Dra. Silvia Sánchez Ramón, inmunóloga: "Las defensas se adaptan a las estaciones, anticipándose a los cambios en el ambiente"

El sistema inmune está formado por billones de células con un objetivo común: acabar con lo que nos puede enfermar. Desde la Sociedad Española de Inmunología nos explican los principales mecanismos que utilizan para lograrlo.

Eva Mimbrero
Eva Mimbrero

Periodista especializada en salud

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Defensas

Nuestras defensas se preparan especialmente en invierno para combatir los virus respiratorios. 

GettyImages

Con la llegada del frío recuperamos bufandas, gorros y guantes para protegernos de él... y también de los típicos virus respiratorios, que se sienten muy a gusto con las bajas temperaturas y las pocas horas de sol. Pero, aunque el ambiente les sea favorable, nuestras defensas también se preparan especialmente durante estos meses para combatirlos.

"Estudios recientes sugieren que nuestro sistema inmunitario tiene patrones internos que se modifican con las estaciones, anticipándose a los cambios en el ambiente –nos cuenta la doctora Silvia Sánchez Ramón, presidenta de la Sociedad Española de Inmunología (SEI)–. Por ejemplo, según un informe británico los niveles de neutrófilos (los glóbulos blancos más abundantes) son más altos en invierno que en verano, y esto puede ayudar a que la respuesta frente a las infecciones sea más rápida". 

Así reconocemos los virus

Además de esta capacidad del sistema inmunitario de cambiar con las estaciones, hay que tener en cuenta también que las defensas tienen varios tipos de memoria para reconocer y atacar a los patógenos.

  • La memoria de defensa innata es con la que nacemos. Conforma nuestra primera línea de defensa y, hasta hace poco, se creía que sus glóbulos blancos no podían aprender. Pero recientes estudios apuntan que sí: semanas o incluso meses después de entrar en contacto con un enemigo externo, su capacidad para enfrentarse a otro es mayor, porque se acuerdan de cómo han luchado con el anterior. 
  • La adaptativa es la más conocida. Es nuestra segunda línea de defensa, formada por los linfocitos T (un tipo específico de glóbulos blancos). Son capaces de recordar a los microbios con los que se han enfrentado previamente y dura más que la anterior. 

La glándula que nos ayuda a no enfermar

Los linfocitos T maduran y crecen en el timo, una glándula situada en la parte de arriba del pecho, justo por debajo del esternón. 

  • Con la edad el timo pierde capacidad para producirlos, y eso hace que nuestras defensas puedan debilitarse a medida que cumplimos años. Pero un estudio publicado en Nature Immunology ha descubierto uno de los mecanismos que hace envejecer al timo. Es un hallazgo que, según la experta, "podría abrir nuevas vías para restaurar la función inmunológica en personas mayores o con defensas bajas".

Por qué hay inviernos mejores que otros

Aunque cada año se intenta prever cómo va a ser la temporada de gripe de acuerdo con lo que ha ocurrido durante el invierno en el hemisferio sur, que les llega antes que a nosotros, para la inmunóloga "no es posible hacer previsiones fiables". Y uno de los motivos es la alta capacidad de mutación que tienen los virus respiratorios, como lamentablemente pudimos comprobar hace unos años con el coronavirus.

Mutando, los virus engañan a nuestras defensas, porque esto "les permite no ser detectados por nuestra memoria inmunológica", aclara la experta. Cuando nos infectamos por segunda vez de un mismo virus, el sistema inmune tiene la capacidad de reconocerlo y recordarlo, y gracias a ello se activa antes.

Las mutaciones de ese virus actúan como una especie de disfraz que le hace parecer nuevo, engañar a nuestras defensas y ralentizar su respuesta. "Algunos virus, como el de la gripe, son capaces incluso de alterar la expresión de ciertas proteínas para que las células ya infectadas no sean detectadas ni destruidas", añade la doctora Sánchez Ramón, que también es Jefa del Servicio de Inmunología del Hospital Clínico San Carlos (Madrid). 

Pero esta capacidad de pasar desapercibidos se debilita si tenemos un sistema inmunitario fuerte, y es algo que podemos potenciar con un estilo de vida saludable según numerosos estudios. 

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