“Seguir una vida activa junto a una dieta sana y equilibrada”, es la respuesta que los expertos en salud suelen dar al preguntarles qué hay que hacer para mantener o aumentar el metabolismo a partir de los 50 años. Una respuesta que, reconozcámoslo, no satisface. Y es que al llegar a esta edad resulta mucho más difícil lucir un cuerpo tonificado. De pronto, lo que un día podíamos conseguir haciendo dieta y llevando una rutina ejercicio, ahora parece quedarse corto.
Un hecho que nos lleva a pensar que el metabolismo empieza a funcionar más lento a partir de los 50 años. Al fin y cabo, parece ser lo único que justifique que, pese a seguir una buena dieta y una vida activa, seamos más propensos a engordar o sentirnos más cansados. Aunque esto, no es estrictamente así. Existe un tercer punto clave para lograr subsanar la situación: dormir.
El tercer pilar clave para activar y acelerar el metabolismo a los 50 años
“¿Dormir?”. Lo sabemos, puede que estés cuestionando cómo influye esta función básica del cuerpo para activar el metabolismo. Al fin y al cabo, siempre se ha dicho que cuando se concilia el sueño el metabolismo disminuye el ritmo. De ahí a que los nutricionistas aconsejen cenar ligero para evitar digestiones pesadas. Por no hablar de que, a diferencia de seguir una dieta pautada o realizar una rutina de entrenamiento concreta, dormir es algo básico y funcional. Y sí, es cierto: dormir resulta algo básico, pero obtener un buen descanso… no lo es.
El sueño es clave para que el cuerpo recupere una energía que, después, invertirá en llevar a cabo sus funciones básicas. Unas donde el metabolismo no es la excepción. Es por ello por lo que la cantidad de horas de sueño junto a la calidad del descanso que se experimenta resulta esencial. Al fin y al cabo, es esa obtención de energía la que ayuda a que el metabolismo funcione correctamente como señala el estudio realizado por el profesor de genética Chih-Hao Lee, de la Universidad de Harvard.
Cómo influye el descanso en el metabolismo
Al fin y al cabo, la gran mayoría (por no decir, el 100%) hemos experimentado en alguna ocasión un mal o escaso descanso que nos ha llevado a notarnos más lentos a la hora de pensar o realizar determinadas tareas. Un cansancio puntual que, si se experimenta de manera constante, puede ocasionar que, en este caso concreto, el metabolismo vea reducida su velocidad. Esto se debe a que el cuerpo ha obtenido menos energía y, por tanto, tiene menos cantidad qué invertir en el metabolismo. Lo que conlleva a que el cuerpo no sea capaz de llevar a cabo el proceso a la perfección.
Como determinó la investigación, cuando se experimenta de manera reiterativa un mal descanso -ya sea porque no se han alcanzado las horas recomendadas o porque no se ha conseguido conciliar un sueño profundo y reparador-, el cuerpo ve alterada su capacidad de producir insulina y leptina. Dos hormonas que juegan un papel clave para el metabolismo. La primera de ellas se encarga, principalmente, de digerir los carbohidratos obteniendo energía del proceso mientras que, en el caso de la leptina, contribuye a regular y saciar el apetito.
Sin ellas, se puede estimular un apetito continuo y, al mismo tiempo, una reducción de la velocidad. Dos consecuencias que favorecen que el cuerpo engorde. Por otro lado, la ausencia de un buen descanso también puede ver alterado el desarrollo de la hormona del crecimiento, la encargada de desarrollar la masa muscular, lo que promueve que se pierda tonificación en el músculo y aparezca cierta flacidez. Además, como el metabolismo funciona más lento tiende a aparecer tejido graso.
Cómo funciona el metabolismo a partir de los 50 años
A través del metabolismo el cuerpo extrae la energía necesaria para llevar a cabo sus funciones principales. Sí que es cierto que, con el transcurso de los años, el ritmo metabólico puede disminuir. Esto puede ser un efecto, por ejemplo, de la llegada de la menopausia. La ausencia del periodo hace que los niveles de los estrógenos desciendan lo que hace que el metabolismo pierda eficacia y sea más propenso a acumular grasa y, con ello, a engordar.
De ahí a que, más allá de seguir una dieta equilibrada que le reporte al cuerpo los nutrientes necesarios junto a algunos ejercicios de fuerza que ayuden a trabajar la masa muscular, el buen descanso sea esencial. Sin él, el cuerpo no obtiene esa energía que le ayuda a realizar correctamente las funciones y activar el metabolismo alcanzando esa tonificación.