El estilo de vida moderno, con un alto contenido de hidratos de carbono en la dieta y falta de actividad física, altera nuestra flexibilidad metabólica, de acuerdo con muchos expertos. Esto significa que nos es más difícil perder peso y que tenemos más riesgo de sufrir inflamación crónica y sus problemas de salud asociados.
Afortunadamente, realizando algunos cambios en nuestros hábitos diarios podemos recuperar la flexibilidad metabólica. Te explicamos cómo conseguirlo.
¿Qué es la flexibilidad metabólica?
La Dra. Isabel Belaustegui, especialista en nutrición y autora del libro 'Optimiza tu metabolismo. Recupera tu flexibilidad metabólica, mejora la salud y pierde peso' (Grijalbo, 2024), define en su canal de YouTube la flexibilidad metabólica como “la capacidad de utilizar una fuente de energía u otra según las circunstancias”.
Durante muchos años se ha creído que la glucosa es el combustible del organismo, pero hoy sabemos que nuestro metabolismo no solo usa la glucosa como fuente de energía, también puede usar la grasa.
“De hecho, la grasa es una fuente de energía muy eficiente y limpia y, en muchos casos, la preferida por nuestras células”, asegura la experta.
La flexibilidad metabólica es la capacidad de nuestro cuerpo para optar por una u otra fuente de energía en función de las circunstancias en las que nos encontremos y la disponibilidad de estas fuentes de energía.
Esto implica, por ejemplo, que según qué hayamos comido usemos una u otra: si hemos comido alimentos ricos en carbohidratos, utilizaremos la vía de la glucosa; y si hemos tomado una comida rica en grasas, utilizaremos la vía de las grasas.
También en función de si acabamos de comer o estamos en ayunas, si hemos realizado actividad física o estamos en reposo, el nivel de estrés o qué tejido del cuerpo demande la energía, nuestro metabolismo usará una fuente u otra de energía.
Así, tal como explica la Dra. Isabel Belaustegui, “la flexibilidad metabólica es una capacidad innata que nos permite activar unas vías metabólicas o otras para adaptarnos de la mejor manera posible a las circunstancias cambiantes de la vida y del entorno”.
¿Por qué se altera la flexibilidad metabólica?
El problema es que el estilo de vida moderno altera la flexibilidad metabólica. La dieta basada en carbohidratos (harinas, azúcares, cereales, edulcorantes, fruta con alto índice glucémico, …) y comer varias veces al día son factores que provocan elevaciones repetidas de la glucosa y de la insulina en la sangre, y esto, de acuerdo con la doctora, “conlleva una activación de la vía de la glucosa y una inactivación de la vía de la grasa”.
Al final, nuestro cuerpo acaba recurriendo siempre a la glucosa como fuente de energía y deja de usar la grasa, que se va acumulando.
“A esto contribuye también el sedentarismo, el estrés excesivo al que estamos sometidos y la falta de sueño, tan habituales en nuestro mundo occidental moderno”, explica.
Consecuencias de la falta de flexibilidad metabólica
La pérdida de flexibilidad metabólica se manifiesta de diferentes formas, tanto a nivel físico, como mental o emocional.
A nivel físico una de las principales consecuencias es la tendencia a ganar peso y las dificultades para perderlo. Además, la acumulación de grasa se produce sobre todo a nivel abdominal, algo especialmente preocupante porque, tal como señala la Dra. Belaustegui, “la grasa visceral es productora de moléculas proinflamatorias y favorece el desarrollo y la cronificación de un estado de inflamación descontrolada”.
La inflamación crónica, que se puede manifestar con dolores articulares, erupciones cutáneas, sensación de pesadez, de falta de movilidad o un dolo en el cuerpo, también puede provocar alteraciones en el funcionamiento de nuestras defensas y problemas de salud como son la diabetes tipo 2, la enfermedad cardiovascular, las enfermedades neurodegenerativas o el cáncer.
La pérdida de flexibilidad metabólica también puede causar:
- Cansancio y falta de energía. Cuesta empezar el día o realizar actividades sencillas como salir a pasear.
- Dependencia de la comida a lo largo del día y una sensación de que la comida nos controla.
- Antojos o deseo irrefrenable por alimentos poco sanos, como los dulces o la bollería.
- Dificultad para concentrarnos o para ser creativos.
- Irritabilidad y problemas para controlar las emociones.
“La pérdida de flexibilidad metabólica está en la base de la mayoría de enfermedades crónicas de hoy en día y en la sensación de pérdida de salud y bienestar”, resume la especialista.
Cómo recuperar la flexibilidad metabólica
Recuperar la flexibilidad metabólica (o potenciar la que conservamos) está en nuestras manos si hacemos un cambio de hábitos en lo que respecta a la dieta, el ejercicio y el estilo de vida en general.
Estas son las claves a tener en cuenta según la Dra. Belaustegui:
- Dieta: elimina los azúcar y edulcorantes y los aceites refinados.
- Ejercicio físico: incorpora el entrenamiento de fuerza y haz todo lo posible por moverte cada día: caminar, pasear, hacer las tareas domésticas…
- Descanso: cuida la higiene del sueño para conseguir un descanso reparador.
- Estrés: busca formas para reducirlo o controlarlo.
- Ayuno intermitente: es una de las herramientas más eficientes para recuperar o optimizar la flexibilidad metabólica.