Decir que vamos a hablar de los agonistas de la GLP1 puede echar para atrás a cualquiera. Y no debería, porque seguramente estamos ante el cambio más importante que se ha producido en medicina en los últimos años.
Este extraño nombre es el principio activo de medicamentos que sí te pueden sonar, como Ozempic, Wegovy o Mounjaro. Son fármacos que están en boca de todos los que tienen problemas de obesidad o diabetes. Después de interminables dietas milagro y tratamientos infructuosos, estos fármacos sí han demostrado científicamente una eficacia real para reducir el peso.
Sus ventajas van mucho más allá y apenas acabamos de verlas. Primero, porque hasta ahora han sido tratamientos costosos, lo que ha limitado su uso. Segundo, porque hace solo un par de años que se utilizan para la obesidad. Esto va a cambiar y sus beneficios pueden ser tan grandes que afectará a toda la sociedad.
La nueva revolución en medicamentos
Los agonistas son sustancias que se unen a una célula y activa una respuesta. Las células tienen varios receptores y los agonistas son como llaves que abren una puerta (los receptores) y provocan una acción en la célula. Los agonistas pueden ser naturales, como ciertas hormonas, o sintéticos.
Lo que se ha conseguido en laboratorio es crear una de estas hormonas sintéticas que imita la hormona natural del GLP-1. Esta hormona sirve para estimular la insulina y reducir el azúcar en sangre, retrasar el vaciado gástrico y actúa en el cerebro para frenar la ansiedad por comer.
Los agonistas de GLP1 se empezaron a utilizar en la diabetes para crear insulina. Y fue cuando confirmaron todos los efectos en las ganas de comer cuando se han disparado sus ventas. Son caros: Mounjaro y Wegovy pueden costar más de 200 euros al mes y Sanidad solo ha cedido a pagar casos de obesidad mórbida.
Pero puede cambiar. A medida que se vea que estos medicamentos van más allá. Nuevos estudios apuntan que también están reduciendo los riesgos cardiovasculares, la apnea del sueño, la enfermedad renal crónica y el consumo de drogas y alcohol. Además, hay indicios de un posible efecto en el alzhéimer.
Se van a mejorar los tratamientos
Las farmacéuticas que comercializan estos medicamentos, Novo Nordisk y Eli Lilly, han disparado sus beneficios. El resto de empresas del sector se apresuran a investigar sus propios agonistas de GLP1. Por eso ya se apuntan que se van a resolver algunos problemas que tienen. Por ejemplo:
- La molestia de que sean inyectables y hayas de pincharte. Ya se trabaja en formato de pastillas, fáciles de tomar.
- Los efectos secundarios, como diarreas, estreñimiento o náuseas. Se están reduciendo en nuevas formulaciones.
- El precio. La aparición de más competencia reducirá los costes. Además, las patentes iniciales llevan tienen ya veinte años y algunos países, como India, China o Brasil, tienen preparados genéricos que van a reducir el coste.
Los efectos sociales ya se están viendo. En Estados Unidos, con alto poder adquisitivo y una enorme cantidad de población obesa, uno de cada ocho adultos ya ha tomado algún medicamento de GLP1. Es un excelente banco de pruebas donde se acumulan los estudios sobre sus beneficios.
Cómo va a cambiar nuestra sociedad
La aparición de estos medicamentos se comparó con la viagra por éxito de comercialización. Sin embargo, la revista The Economist va más allá. Aseguraba en un artículo que la revolución a nivel social de los agonistas de GLP1 va a ser tan grande fue la pastilla anticonceptiva.
La píldora permitió a la mujer tener mayor control de su vida y no verse obliga a dejar su trabajo o estudios. Estos nuevos medicamentos pueden reducir la imagen negativa que los obesos tienen en el mundo laboral. Su caso se verá más como una enfermedad tratable. También puede ayudar a frenar las adicciones a la marihuana y otras drogas, también al alcohol.
A medida que se confirmen los estudios harán ver a las gobiernos que es más útil tener una sociedad con menos obesos y drogadictos, que el coste que estos medicamentos suponen para Sanidad, y seguramente se generalizará su uso.
Pero no todo el mundo tiene una visión tan optimista. En principio su consumo no es de por vida. Se ha de parar y la persona tiene que haber adoptado unos hábitos saludables o volverá a engordar y a tener riesgos cardiovasculares y de diabetes.
Tampoco se sabe todos los efectos a largo plazo que pueden tener estos medicamentos. Puede dar sorpresas positivas, como apuntan algunos, en el aumento de la longevidad.
O pueden aparecer efectos inesperados aún desconocidos. Por ejemplo, se apuntó que de inicio podían afectar a la eficacia de las pastillas anticonceptivas.