El alzhéimer es una enfermedad que pasa por diversas etapas, e incluso antes de que aparezcan los primeros síntomas ya va provocando cambios en el cerebro de quienes lo sufren.
En la primera fase, los síntomas de alzhéimer pueden confundirse fácilmente con los propios del paso del tiempo. Sin embargo, si hay varios síntomas a la vez y ocurren con frecuencia, deben alertarnos de que ocurre un problema que requiere atención por parte de un médico especialista.
A continuación, te mostramos algunos de los síntomas que pueden producirse en las primeras fases del alzhéimer. Detectarlos cuanto antes y consultar al especialista es esencial para establecer un diagnóstico y el tratamiento más adecuado de forma precoz.
1. Repetir lo que acaban de decir
Una de las características más conocidas del alzhéimer es la pérdida progresiva de la memoria. En las primeras fases de la enfermedad, la memoria reciente es la más afectada y puede llevar a olvidar cosas que acaban de suceder. Esto es así porque el hipocampo, la parte del cerebro responsable de la memoria inmediata, es la primera que se altera.
Es frecuente que los afectados repitan cosas que nos han dicho hace poco. Los hechos del pasado lejano o de la infancia, en cambio, las recordaran sin problemas.
2. No recordar palabras habituales
Olvidar una palabra o algún nombre de vez en cuando es algo que le puede pasar a todo el mundo. No obstante, cuando pasa a menudo puede alertarnos de un inicio de alzhéimer.
Otras señales que también pueden darse son los rodeos para describir objetos o cosas (como decir “ese objeto con el que como” en lugar de cuchara o tenedor) o las pausas frecuentes durante la conversación para recordar la palabra correcta.
A medida que la enfermedad avanza, las personas con alzhéimer pueden tener graves dificultades para seguir o participar en una conversación.
3. Tener problemas con la economía doméstica
Relacionado también con la pérdida de memoria inmediata, puede que la persona afectada por alzhéimer olvide los pagos de las tarjetas de crédito o los préstamos, tome decisiones financieras arriesgadas o sea más susceptible al fraude.
Un artículo de 2020 publicado en la revista JAMA Internal Medicine, en el que se analizaron datos de más de 81.000 personas, asegura que estos errores en la economía doméstica pueden observarse hasta 6 años antes del diagnóstico del alzhéimer. De hecho, los investigadores vieron que 2 años y medio antes de tener finalmente el diagnóstico, muchas personas tenían créditos de alto riesgo.
4. Mostrar cambios de carácter
Con bastante frecuencia, el entorno de las personas con alzhéimer detecta cambios en su carácter, que pueden deberse a que el afectado es consciente en estas primeras fases de sus olvidos y la pérdida de capacidades y trata de ocultarlo.
Así, personas que antes eran sociables pueden mostrarse más retraídas, o personas que siempre solían estar alegres pueden estar más tristes o enfadadas.
5. Guardar las cosas en lugares inesperados
Encontrar objetos de uso habitual como el mando de la tele o las gafas en la nevera (o en cualquier otro sitio inusual) es otro síntoma de las primeras fases de la enfermedad debido al deterioro de la memoria.
Es también habitual que la personas sospeche (e incluso acuse) a los otros de haberles robado o escondido las cosas.
6. Mostrar problemas de lectura
El alzhéimer irá mermando, poco a poco, las capacidades para comprender lo que se lee y la misma habilidad de leer, y puede comportar problemas para diferenciar determinadas letras que se parecen (como la b, la p o la d).
Así, si una persona a la que antes le apasionaba la lectura, ahora ya no lee o se frustra y se enfada consigo misma al hacerlo porque no entiende lo que lee y no entiende por qué, puede ser una señal para consultar a un especialista.
7. Tener problemas para atarse los cordones
Algo tan cotidiano como atarse los cordones de los zapatos puede complicarse para las personas con alzhéimer. Y es que esta enfermedad también afecta a la ejecución motora y comporta dificultades para llevar a cabo movimientos precisos y coordinados (sin que haya ningún tipo de problema de movilidad física).
Estos problemas de ejecución motora pueden reflejarse en las primeras fases de la enfermedad en situaciones como atarse los cordones o abrocharse los botones. Más adelante, pueden verse también en actos como comer, vestirse o asearse.
8. Olvidar recetas habituales
Otra muestra de la pérdida progresiva de memoria que se produce en las primeras fases del alzhéimer es olvidar cómo elaborar recetas que hacían a menudo.
Otros ejemplos son olvidar las normas de juegos de mesa muy conocidos, como la oca o el parchís.
9. Tropezar con frecuencia
Las personas con alzhéimer pueden tener problemas con la percepción visual del espacio, lo que deriva en dificultades para calcular las distancias o reconocer bien el entorno en el que transitan, y puede comportar caídas o accidentes.
Estas dificultades, en sus primeras fases, pueden detectarse en cosas como tratar de hacer un paso hacia abajo como si hubiera un escalón cuando se trata solo de pasar de una zona alfombrada a una con azulejos.
10. Desorientarse al volver a casa
Perderse, incluso estando en un entorno conocido cerca de casa, u olvidar en qué lugar se encuentran es uno de los signos más evidentes de que hay un problema.
A veces, en especial en las primeras fases, esta desorientación tan característica del alzhéimer tiene que ver también con el tiempo, es decir, la persona puede olvidar la fecha o la estación en la que está.
11. Experimentar cambios en los patrones del sueño
Las alteraciones del sueño son una de las principales características del alzhéimer y se muestra ya desde las fases más iniciales.
A diferencia de los cambios normales en los patrones del sueño que se producen con la edad, los que se asocian con el alzhéimer son más acusados y pueden comportar que la persona duerma más de lo habitual y se despierte confundida o desorientada.
En fases más avanzadas, es frecuente que la persona duerma más durante el día y que por la noche tenga despertares frecuentes e incluso llegue a deambular por la casa.
12. Elegir mal la ropa
Cuando una persona que habitualmente viste de una forma determinada empieza a combinar la ropa de forma curiosa o poco apropiada, mezclando colores, eligiendo complementos desaparejados, etc., puede activar nuestras alertas.
La persona puede también abrigarse demasiado o demasiado poco, debido a los problemas para la toma de decisiones que comporta la enfermedad.