Analizar la composición de las lágrimas da pistas sobre la salud de tu corazón

Detectar a tiempo una cardiopatía isquémica es clave para abordar la enfermedad con mayores garantías de éxito. Analizar la composición de la lágrima y algunas partes del ojo podría ayudar a diagnosticar esta y otras enfermedades cardiovasculares.

Dr. Francisco Marin
Dr. Francisco Marín

Médico de Atención Primaria

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Lágrima

El análisis de la lágrima podría ayudar a detectar ciertas enfermedades cardiovasculares.

El diagnóstico temprano es clave para frenar el progreso de una enfermedad, e incluso para eliminarla. Esto es especialmente importante en las enfermedades cardiovasculares, las cuales, en muchos casos, no dan síntomas hasta que la enfermedad ha avanzado tanto que resulta muy difícil controlarla. 

Por tanto, estar atento a las posibles señales de alerta es la mejor manera de prevenir la aparición y desarrollo de las patologías del corazón. 

Uno de los órganos que pueden dar pistas del estado de la salud cardiovascular es el ojo. 

¿Qué dicen tus ojos sobre tu corazón?

La composición de la lágrima y el grosor de la membrana coroides (la capa de vasos sanguíneos y tejido situada entre la parte blanca del ojo y la retina que suministra los nutrientes a las partes internas del ojo)  podrían ser claves para ayudar a predecir el riesgo de cardiopatía isquémica, de acuerdo con una investigación española.

El análisis de estos dos factores podría ser una herramienta útil, sencilla y práctica y una buena alternativa a los métodos más invasivos que se utilizan hoy en día.

LA ENFERMEDAD DE CORAZÓN MÁS frecuente

Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte a nivel mundial y la cardiopatía isquémica es la más prevalente.

Conocida también como la enfermedad de las arterias, consiste en un estrechamiento de las arterias que van al corazón, lo que disminuye el flujo de sangre al músculo cardíaco.

Está provocada por la arterosclerosis, es decir, la acumulación de placa de ateroma en estas arterias. Según la Fundación Española del Corazón, la acumulación de placa empieza en las primeras décadas de la vida, pero no presenta síntomas hasta que el estrechamiento de la arteria coronaria se hace tan grave que provoca un desequilibrio entre el aporte de oxígeno al corazón (miocardio) y sus necesidades.

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"En este caso se produce una isquemia miocárdica (angina de pecho estable) o una oclusión súbita por trombosis de la arteria, lo que provoca una falta de oxigenación del miocardio que da lugar al síndrome coronario agudo (angina inestable e infarto agudo de miocardio)", explican.

El envejecimiento progresivo de la población, unido al aumento de factores de riesgo como la hipertensión, la hipercolesterolemia, la diabetes o la obesidad han provocado que la cardiopatía isquémica vaya en aumento.

DETECTAR A TIEMPO 

La cardiopatía isquémica es una de esas enfermedades "silenciosas" cuya evolución transcurre sin que nos demos cuenta. Lo dramático del asunto es que si se detectara a tiempo, antes de que la acumulación de placa de ateroma sea excesiva, podrían salvarse muchas vidas.

"En la actualidad, el cribado para la cardiopatía isquémica continúa siendo controvertido, ya que las técnicas disponibles resultan invasivas y tienen un elevado coste para los sistemas de salud", señala Manuel Francisco Jiménez Navarro, investigador del CIBERCV, el Hospital Virgen de la Victoria y el IBIMA que ha coordinado el estudio.

Se está investigando mucho para desarrollar pruebas diagnósticas que permitan detectar la placa de ateroma de forma más sencilla y menos invasiva.

lo que ocurre en el corazón, se ve en tus ojos

Las pruebas oftalmológicas podrían ser muy útiles para valorar de forma todavía más rápida y económica la salud cardiovascular.

"El ojo, por su particular estructura, función y accesibilidad, se presenta como un órgano candidato para la obtención de parámetros con esta finalidad diagnóstica, teniendo en cuenta, además, su implicación más que demostrada en otras patologías a nivel sistémico. En este sentido, los cambios cardiovasculares también se han relacionado con signos que son visibles en el ojo, convirtiendo a este órgano en una ventana que proporciona un acceso rápido al sistema cardiovascular”, explica Manuel Francisco Jiménez Navarro.

El equipo liderado por Jiménez Navarro analizó datos de casi un centenar de pacientes del Hospital Virgen de la Victoria de Málaga con sospecha de cardiopatía coronaria aguda. Los pacientes fueron sometidos a un completo examen oftalmológico, y se analizaron también muestras de sus lágrimas para detectar citocinas (pequeñas proteínas que son cruciales para controlar el crecimiento y la actividad de otras células del sistema inmunitario) y otros mediadores inflamatorios.

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El análisis de todos estos datos permitió encontrar dos biomarcadores que combinados con los marcadores de riesgo clásicos como hipertensión, hipercolesterolemia, diabetes, obesidad, tabaquismo, consumo de alcohol, etc., ayudan a detectar de forma precoz placa de ateroma:

  • El grosor de la membrana coroides. La coroides es una membrana formada por una multitud de vasos sanguíneos que se encuentra entre la esclerótica (o parte blanca del ojo) y la retina, que permite proporcionar oxígeno y otros nutrientes al ojo. Los resultados de esta investigación permitieron concluir que el aumento del grosor coroideo se asocia con la presencia de lesiones coronarias.
  • La composición de la lágrima. Los investigadores observaron que niveles más elevados de G-CSF, una sustancia que ayuda a producir más glóbulos blancos en las lágrimas, podría proteger frente a la enfermedad coronaria. "Esta es la primera vez que una investigación asocia los niveles de G-CSF en lágrimas con la presencia de la enfermedad coronaria, demostrando que un aumento de sus niveles puede constituir un factor protector", concluye el investigador.