Los riesgos para la salud tras un desastre natural como las inundaciones de Valencia no se acaban cuando se marchan las aguas. Queda mucha tarea por hacer de limpieza y desinfección.
Además de los riesgos sanitarios de infecciones, como el tétanos o gastroenteritis, los voluntarios y habitantes de la zona que participan en las tareas de limpieza se enfrentan a otro riesgo que la mayoría no sospecha. Se trata de la intoxicación por monóxido de carbono.
“Supone un peligro invisible especialmente en casos de catástrofes”, advierte Elisabet Silvestre, doctora en Biología y especialista en salud ambiental. Una veintena de voluntarios han sido los primeros en sufrir sus consecuencias cuando trabajaban limpiando en la localidad valenciana de Chiva.
Monóxido de carbono: el asesino silencioso
“El monóxido de carbono es un gas que no tiene olor, color y no es irritante. Por tanto las personas se exponen a ese gas sin notarlo. Por eso se le llama el asesino silencioso”, advierte la doctora Alba Negrín, especialista en Toxicología.
Las personas respiran el gas y, a través de los pulmones, se va distribuyendo por todo el cuerpo. Una vez llega a los órganos evita que llegue el oxígeno a los tejidos. Las consecuencias, si no se detecta a tiempo, puede ser convulsiones, insuficiencia cardiaca e incluso la muerte.
Seguramente lo conocerás porque periódicamente aparecen noticias de personas que han fallecido por intoxicación de monóxido de carbono después de quedarse dormidos con una estufa encendida o una chimenea.
Los primeros síntomas son dolor de cabeza, náuseas, vómitos, dolor general. Síntomas muy genéricos y que es fácil confundir con una gripe o resfriado. También con una infección gastrointestinal, que es uno de los problemas más habituales con los que se encuentran ahora las personas que colaboran en las zonas inundadas.
Por qué hay más riesgo tras la inundación
Los tubos de escape de los vehículos o generadores de luz y bombas para achicar agua son una importante fuente de monóxido de carbono. “Los profesionales lo saben pero los ciudadanos quizá no”, advierte la Elisabet Silvestre.
“Cuando se dan catástrofes, las intoxicaciones por monóxido de carbono que provienen del uso de generadores están por encima del 75%, son muy muy frecuentes”, añade.
Es lo que les ha pasado a la veintena de voluntarios que trabajaban este fin de semana en las tareas de limpieza de un garaje en Chiva. Cuando se han dado cuenta uno de los voluntarios sufría ya una crisis convulsiva. Otras siete personas también necesitaron asistencia hospitalaria.
El motivo en este caso ha sido la mala combustión en el motor de una bomba de agua. “Hay que protegerse de riesgos asociados al uso de generadores, grupos electrógenos, bombas de agua... ¡siempre usarlos en el exterior de las viviendas!”, ha enfatizado la bióloga. “Nunca utilizarlos en sótanos y garajes incluso cuando las ventanas o puertas están abiertas”.
Un riesgo que se alarga en el tiempo
La Consejería de Salud de la Generalitat valenciana, tras conocer la intoxicación de Chiva, insistió en que todos los generadores portátiles que funcionen con gasolina, diesel o propano tiene riesgo y que no deben usarse en interior ni estar “a menos de 5 metros de cualquier puerta o ventana”.
Además, no podemos quedarnos solo con el peligro inminente que suponen en estos primeros días de emergencia. Hay una segunda fase, la de recuperación, que puede durar muchos meses. “En esta fase se suelen usar calderas y hornos dañados por las inundaciones, y se realiza la combustión de carbón y leña por falta de suministro eléctrico”, explica Silvestre.
Hay estudios que muestran que el uso del generador portátil representa hasta el 76% de muertes posteriores a la tragedia. Un generador con mala combustión expulsa tanto monóxido de carbono como seis coches y se acumula rápidamente.
El gas se acumula rápida y fácilmente hasta niveles letales en cualquier ambiente interior. Por eso hay que actuar con celeridad en cuanto se detecta.
“Se requiere un tratamiento específico para neutralizar las secuelas de este tipo de intoxicaciones”, dice la doctora Negrín. Ese tratamiento no es otro que el oxígeno. Contrarrestar los efectos del monóxido dando al paciente una mascarilla con oxígeno.
Por eso es importante ventilar en cuanto pensamos que nos hemos intoxicado y llamar al médico para ser atendidos adecuadamente.