¿Has oído hablar alguna vez del Kobi Do? Como seguro que has podido adivinar, es una técnica de origen japonesa, país conocido por la piel tersa y saludable de sus habitantes, en especial de sus mujeres. Porque sí, además de recibir la ayuda de la genética que todos podemos disfrutar en menor o mayor medida, en Japón se preocupan mucho de la piel, desde siempre.
De hecho, esta técnica de la que vamos a hablarte hoy, el Kobi Do, se originó en la antigüedad como una forma de terapia holística que no solo busca mejorar la apariencia de la piel del rostro, sino que también promueve la salud y el bienestar general. Combinando movimientos rítmicos y técnicas específicas para estimular la circulación sanguínea y linfática consigue resultados impresionantes.
¿Qué es el Kobi Do y en qué consiste?
El Kobi Do, o masaje facial japonés, es una técnica que combina la presión y el movimiento sobre la piel para conseguir rejuvenecer el rostro y promover el bienestar general de quien lo recibe.
Para realizarlo se comienza siempre con una limpieza profunda del rostro, que busca eliminar impurezas y preparar la piel para el masaje. Luego empieza a aplicarse una mezcla de técnicas de presión y movimientos rítmicos que, además de resultar de lo más relajantes, consiguen liberar tensiones y estimular lo que en japón se conoce como ki (energía vital).
Entre golpeteos ligeros, deslizamientos y masajes, la circulación sanguínea y linfática mejora. Y al estirar la piel, consigue tonificar los músculos faciales, lo que contribuye a mantener la firmeza y la elasticidad de esta.
El Kobi Do suele incluir también masajes en el cuello y los hombros que, además de mejorar la experiencia y producir sensación de calma, ayuda a eliminar la tensión acumulada en estas áreas.
Algunos expertos recomiendan acabar el Kobi Do con la aplicación de productos hidratantes y nutritivos, para reforzar los beneficios inherentes al tratamiento.
Beneficios del Kobi Do
Lo ideal para conseguir auténticos resultados con el Kobi Do es poder recibir este masaje todos los días. Es por eso que en muchas escuelas y cursos se enseña a aplicarlo, de forma que resulte más sencillo obtener sus beneficios. Pero, ¿cuáles son realmente estos beneficios?
- Mejora la circulación sanguínea y linfática. El masaje facial ayuda a estimular la circulación sanguínea y linfática, lo que puede mejorar la oxigenación y la eliminación de toxinas de las células de la piel. Este punto es clave, dado que permite que la piel luzca más saludable y radiante.
- Reducción del estrés y la ansiedad. El Kobi Do también es una técnica de relajación, por lo que puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad, promoviendo la relajación general del cuerpo. El masaje, en general, ha demostrado ser efectivo para reducir los niveles de cortisol (la famosa hormona del estrés) en el organismo.
- Tonificación de los músculos faciales. Los movimientos específicos del Kobi Do ayudan a tonificar y fortalecer los músculos faciales, lo cual puede contribuir a mantener una apariencia más juvenil, reduciendo incluso la profundidad de las arrugas.
- Estimulación de la producción del colágeno y la elastina. El masaje del Kobi Do está diseñado para mejorar la circulación y proporcionar estimulo mecánico, lo cual tiene como efecto inevitable favorecer la producción de colágeno y elastina, proteínas que son cruciales para la elasticidad y la firmeza de la piel.
- Mejora el estado de ánimo y el bienestar general. Dado que induce a la relajación y la calma, el Kobi Do puede contribuir a generar una sensación de satisfacción y bienestar general muy positiva para la salud mental.
¿Puedo practicar el Kobi Do en casa?
Aunque lo más recomendable es recibir instrucción o recibirlo de manos de un profesional, el Kobi Do es un masaje que puedes practicarte a ti misma si usas las técnicas correctas. Para empezar, puedes seguir estos pasos. Necesitas aceite facial o una crema hidratante adecuada para tu tipo de piel, así como un espacio tranquilo en el que te puedas relajar.
- Empieza por lavar tu rostro con un limpiador suave para eliminar impurezas.
- Siéntate en algún lugar cómodo y tranquilo, a ser posible frente a un espejo que te sirva de guía en los primeros intentos.
- Aplica un poco de aceite facial a tus manos y frótalas para calentarlas. Distribuye el producto suavemente sobre tu rostro y tu cuello.
- Usando las yemas de los dedos, comienza a aplicar una presión suave en los puntos clave del rostro, como las sienes, las cejas, los pómulos y la mandíbula. Mantén la presión unos segundos en cada punto.
- A continuación realiza movimientos circulares suaves con las yemas de tus dedos sobre la frente, las mejillas y la barbilla.
- Amasa suavemente las mejillas y las mandíbulas para tonificar los músculos.
- Sigue el masaje dando suaves golpecitos sobre la piel, usando para ello la punta de tus dedos. Recorre todo tu rostro repitiendo este gesto, para estimular la circulación.
- Con movimientos suaves, procede a continuación a estirar la piel del rostro hacia arriba y hacia afuera. Dedica especial atención a la frente y las mejillas.
- Usa los dedos índice y corazón para hacer movimientos de barrido desde el centro de la cara hacia los lados.
- Para acabar, realiza movimientos suaves y relajantes en todo tu rostro.
- Aplica una crema hidratante y nutritiva, y deja que tu piel la absorba para consolidar los beneficios del tratamiento.