos aprender para poder llevar una dieta equilibrada:

  • Composición de las comidas. Desde pequeños, el Shoku Iku sirve a los japoneses para aprender sobre macronutrientes y micronutrientes, para comprender cómo combinar alimentos creando platos equilibrados y nutritivos.
  • Lectura de etiquetas. Este punto es clave, dado que pocos lo hacemos y muchos menos sabemos cómo interpretar la información nutricional de las etiquetas de los alimentos. Leerlas y comprenderás es la única forma que tenemos de poner tomar decisiones informadas.
  • Regularidad en las comidas. Otro punto que aborda el Shoku Iku es el de la regularidad en los horarios de comida, que buscan evitar ayunos prolongados y el consumo excesivo de alimentos en un solo momento del día.
  • Masticación adecuada. El Shoku Iku también hace hincapié en masticar bien los alimentos, algo clave para mejorar la digestión y la absorción de nutrientes.
  • Cultura y tradición. Este método japonés fomenta, además, la preparación de la comida en casa, combinando cultura y tradición, y promoviendo el consumo de alimentos frescos y de temporada, que no solo son más nutritivos, sino que también apoyan a la agricultura local.
  • Respeto por los recursos. El Shoku Iku nos enseña también lo importante que es respetar los recursos naturales, reduciendo al máximo el desperdicio de alimentos y promoviendo prácticas de consumo responsable.
  • Valorar los alimentos. Otro punto clave de este método de alimentación saludable consiste en enseñar a agradecer y respetar el esfuerzo de quienes producen los alimentos, informando sobre la procedencia de los alimentos y cada proceso por el que pasan hasta llegar al plato.
  • Bienestar general. Al educar sobre la alimentación saludable, el Shoku Iku permite tomar conciencia sobre la prevención de enfermedades, los efectos de la dieta sobre la salud mental y la importancia del ejercicio físico.

¿Cómo implementar el Shoku Iku en casa?

Lo mejor del Shoku Iku es que, además de mejorar tu relación con los alimentos y corregir los problemas que haya en tu dieta que pueden llevarte a engordar o no controlar el peso, debe hacerse en familia, incluyendo especialmente a los más pequeños. Si quieres ponerlo en práctica tienes mucho que aprender, pero por el camino te desharás de mitos, adquirirás hábitos saludables y descubrirás nuevas formas de relacionarte con la comida.

Para ello, te recomendamos que sigas estos pasos:

Aprende sobre nutrición

 Hay muchos recursos disponibles, desde libros hasta cursos online o apps móviles. Usa todos los que estén a tu alcance para educarte sobre los principios de la dieta equilibrada y los beneficios de los diferentes grupos de alimentos.

Empieza a leer las etiquetas

 Fomenta en casa que tanto grandes como pequeños lean las etiquetas nutricionales de los productos que consumís, para poder tomar decisiones informadas sobre qué comer.

Cocina en casa

Prioriza las preparaciones caseras frente a las salidas a comer fuera o el consumo de alimentos precocinados. Así tendrás un mayor control de ingredientes y métodos de cocción, algo clave para la alimentación saludable.

Planifica las comidas

 Al hacer una planificación semanal de tu comida podrás asegurarte de incluir la variedad de alimentos frescos y nutritivos que tu cuerpo necesita. Te ayudará a evitar el consumo de alimentos procesados.

Come conscientemente

 Con el plato sobre la mesa, practica la alimentación consciente, prestando atención a las señales de hambre y saciedad del cuerpo, disfrutando de cada bocado sin distracciones.

Compra productos locales y de temporada

 Esta parte puede ser compleja al final, pero te permitirá apoyar la agricultura y el comercio local, y reduce considerablemente la huella de carbono.

También puedes probar, si tienes oportunidad, a tener un pequeño huerto en casa. Es una gran opción para mejorar la relación con la comida y añadir ese plus de gratitud que debemos experimentar a la hora de comer.

Practica la gratitud en familia

Durante la comida, no dudes en comentar con los más pequeños todos los procesos que han pasado los alimentos hasta llegar a la mesa, para promover la sensación de gratitud y conexión con la comida.