Una cucharada más, otra y una tercera por si acaso. No hace falta que te digan que el azúcar no es precisamente un aliado de la salud. Pero lo que quizás no sabías es que cada cucharada extra en tu café o ese refresco que tomas sin pensar pueden estar acelerando el envejecimiento de tus células más de lo que imaginas. No se trata solo de kilos de más o caries, el impacto va mucho más allá.
Un estudio publicado en JAMA (Journal of the American Medical Association) ha puesto cifras a este problema: cada gramo de azúcar añadido que consumes se asocia con un avance en tu edad biológica, es decir, con un deterioro real de tus células.
No es cuestión de percepción ni de arrugas en el espejo, sino de cómo el cuerpo va perdiendo capacidad de reparación. Y lo peor es que esto sucede aunque tu dieta sea, en términos generales, saludable.
Cuando el azúcar dicta el paso del tiempo
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores analizaron a 342 mujeres en la mitad de su vida, observando su alimentación y comparándola con su edad epigenética. Este concepto se basa en una herramienta avanzada llamada reloj epigenético, que mide los cambios en el ADN para calcular cuán envejecidas están realmente las células, más allá de los años que marca el calendario.
Disminuir solo 10 gramos diarios de azúcar, equivalente a una barrita de cereales, podría retrasar la edad biológica hasta 2,4 meses.
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Los resultados fueron claros: reducir tan solo 10 gramos de azúcar añadido al día—lo que equivale a la cantidad que se encuentra en una barrita de cereales—podría retrasar el envejecimiento biológico en hasta 2,4 meses.
Por otro lado, los hábitos alimenticios ricos en vitaminas A, C y E, junto con minerales como el magnesio y la fibra, estaban fuertemente vinculados con una edad biológica más baja.
El azúcar y el impacto que no se ve
Más allá de las calorías vacías, el problema del azúcar radica en lo que provoca dentro del organismo. Un consumo excesivo genera inflamación, estrés oxidativo y daños en el ADN, tres factores que afectan directamente a la regeneración celular y aceleran el desgaste del cuerpo.
Esto no significa que un trozo de tarta ocasional sea un problema. Pero cuando los dulces, refrescos y productos ultraprocesados forman parte del día a día, el daño se acumula, interfiriendo en la capacidad natural del cuerpo para mantenerse joven.
los alimentos que sí suman
Si el azúcar acelera el reloj biológico, hay formas de frenarlo. Y la clave está en una alimentación rica en antioxidantes y nutrientes esenciales.
Los investigadores del estudio encontraron que la dieta mediterránea—abundante en frutas, verduras, frutos secos, legumbres y aceite de oliva—es especialmente eficaz para combatir el envejecimiento celular. Gracias a sus propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, este tipo de alimentación contribuye a mantener las células en mejor estado durante más tiempo.
Nutrientes como la vitamina C, la vitamina E y el magnesio desempeñan un papel crucial en la regeneración celular.
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Además, ciertos micronutrientes parecen jugar un papel decisivo en el proceso. La vitamina C, por ejemplo, favorece la producción de colágeno y combate el estrés oxidativo. La vitamina E protege las membranas celulares y el magnesio está involucrado en cientos de funciones metabólicas esenciales para el organismo.
reducir el azúcar sin sacrificar sabor
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lleva décadas intentando luchar contra el consumo excesivo de azúcar. Según sus recomendaciones, lo ideal es consumir entre seis y nueve cucharaditas de azúcar. Aunque puedan parecer muchas, es una cantidad muy menor respecto a la que una persona ingiere a lo largo del día de forma inconsciente.
Eliminar el azúcar añadido de la dieta para estar dentro de los parámetros oportunos no significa renunciar al placer de comer. Existen alternativas que permiten reducir su consumo sin sentir que falta algo:
- Cambiar el azúcar por edulcorantes naturales como la miel, la estevia o el jarabe de arce.
- Optar por agua con gas o infusiones frías en lugar de refrescos y bebidas energéticas.
- Sustituir los cereales azucarados del desayuno por avena con frutas frescas.
El cambio puede parecer pequeño, pero su impacto en la salud es considerable. Más energía, mejor estado de ánimo y una piel más saludable pueden ser algunos de los beneficios visibles. Pero lo más importante es lo que sucede a nivel celular: menos daño acumulado y un envejecimiento más lento.
El estudio lo deja claro: lo que se come influye en la rapidez en que envejecemos y en el modo en que lo hacemos. Reducir el azúcar no solo ayuda a controlar el peso o evitar enfermedades metabólicas, sino que puede marcar la diferencia en la longevidad y calidad de vida. Cuidar la alimentación no es solo una cuestión estética, sino una inversión en el futuro del cuerpo.