¿Cuál es tu peso ideal según tu altura? Estos son los dos datos que necesitas para saberlo

El Índice de Masa Corporal sigue siendo una herramienta rápida y sencilla, pero ignora datos clave como la masa muscular o el porcentaje de grasa corporal, por lo que no es demasiado precisa.

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Héctor Farrés

Redactor especializado en salud y bienestar

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El IMC no es demasiado fiable, según los expertos.

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Decidir cuánto tiene que pesar una persona basándose en una cifra exacta no solo es poco realista, también es bastante limitante. La obsesión con un número fijo lleva décadas instalada, como si el cuerpo funcionara con fórmulas matemáticas puras. Pero no lo hace. Una persona alta no pesa idealmente más solo por ser alta; su complexión, masa muscular o nivel de actividad hacen que ese supuesto ideal cambie. Aun así, muchas veces se busca esa cifra mágica sin tener en cuenta nada más.

Y es ahí donde aparece el clásico recurso del Índice de Masa Corporal (IMC), que promete simplificarlo todo con una sola operación matemática. Pero cuando uno se mete a fondo en el asunto, se da cuenta de que el IMC puede servir de orientación, aunque tiene más limitaciones de las que parece.

Entre otras cosas porque, como explica Fernando Carrasco Galán, dietista-nutricionista y codirector de Nutrygente, “el IMC no es muy fiable, sobre todo para población menor de 18 años, mayor de 65 o deportistas”. La razón está en que este cálculo no distingue entre masa grasa y masa muscular, lo que puede llevar a clasificaciones engañosas en personas con cuerpos muy diferentes.

El IMC: simple, rápido y muy incompleto

El IMC se calcula dividiendo el peso en kilos entre la estatura en metros al cuadrado (Peso (kg) / Altura x Altura (m2). Así, con dos datos básicos, sale una cifra que se mete en una tabla y se interpreta con etiquetas que van desde bajopeso hasta obesidad.

A nivel orientativo, es útil. Para un chequeo exprés, cumple. Pero ni de lejos sirve para evaluar la salud de forma completa. A pesar de todo, estas son las clasificaciones según el IMC:

  • Bajopeso: menos de 18,5
  • Normopeso: entre 18,5 y 24,9
  • Sobrepeso: entre 25 y 29,9
  • Obesidad grado 1: entre 30 y 34,9
  • Obesidad grado 2: entre 35 y 39,9
  • Obesidad grado 3: entre 40 y 49,9
  • Obesidad grado 4 (extrema): más de 50
  • Megaobesidad: más de 65

El problema es que no tiene en cuenta variables esenciales como elporcentaje de grasa corporal. Carrasco Galán aclara que "el índice puede estar por encima de 25 en personas deportistas sin que eso implique un riesgo real", y que es mucho más relevante “usar el porcentaje de grasa corporal” como referencia de salud que el IMC a secas, algo que también respalda un grupo internacional de 58 expertos de The Lancet.

Por otra parte, Andreea Ciudin, endocrinóloga del Hospital Vall d'Hebron en Barcelona, aseguró a El País que el IMC se trata de una herramienta "obsoleta". En la misma línea, José Manuel Fernández-Leal, jefe del Grupo de Investigación Biomédica de Girona, garantizó en TVE que "no es suficiente".

Más allá del IMC: otras formas de medir salud

Cuando se quiere saber si alguien está dentro de un rango saludable, no basta con saber cuánto pesa. La relación entre cintura y estatura, por ejemplo, ofrece una imagen bastante más ajustada.

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Un estudio publicado en Pediatric Research lo dejó claro: el cociente cintura-estatura es más eficaz que el IMC para detectar exceso de grasa en niños y adolescentes, además de ser más estable entre edades y sexos.

Esto se debe a que esta relación permite distinguir mejor entre grasa y masa magra. Si la cintura supera la mitad de la estatura, es señal de que hay más grasa de la recomendable. Y a diferencia del IMC, este dato no se ve afectado por tener más músculo, que es el gran punto débil del sistema tradicional. De hecho, Carrasco Galán insiste en que “puede darse la situación de tener un IMC normal y aun así un exceso de grasa, sobre todo en personas sedentarias”.

¿Qué peso es saludable entonces?

Las horquillas de peso orientativas sirven de base, pero no se pueden aplicar igual a todo el mundo. Para un hombre de entre 173 y 177 cm, el rango habitual estaría entre 57 y 74 kilos. Para una mujer de esa misma altura, entre 55 y 72. Pero Carrasco Galán aconseja no hablar nunca de peso ideal porque "un número fijo no es exacto". 

El IMC sigue clasificando a todo el mundo igual, sin distinguir entre sexos, edades o contextos. Una persona mayor, por ejemplo, puede tener un peso aparentemente correcto y, sin embargo, un porcentaje de grasa por encima del recomendable. En cambio, un deportista con mucha masa muscular puede tener un IMC que lo clasifica como con sobrepeso, aunque esté en plena forma física.

El verdadero problema: la obesidad crece sin freno

Desde 1990, los casos de obesidad en adultos se han duplicado, y en niños de entre 5 y 19 años se han multiplicado por cuatro. En España, los datos tampoco pintan bien: el 19,4 % de los hombres y el 13 % de las mujeres presentan obesidad. No se trata solo de estética, sino de salud pública.

La OMS lo lleva tiempo advirtiendo. Tedros Adhanom Ghebreyesus, su director, ha afirmado que "se necesitan intervenciones efectivas para combatir esta epidemia", desde impuestos sobre alimentos ultraprocesados hasta limitar la publicidad infantil. Porque el problema empieza pronto y no se arregla con una tabla. Hace falta educación, hábitos, ejercicio y políticas que no pongan todo la presión en el individuo.

Más que kilos: los hábitos mandan

El peso saludable no se resume en lo que marca la báscula ni en lo que dice el IMC. Comer bien, moverse con frecuencia, descansar lo suficiente y mantener cierto equilibrio mental tienen más impacto que cualquier cifra. Todo ello es un mejor predictor de salud que el IMC por sí solo.

El propio Carrasco Galán lo resume con claridad cuando señala que "el IMC normal puede ocultar exceso de grasa, y eso también es perjudicial". Por eso, el peso ideal no existe como tal. Existen rangos, orientaciones, contextos... pero cada cuerpo tiene su propio equilibrio. Y ese no se mide con una calculadora.