Una queja recurrente en los últimos tiempos por parte de las mujeres es que la investigación médica se ha basado casi siempre en el hombre. Los estudios y los ensayos clínicos se centraban en aquellos que han copado mayoritariamente el mundo científico.
Las mujeres, que poco a poco se han ido incorporando como algo más que ayudantes y enfermeras de laboratorios y hospitales, están descubriendo que hay enfermedades que son diferentes en ellas. Y medicamentos que tampoco se metabolizan igual.
Un estudio ha revelado otro aspecto sobre el que se ha debatido mucho. ¿Sienten igual el dolor hombres y mujeres? Como el dolor es subjetivo y difícil de valorar, hay muchas falsas creencias. No hay evidencia de que las mujeres tiendan a dramatizar y exagerar su respuesta al dolor.
Sin embargo ahora sí hay un estudio que ha podido comprobar científicamente que las mujeres no tienen los mismos mecanismos endógenos (propios del cuerpo) para reducir el dolor una vez aparece.
Cómo funciona el mecanismo del dolor
Investigadores de la Universidad de California han comprobado que efectivamente hombres y mujeres utilizan diferentes sistemas biológicos para aliviar el dolor.
Primero hay que explicar que el dolor es una respuesta que envía nuestro cerebro después de recibir señales de unos receptores repartidos por todo el cuerpo y que le mandan una alarma de que algo va mal.
Sabemos que nuestro cuerpo tiene un mecanismo para paliar el dolor. Se trata de opioides naturales que se activan y bloquean los receptores que dan esa señal de alarma. Los medicamentos analgésicos más potentes, como la morfina y el fentanilo, son opioides sintéticos que imitan los del cuerpo.
Lo que se ha comprobado es que en los hombres sí funcionan siempre los opioides, sintéticos o los naturales del cuerpo, para paliar el dolor. Pero en las mujeres no tanto.
diferencias biológicas en el alivio del dolor
Este descubrimiento lo han hecho con un interesante experimento. Los investigadores de california reclutaron un centenar de voluntarios, unos tenían dolor lumbar crónico y otros estaban sanos. A los que no les dolía nada les provocaron un dolor a base de calor (duele pero es inofensivo).
A una parte de los participantes les dieron un medicamento que hace el efecto contrario de los analgésicos: impide que los opioides naturales se activen. A otros se les dio un placebo. Luego se les puso a todos a practicar técnicas de meditación que ayudan a aliviar el dolor.
- Los hombres y mujeres que tomaron el placebo consiguieron alivio con la meditación.
- De los que tomaron el medicamento bloqueador de opioides, las mujeres consiguieron alivio del dolor pero los hombres no tanto.
- Los que tenían dolor lumbar crónico, tanto hombres como mujeres, consiguieron más alivio con la meditación que a los que les infligieron el dolor de modo artificial.
La deducción principal es que las mujeres no utilizan tanto los opioides naturales de nuestro cuerpo como mecanismo para aliviar su dolor.
La medicación de la mujer ha de ser diferente
Es decir, si los medicamentos lo que hacen es actuar como opioides y las mujeres no reducen tanto el dolor con opioides, es lógico pensar que no les hacen el mismo efecto.
“Estos resultados subrayan la necesidad de que las terapias para el dolor sean específicas para cada sexo, porque muchos de los tratamientos que usamos no funcionan tan bien para las mujeres”, ha confirmado el profesor de anestesiología Fadel Zeidan, director del estudio.
La investigación también ayuda a explicar por qué los analgésicos más potentes también conllevan un riesgo significativo de dependencia y adicción.
“La dependencia surge porque las personas comienzan a tomar más medicación cuando la dosis original de opioides deja de hacer efecto”, explica el doctor Zeidan. Su deducción es que, como los medicamentos hacen menos efecto en las mujeres, rápidamente necesitan aumentar la dosis y, por tanto, tienen más riesgo de volverse adictas a los opioides.
Por qué ellas tienen más dolor crónico
El hecho de que el mecanismo de alivio del dolor en ellas sea distinto, también ayuda a explicar que tengan más dolor crónico. No es solo que la medicación falla más. Es que no se ha estudiado bien su dolor.
“Hay claras diferencias entre hombres y mujeres en la forma en que se gestiona el dolor, pero hasta ahora no habíamos visto diferencias biológicas claras”, admite el especialista. “Este estudio proporciona la primera evidencia significativa”.
Las estadísticas señalan que, de todas las personas con dolor crónico, el 60% son mujeres y el 40% hombres.
Los estudios que se han hecho hasta ahora al respecto apuntan que también las hormonas sexuales femeninas, los estrógenos y la progesterona, pueden intervenir alterando la percepción del dolor.