Si encargas una pizza, no la comas en el cartón

Vivimos rodeados de sustancias creadas por el hombre capaces de alterar el correcto funcionamiento del sistema endocrino. Unas son fáciles de identificar, otras no tanto. Saber dónde están es clave para reducir los riesgos para la salud.

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Eva Carnero

Periodista especializada en bienestar y nutrición

Actualizado a

Mujeres comiendo pizza
iStock

Una de las claves para gozar de un buen estado de salud reside en el correcto funcionamiento del sistema endocrino, el cual engloba todas las glándulas que fabrican hormonas. Su actividad afecta a todas y cada una de las células del organismo, controlando en parte funciones tan importantes como el crecimiento corporal, la metabolización de los nutrientes, la función sexual, el estado de ánimo, el sueño o la actividad cerebral.

Queda claro que la liberación de hormonas es fundamental para la salud de las personas y por tanto, cualquier anomalía en el sistema endocrino puede ser el origen de numerosas enfermedades, unas más graves que otras. Las glándulas hormonales puede verse alteradas por muchos motivos, entre ellos, la presencia de disruptores endocrinos. 

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Pizzas y hormonas

mujer comiendo pizza

ISTOCK

A priori cuesta creer que exista algún tipo de relación entre las pizzas que encargamos y las hormonas que segregan las glándulas de nuestro organismo. Sin embargo, la hay. En concreto, este vínculo se concreta en que el calor hace que el plástico del cartón que sirve de recipiente a la pizza se trasvase al alimento. 

De modo que si encargas una pizza, los expertos recomiendan que la saques de su envoltorio o bandeja y la coloques en uno de tus platos para evitar ese traspaso del plástico del recipiente. A este tipo de químicos les encanta la grasa y migran más fácilmente a través de ella. Lo mismo ocurre, por ejemplo con las palomitas de microondas o las típicas cajas de hamburguesa. Sácalo todo fuera cuanto antes y cómelo en un plato. 

Minúsculas, pero muy peligrosas 

Qué son los disruptores endocrinos

iStock by Getty Images

Parte del plástico con el que está hecha la caja acaba en la pizza y de ahí a nuestro organismo actuando como un disruptor endocrino. Estas sustancias (creadas por el hombre) que se encuentran presentes en un gran número de objetos cotidianos, entre ellos, los alimentos, tienen la capacidad de anular las hormonas naturales y hacerse pasar por ellas, engañando al cuerpo. 

Por otro lado, a pesar de que el plástico es uno de los más habituales, no es el único, ni mucho menos. Entre ellos, podemos encontrar el cadmio, el plomo, el mercurio o el arsénico. Estas y otras muchas sustancias son parte de la composición de multitud de objetos que nos rodean, desde el agua que bebemos, hasta los productos que utilizamos para la limpieza del hogar, los muebles, los utensilios de la cocina, o incluso el mismo aire que respiramos. 

Todos ellos, de un modo u otro, acaban por llegar al interior de nuestro organismo circulando por la sangre en pequeñas dosis o, en algunos casos, acumulándose en las arterias aumentando el riesgo de infarto y de ictus, tal y como recoge un estudio italiano publicado en The New England Journal of Medicine. 

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Medidas de protección

Que estamos expuestos a más agentes contaminantes que hace 50 años ya lo sabemos. Pero ¿en qué punto estamos? ¿Cuál es el nivel de las concentraciones de disruptores endocrinos en la actualidad?  Y, sobre todo, ¿Cuánto tiempo permanecen estas sustancias en el organismo? Según la doctora Magda Gasull, investigadora del Hospital del Mar Research Institute (Barcelona), "las concentraciones corporales de muchos contaminantes, como el DDT o los PFAS, han disminuido gracias a su regulación y prohibición. Como consumidores estar bien informados y apoyar las iniciativas que contribuyen a los cambios de las políticas públicas y privadas en el uso de sustancias es la mejor forma de conseguir cambios significativos para reducir la exposición a muchos de estos contaminantes que pueden enfermarnos".

Por otro lado, la experta señala cómo la permanencia de estas sustancias en nuestro cuerpo puede oscilar mucho. "Algunos pueden permanecer varios años, como los PCB (Policlorobifenilos) prohibidos durante décadas, pero presentes en condensadores y transformadores antiguos". Y añade: "En cambio, hay otros como los bisfenoles y los ftalatos, que se eliminan en 24 horas. A pesar de ello -concluye- estudios con análisis de orina muestran que nuestra exposición es constante".

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¿Cómo evitar los disruptores en casa?

Vaya por delante que en el mundo en el que vivimos en la actualidad es imposible evitar por completo el contacto con los disruptores químicos que alteran el funcionamiento de las glándulas hormonales. Sin embargo, lo que sí se puede hacer es reducir nuestra exposición a estos agentes contaminantes y así minimizar sus efectos negativos en la salud. 

Hay que evitar los disruptores endocrinos

Estas son algunas de las sugerencias de los expertos para esquivar, en la medida de lo posible, los disruptores endocrinos:

  • Siempre que puedas, compra fruta y verdura ecológica.
  • Busca productos que digan "sin ftalatos", "sin parabenos" o "sin BPA".
  • Evita los productos de belleza y bienestar perfumados. En su lugar, escoge productos en los que en su etiqueta diga "sin fragancias".
  • Bebe agua filtrada.
  • Evita, o al menos, reduce el uso de los recipientes de plástico en el microondas.
  • Emplea utensilios de cocina que no sean de plástico.
  • No compres juguetes infantiles de plástico.
  • Reduce los productos químicos en el hogar aspirando con frecuencia y limpiando el polvo. 
  • Elige productos de limpieza naturales.