El alcance y las consecuencias que tiene la presencia de microplásticos y otros productos químicos en nuestro cuerpo está aun por determinar. No es un aspecto bien estudiado, porque muchas de estas sustancias pueden tener un efecto a largo plazo o simplemente no se han buscado o no se han detectado al hacer los estudios.
Lo ha puesto en evidencia la última investigación al respecto. La ha hecho el Foro de Envases de Alimentos, una fundación de científicos con sede en Suiza y que estudia la seguridad de todos los empaquetados de alimentos y el riesgo de transmisión de tóxicos.
La revisión de cinco análisis previos internacionales que han llevado a cabo ha podido constatar que se habían pasado por alto sustancias. Unos investigadores analizaban unos productos, otros investigadores buscaban otros tóxicos. Ha sido cuando han puesto en común todo cuando han constatado hasta qué punto estamos expuestos a los tóxicos.
Más migración tóxica de la que se creía
Los autores buscaron más de 14.000 productos químicos conocidos que están en contacto con los alimentos. Han encontrado que 3.601 aparecían transferidos a las personas. Eso significa que al menos una de cada cuatro sustancias químicas conocidas pasa al cuerpo. Se encontraron en muestras de orina, sangre y leche materna.
El estudio pone de relieve que hay fallos de seguridad a la hora de hacer el seguimiento de la posible migración de tóxicos de los envases a los alimentos. “Nuestra investigación destaca aquellos productos químicos que se han pasado por alto en los estudios de biomonitoreo hasta ahora”, ha explicado la doctora Birgit Geueke, primera autora del estudio.
Hay sustancias que son bien conocidas y que ya se habían detectado ampliamente en estudios previos. Hablamos de bisfenoles, PFAS (teflón) o ftalatos, por ejemplo. Hay ya varios estudios médicos que alertan sobre sus posibles consecuencias para la salud. Se han relacionado con problemas de fertilidad, con trastornos en el sistema inmune o mayor riesgo de cáncer, infarto e ictus.
El hecho de que el número de posibles tóxicos sea tan elevado no hace sino crear más incertidumbre. Plantea nuevas dudas sobre el riesgo real de este tipo de envases.
¿Son seguros los envases de alimentos?
Estamos en terreno desconocido. Los expertos no se ponen de acuerdo, pues no hay evidencias irrefutables en un sentido u otro. A medida que se han constado peligros con una evidencia científica sólida se han prohibido. Cabe recordar lo que pasó con el bisfenol A. Se constató que podía tener efectos negativos en los niños pequeños y se prohibió su uso en los biberones.
Es una muestra de que queda mucho por investigar y saber. Y este nuevo estudio es una prueba de ello. “Este trabajo destaca el hecho de que los materiales en contacto con los alimentos no son completamente seguros, aunque puedan cumplir con las regulaciones, porque transfieren productos químicos peligrosos conocidos a las personas”, han insistido los autores.
Han puesto el foco especialmente en algunas de las nuevas sustancias que han detectado en el cuerpo, como los antioxidantes sintéticos y los oligómeros. Se sabe poco sobre su presencia ni qué pasa con ellos una vez entran en el cuerpo. “Son sustancias muy utilizadas y de uso generalizado en plásticos y no hay seguimiento”, critican desde el foro.
Algunos químicos encontrados están prohibidos
En una investigación paralela llevada a cabo por el Foro de Envases de Alimentos también se constató otro dato preocupante. Se habían encontrado muestras de 61 productos químicos que están específicamente prohibidos para su uso en envases de alimentación.
La investigación es internacional y los autores no entraron en detalle sobre en qué países se distribuyeron este tipo de envases. Era en recipientes de plástico, papel de aluminio y papel de uso alimentario.
Los científicos apuntan que no está claro por qué estos productos químicos no autorizados aparecían en estos envases. “Es muy difícil explicar de dónde vienen”, admitió la doctora Geueke.
En concreto, los productos químicos detectados son sustancias PFAS, conocidas por su amplio uso en utensilios de cocina y cosméticos, ya que repelen el agua y la grasa. En los envases se detectaron 68 de estos productos químicos, de los cuales solo había siete autorizados.
Los autores creen que posibles impurezas en la elaboración de los envases puede haber hecho que aparezcan muestras de los otros. En todo caso, los autores creen que el hecho de que aparezcan es una buena razón para ponerse más firmes en los controles. “Seguramente hay otras formas de producir envases de alimentos”, añade la doctora Geueke.