La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce el dolor crónico como una enfermedad independiente y no solo como un síntoma de otras patologías.
En España, se estima que el dolor crónico afecta a entre el 17% y el 18% de la población, una cifra muy significativa que subraya la importancia de abordarlo como un problema de salud pública.
Hay algunas enfermedades, como la fibromialgia, que tienen el dolor de forma crónica como síntoma principal. La Dra. Concha Pérez, miembro de la Sociedad Española del Dolor (SED) y jefa de la Unidad del Dolor del Hospital Universitario de La Princesa (Madrid) nos explica las diferencias que existen entre estas dos enfermedades.
¿Qué es el dolor crónico?
El dolor crónico se caracteriza por su persistencia y duración prolongada y porque continúa más allá de la resolución de la causa inicial que lo provocó, lo que significa que el dolor persiste incluso después de que la lesión o enfermedad original se haya curado o tratado adecuadamente.
Se considera crónico cuando el dolor se extiende por un período superior a tres meses, un criterio temporal ampliamente aceptado en la comunidad médica para diferenciarlo del dolor agudo.
"El dolor te acompaña siempre. Convive contigo", explicó a Saber Vivir la Dra. Concha Pérez. Es una enfermedad que afecta a gran parte de la vida: tanto personal, como familiar, laboral… "hay pacientes a los que, por ejemplo, les operan de una rodilla (porque tienen problemas en ella) y a pesar de que la cirugía esté bien hecha y hayan recuperado la movilidad de la rodilla y de su extensión, el dolor persiste en el tiempo".
Diferencias entre el dolor crónico y la fibromialgia
El dolor crónico y la fibromialgia comparten varias características importantes, aunque se consideran dos enfermedades distintas. Ambas se caracterizan por un dolor persistente y tienen un gran impacto en la calidad de vida (tanto a nivel físico como mental), pero tienen también diferencias importantes:
La OMS clasificó la fibromialgia como enfermedad en 1992, marcando un hito en su reconocimiento médico. Afecta múltiples áreas del cuerpo, no solo una zona localizada y predominantemente a las mujeres, con una proporción significativamente mayor que en los hombres. Quienes la sufren experimentan una mayor sensibilidad al dolor, especialmente en puntos específicos llamados "puntos gatillo". Además del dolor, puede haber fatiga, problemas de sueño y dificultades cognitivas ("fibroniebla").
"La fibromialgia es un tipo de dolor crónico, pero no solo es dolor", afirmó, “además de dolor, tiene asociados otros aspectos".
En el caso del dolor crónico, tal y como nos explicó la Dra. Pérez, "el síntoma más claroes, como su nombre indica, el dolor, bien en una sola parte del cuerpo o en ocasiones en más.”
Retos en el diagnóstico de la fibromialgia y el dolor crónico
El diagnóstico del dolor crónico y la fibromialgia presenta varios desafíos que complican su identificación y tratamiento. Ambas enfermedades involucran factores biológicos, psicológicos y sociales, lo que dificulta un diagnóstico simple. Además, los pacientes pueden experimentar una amplia gama de síntomas que fluctúan en intensidad y localización.
Por otro lado, la causa exacta de estas condiciones sigue siendo un misterio, lo que complica su abordaje. Algunas personas, incluyendo profesionales de la salud, pueden subestimar la gravedad de estas condiciones.
Los pacientes a menudo deben pasar por múltiples especialistas antes de llegar a una Unidad del Dolor especializada. "Cuanto antes se aborde el dolor, cuando antes se empiece a tratar, mejor perspectiva de mejora tendrá", nos comentó la doctora.
Sin embargo, los pacientes a menudo pasan por diversos especialistas para descartar otras enfermedades antes de llegar a un diagnóstico, lo que puede ser un proceso largo. Y es que uno de los principales problemas es que los médicos de familia generalmente no pueden derivar directamente a estas unidades especializadas.
Cómo mejorar el tratamiento y el diagnóstico
Para mejorar el tratamiento del dolor crónico y la fibromialgia, se pueden implementar varias estrategias. Una de ellas tiene que ver con el estudio del dolor crónico en las facultades de medicina y la actualización regular a los profesionales de la salud sobre los avances en estos temas porque, de acuerdo con la especialista, "en las Universidades no se estudia por ahora el dolor crónico como una enfermedad, y eso es un problema".
Resultaría muy beneficioso para el avance en el diagnóstico y el tratamiento de estas patologías educar a los médicos sobre la realidad y gravedad de estas condiciones.
Otros aspectos que los pacientes reclaman es un enfoque multidisciplinario y abordar no solo el aspecto físico del dolor, sino también los componentes psicológicos y sociales.
"Es necesario implementar medidas, entre la que es prioritaria la capacidad de los médicos de Atención Primaria de derivar a sus pacientes a las Unidades del Dolor y que conozcan las carteras de las Unidades del Dolor para saber en qué pueden ayudar al sufrimiento de estos pacientes”, nos aseguró la doctora Pérez.
¿Qué son las Unidades de Dolor y cómo funcionan?
Las Unidades del Dolor son servicios especializados dentro del sistema de salud diseñados para abordar de manera integral el tratamiento del dolor crónico y complejo. Sus principales funciones son:
- Reducir la intensidad y frecuencia del dolor experimentado por los pacientes.
- Mejorar significativamente la calidad de vida de quienes sufren dolor crónico.
- Prevenir complicaciones asociadas con el manejo inadecuado del dolor.
- Proporcionar educación a pacientes y familiares sobre el manejo efectivo del dolor.
Tratamiento del dolor crónico
Los tratamientos para el dolor crónico son diversos y se adaptan a las necesidades individuales de cada paciente. Un enfoque integral y multidisciplinario suele ofrecer los mejores resultados.
Estos son los principales tipos de tratamiento:
- Tratamiento farmacológico, que puede ser con analgésicos (en especial al principio), con opioides (en los casos más graves) u otro tipo de medicamentos adyuvantes (como antidepresivos o anticonvulsivos, que pueden modificar la percepción del dolor).
- Terapias físicas como la fisioterapia, la terapia ocupacional o la estimulación eléctrica transcutánea (TENS).
- Técnicas psicológicas, como la terapia cognitivo-conductual o las técnicas de relajación y meditación.
El tratamiento óptimo del dolor crónico generalmente implica una combinación de estas terapias, adaptadas a las necesidades específicas de cada paciente. Un equipo multidisciplinario de profesionales de la salud puede proporcionar el enfoque más completo y efectivo para controlar el dolor y mejorar la calidad de vida del paciente.