En España cada año se diagnostican más de diez mil nuevos casos de linfomas, un tipo de cáncer que afecta al sistema linfático, que forma parte del sistema inmunitario. De ellos, aproximadamente un 20% serán del llamado linfoma de Hodgkin.
Es una variante menos habitual aunque también muy significativa de casos. El linfoma de Hodgkin tiene una presencia mucho mayor en dos grupos de población muy definidos: los jóvenes, de entre 15 y 35 años, y los adultos mayores, de más de 55 años.
Era un tipo de cáncer con una supervivencia alta, pero a base de un tratamiento que podía tener serias repercusiones de salud. Ahora un ensayo clínico ha comprobado que con un nuevo tratamiento de inmunoterapia la supervivencia sube hasta el 92% y se reduce significativamente los posibles efectos secundarios a corto y largo plazo.
En qué consiste el linfoma de Hodgkin
El linfoma de Hodgkin es diferente del resto de linfomas, que suelen empezar en los ganglios linfáticos. El linfoma de Hodgkin afecta a los linfocitos B. Hablamos mucho de ellos durante la pandemia de covid. Son un tipo de células defensivas, los glóbulos blancos, y se encargan de identificar los gérmenes y producir anticuerpos.
Los anticuerpos son proteínas que se pegan al germen y evitan que se multiplique. Por tanto, son fundamentales para combatir las infecciones. Como todos los cánceres, este linfoma empieza cuando las células, en este caso algunos linfocitos B, se descontrolan y empiezan a multiplicarse sin freno.
Los síntomas que presentan son cansancio, inflamación de los ganglios, fiebre, aspectos que pueden ser de muchas infecciones comunes. En gente joven al principio puede quitársele importancia.
El tratamiento clásico era quimioterapia y radioterapia. La tasa de curación era del 80%. Aunque con las altas dosis de radiación crecían el riesgo de cáncer de mama, infertilidad o enfermedades cardíacas o pulmonares.
Una nueva terapia da más esperanzas
El ensayo clínico, que acaba de hacerse público en la revista The New England Journal of Medicine, comparó la evolución de 970 pacientes. A la mitad se le dio el tratamiento estándar, con el medicamento clásico, brentuximab, y a la otra mitad otro fármaco nuevo de inmunoterapia, el nivolumab.
Los resultados del novedoso tratamiento fueron muchos mejores. La tasa de superviviencia subió un 12%, al 92%, que teniendo en cuenta que un 10% de pacientes eran mayores y debilitados, significa que nos acercamos al cien por cien de curación en pacientes jóvenes y adultos jóvenes.
“El objetivo del estudio era también minimizar los efectos secundarios a largo plazo y eso lo convierto en un ensayo clínico sin precedentes”, ha explicado exultante el doctor Jonathan Friedberg, de la Universidad de Rochester (Nueva York) y director de la investigación.
Entre esos menores efectos tóxicos del tratamiento, destacan que hay menos riesgo de problemas cardiacos, dolor óseo, migrañas o vómitos. Además, fue necesario bastante menos radioterapia. “Veremos muchos menos cánceres de mama 20 o 30 años después en estos pacientes”, ha pronosticado el doctor Friedberg.
Cómo actúa la inmunoterapia
Este nuevo tratamiento es una de las innovaciones en inmunoterapia. Es otro planteamiento en cómo tratar las enfermedades.
- La quimioterapia consiste en suministrar medicamentos con sustancias químicas que atacan las células tumorales. A veces afectan a otras y casi siempre tienen duros efectos secundarios.
- La inmunoterapia se basa en utilizar proteínas y otras moléculas que actúen directamente sobre el sistema inmune para que sea este quien identifique y ataque al tumor.
Los medicamentos de inmunoterapia están dando resultados espectaculares en este tipo de tumores que están menos localizados, los que afectan a un grupo de células que fluyen por la sangre (leucemia) o el sistema linfático (linfomas). Los resultados del nivolumab son un buen ejemplo de ello.
Este medicamento también se está utilizando para intentar mejorar el tratamiento de otros tipos de cáncer como el de pulmón, el melanoma y el de riñón. Pero los resultados no son tan buenos.
Los investigadores todavía intentan descifrar por qué no están teniendo tanta suerte en los tratamientos de inmunoterapia contra los tumores en tejidos concretos, tampoco en el cáncer de mama, colon y otros.
Los investigadores señalan que probablemente este tipo de células tumorales al estar más compactadas consiguen defenderse mejor o camuflarse mejor para no ser localizadas por las células defensivas.