En España se calcula que casi un 26% de la población adulta sufre algún tipo de dolor crónico debido a problemas en las articulaciones. Y con el paulatino envejecimiento de la población, crece la cifra.
A las articulaciones no solemos prestarles ninguna atención. Muchas veces ignoramos su existencia hasta que nos duelen. Este desconocimiento viene de lejos. Solo has de fijarte que el especialista, el reumatólogo, ni siquiera hace referencia a una patología real. El reuma no existe como tal. Es el nombre tradicional con el que nos referíamos a todo tipo de molestias en la movilidad, ya sea por trastornos en huesos, músculos o articulaciones.
Los problemas de las articulaciones son los específicos de ese mecanismo que nos permite movernos. Lo forman básicamente los ligamentos (los tejidos que unen un hueso con otro), tendones (que unen huesos a músculos) y cápsulas (que hacen de cojín entre los huesos). Veamos qué les puede pasar.
Por qué puede doler la articulación
Es importante diferenciar las causas del dolor articular, porque nos va a servir para elegir el mejor tratamiento. Hay soluciones genéricas que van a ir bien siempre. Pero no todo es siempre útil e incluso puede ser contraproducente.
- Artrosis. Es una enfermedad degenerativa que se produce por el desgaste del cartílago que protege los huesos y le hace de cojín. Eso hace que haya más fricción y dolor. Por eso es común en la vejez o en adultos que han sobrecargado la articulación con su tipo de trabajo.
- Artritis. Es la inflamación de la articulación. Los tejidos que forman la articulación se hinchan. Eso hace que duelan. Existen más de cien causas y por tanto más de cien tipos de artritis. Los dos más comunes son:
- Artritis reumatoide. Es una enfermedad del sistema inmune. Las propias defensas atacan el cartílago causando inflamación y dolor.
- Gota. El ácido úrico es un compuesto fruto de reacciones químicas que desechamos con la orina. Si se acumula ácido úrico en la articulación, hace que duela. Es común en la articulación del dedo gordo del pie, pero puede aparecer en otras: rodilla, codo, etc.
- Bursitis. La inflamación de la bursa, que es el cojín lleno de líquido que actúa de amortiguador entre los huesos. Movimientos repetitivos de caderas, hombros y codos pueden provocarla.
- Lesión. Es una de las causas más comunes de dolor en gente joven, especialmente en deportistas. Lo más habitual es un esguince (desgarro o rotura de los ligamentos) o luxaciones (cuando el hueso de una articulación se sale de su posición normal).
Cómo mantener sanas las articulaciones
Para evitar o ralentizar lo más posible el desgaste de las articulaciones hay métodos bien conocidos. Cuanto antes los pongas en marcha, en mejores condiciones llegarás a la vejez.
- Mantenerse activo. El ejercicio regular suave, como caminar, nadar o ir en bicicleta ayuda a mantener las articulaciones flexibles. El sedentarismo por el hecho de que sintamos molestias no soluciona el problema, sino que acaba siendo contraproducente.
- Tener una buena postura. Las articulaciones de las cervicales, por ejemplo, se resienten por sentarse mal. Recuerda: espalda recta y pies bien apoyados en el suelo, nada de cruzar las piernas. Estar mucho tiempo en la misma postura tampoco conviene.
- Cuidar la dieta. Alimentos ricos en omega-3, como el pescado azul, y las frutas y verduras, ricas en antioxidantes, ayudan a evitar la inflamación. También hay estudios que confirman que el té verde y las infusiones de jengibre mejoran la artritis. Por el contrario, las carnes rojas, el marisco y el azúcar se desaconsejan.
- Evitar el sobrepeso. Estar delgado alivia la presión en las articulaciones, especialmente de las rodillas y caderas.
Como evitar que duelan o que duelan menos
Si sufrimos dolor de articulaciones, hay algunos tratamientos genéricos que pueden ser útiles. La mayoría de problemas articulares no se acaban de curar, sobre todo si son dolores debidos al desgaste, pero podemos reducirlos.
- Medicamentos: los analgésicos como el paracetamol en dolores suaves. Si queremos actuar sobre la inflamación, es mejor ibuprofeno. Otros fármacos más fuertes ya requieren consulta médica.
- Aplicar calor o frío: el calor relaja los músculos y aumenta la circulación de la sangre lo que puede ser beneficioso. Pero ojo, porque si el daño es por una lesión puede ser contraproducente. En esos casos, lo mejor al principio es poner hielo para que ayude a desinflamar la zona. Si dudas del origen de tu dolor, consulta al médico y solo aplica hielo, nunca calor.
- Técnicas de relajación: practicar yoga o darse un masaje, que disminuya el estrés, ayuda a aliviar el dolor. El estrés además es un factor de riesgo en la artritis reumatoide.