El dolor es una respuesta que nos envía el cerebro después de que algunos de los receptores que tenemos repartidos por el cuerpo le informen de un daño.
Que ese dolor se aplaque o perdure en el tiempo de forma crónica tiene que ver tanto del alcance de la lesión como de unos neurotransmisores, los opioides naturales, que se activan y bloquean los receptores del dolor.
Médicos de la Universidad de Northwestern, en el estado de Illinois, han descubierto que solo dos o tres días después de una lesión determinada, el cerebro puede adaptarse de una forma que ya implica que la persona va a padecer un dolor crónico. La investigación se acaba de publicar en la revista Nature.
El recuerdo convierte el dolor en crónico
Los especialistas que han llevado a cabo el estudio, neurólogos y anestesiólogos, han examinado a 110 pacientes que sufrieron un latigazo cervical y tomaron imágenes de las interconexiones de sus cerebros.
Un año después analizaron esas imágenes buscando similitudes en los casos en los que el dolor persistía. “Los pacientes que desarrollaron dolor crónico mostraron una mayor conectividad entre varias zonas del cerebro”, escribía el doctor Paulo Branco, primer autor del estudio.
Había más probabilidad de que el dolor se cronifique cuanta más conectividad había entre el hipocampo (estructura fundamental para la formación y organización de recuerdos) y la corteza cerebral, que se relaciona con la memoria a largo plazo.
“El hipocampo es responsable de consolidar los nuevos recuerdos para convertirlos en duraderos”, explicaba el doctor Branco. De ahí han deducido que el cerebro ha consolidado un recuerdo fuerte de que el movimiento de cabeza se relaciona con dolor agudo.
El dolor es una reacción cerebral
Son suposiciones, porque el estudio no permite explicar científicamente por qué estas conexiones llevan a un dolor crónico. Se limita a reflejar una evidencia.
“Cuando el cerebro vuelve a recibir las señales de movimiento en las cervicales, les presta más atención en función de los recuerdos dolorosos que se formaron por el accidente”, opina el especialista.
Su explicación se basa en la teoría médica más extendida sobre el dolor crónico. Esta teoría apunta que este tipo de dolor persistente se produce por un recuerdo emocional negativo. Tendemos a creer de manera intuitiva que el dolor es algo que surge de la herida que nos hacemos. Pero el dolor parte del cerebro.
“Es el cerebro el que en realidad constituye la experiencia de dolor”, confirma el doctor Branco. “Es el cerebro el que toma la decisión de si un movimiento ha de ser o no doloroso.”
La ansiedad también afecta al dolor crónico
Si somos nosotros con nuestras conexiones y pensamientos quienes creamos el dolor y ahora se sabe que hay un periodo crítico en los primeros días en los que estas conexiones se forman, los investigadores creen que se pueden enfocar los esfuerzos de tratamiento en esta etapa para prevenir que el dolor se haga crónico.
Otro de los aspectos que ha mostrado el estudio es que la ansiedad también influye. Las personas que mostraron mayor ansiedad inmediatamente después del accidente, más riesgo tenían.
“Dado que la ansiedad juega un rol importante en los cambios cerebrales, dirigirse a la ansiedad inmediatamente después de la lesión podría ser una forma de detener estos cambios, posiblemente a través de ansiolíticos u otros medicamentos”, ha apuntado el neurólogo Apkar Apkarian, coautor de la investigación.
Otras posibles vías de tratamiento que habrán de investigar es la adopción de medicamentos que actúan sobre la conectividad cerebral del hipocampo.
¿Funciona igual con todo tipo de dolores?
El otro reto que plantean los investigadores es comprobar si este estudio puede extrapolarse a otros tipos de dolores crónicos. El dolor del latigazo cervical es muy concreto. Es mayoritariamente fruto de un accidente de tráfico. El latigazo cervical se produce por rápido movimiento de ida y vuelta del cuello.
Es lógico pensar que otras lesiones similares, en accidentes o actividades deportivas, puedan tener resultados similares. Pero no queda tan claro cuando el dolor va surgiendo poco a poco y fruto de un deterioro, como puede ser la artrosis, que se produce por la degeneración paulatina de las articulaciones. Ahí no hay un recuerdo emocional tan claro como el de un accidente de coche.
Además hay otros factores que no aparecen en este estudio. Por ejemplo, hay estudios recientes que han comprobado que las mujeres no procesan el alivio del dolor de la misma forma que los hombres y que ellas sufren dolor crónico con mayor frecuencia.
En todo caso, este estudio ayudará a aportar más información a uno de los retos de la medicina como es el manejo del dolor crónico. Se considera dolor crónico cuando dura más de tres meses, y ya afecta a un 17% de los españoles, según los últimos datos de la Sociedad Española de Neurología.
Se sabe que la ansiedad y el miedo hacen que el dolor aumente de intensidad. Ahora gracias a este estudio también sabemos que influye en su cronificación.