Dra. Nina Gramunt, neuropsicóloga: "Está demostrado que hay hábitos que influyen en la prevención del alzhéimer"

Seguir unos hábitos saludables puede ayudar a evitar o retrasar la aparición del alzhéimer. La ciencia ha demostrado qué podemos hacer para mejorar nuestra salud cerebral.

Soledad López
Soledad López

Periodista especializada en salud y nutrición

Actualizado a

pareja madura feliz
ISTOCK

El alzhéimer no es una enfermedad que aparezca de golpe. Unos 10 o 15 años antes de que los primeros síntomas se hagan evidentes, el cerebro de las personas afectadas ya empieza a sufrir cambios.

En un 1% de los casos de alzhéimer, los genes hacen que la enfermedad acabe apareciendo inevitablemente. Pero en muchos casos, se puede evitar o retrasar su aparición. De hecho, un comité de expertos de la prestigiosa revista médica The Lancet llegó a la conclusión, tras revisar diversos estudios, de que hasta 1 de cada 3 casos de alzhéimer se podría evitar o retrasar con unos hábitos de vida saludables.

Hablamos con la Dra. Nina Gramunt, neuropsicóloga de la Fundación Pasqual Maragall, sobre cuáles son los hábitos que protegen las neuronas y pueden ayudar no solo a prevenir la enfermedad, sino también enlentecer el avance de los síntomas en aquellas personas que ya la padecen.

Cuidar el corazón para evitar el alzhéimer

De acuerdo con la Dra. Gramunt, la salud cardiovascular y la salud cerebral están muy relacionadas. “Un corazón sano es clave para que haya una irrigación adecuada del cerebro”, explica. Y es que el cerebro se nutre del oxígeno y la glucosa que le llegan a través de la sangre, por lo que, si el sistema cardiovascular funciona de forma adecuada, las neuronas estarán bien nutridas.

En este sentido, factores como el control de la hipertensión, el colesterol, la diabetes y la obesidad resultan claves para evitar el alzhéimer, dado que son los principales factores de riesgo cardiovascular.

Hay estudios que indican que tener hipertensión o una diabetes mal controlada entre los 40 y los 65 años aumenta el riesgo de demencia, por lo que es especialmente importante controlar estos factores de riesgo cardiovascular en esta franja de edad.

Los 15 consejos imprescindibles para cuidar tu corazón

iStock by Getty Images

Un buen sueño aleja el alzhéimer

Dormir bien es otro factor importante para evitar o retrasar el alzhéimer. “Durante el sueño se activan mecanismos que son necesarios para deshacernos de productos tóxicos del metabolismo cerebral, como la proteína beta-amiloide”, explicó a Saber Vivir la neuróloga.

Y es que mientras descansamos, en nuestro cerebro se activan una especie de mecanismos de limpieza que ayudan a eliminar los depósitos de proteína beta-amiloide que se acumulan durante la vigilia y que pueden perjudicar el buen funcionamiento de las neuronas. 

Así, mientras estamos despiertos generamos proteína beta-amiloide y con el sueño la eliminamos.“Pero si pasamos horas despiertos porque sufrimos insomnio o el sueño no es reparador, ese equilibrio se rompe y se acumulan tóxicos”, advierte.

Por otro lado, los cambios neurológicos que ocurren en el cerebro de las personas con alzhéimer también alteran la calidad del sueño, lo que acaba agravando todavía más la enfermedad.

El ejercicio físico nos protege del alzhéimer

El deporte es una estupenda medicina para el corazón, y su buen funcionamiento es clave para que nuestras neuronas estén bien nutridas”, explica la doctora.

Asimismo, hay estudios que indican que el ejercicio ayuda a reducir el daño vascular producido por las pequeñas isquemias que tienen lugar en el cerebro debido a la falta de oxígeno (y que la mayoría de personas con alzhéimer tienen).

Además, el ejercicio físico favorece la formación de nuevas neuronas. Pese a que antes se solía creer que nacíamos con un numero determinado de neuronas, la ciencia ha demostrado que el cerebro es plástico y puede crear nuevas conexiones neuronales e incluso nuevas neuronas en el hipocampo, que es precisamente la primera parte del cerebro que se ve afectada en las personas con alzhéimer y la encargada de la memoria más reciente.

Aprender cosas nuevas estimula el cerebro

Mantener la mente activa, de acuerdo con la Dra. Gramunt, “es clave para aumentar la reserva cognitiva, relacionada con la cantidad de conexiones neuronales que tenemos y su eficiencia”. Hay que tener en cuenta que nuestro cerebro será más resistente a la acumulación de proteínas nocivas que favorecen la aparición del alzhéimer si tenemos una reserva cognitiva alta.

La especialista nos explica cuáles son las características que deben cumplir las actividades o hobbies para potenciar las conexiones neuronales:

  • Implicar un aprendizaje: “Aprender algo nuevo es lo que genera nuevas comunicaciones entre las neuronas”, señala. Cada persona puede elegir aquellas actividades que le resulten interesantes y no tienen por qué ser complicadas, solo tienen que resultar desafiantes y e implicar novedad, de modo que nos ayuden a salir de nuestra zona de confort desafiarnos y nos planeen pequeños retos.
  • Ser motivadoras: Si la actividad no resulta estimulante, nos generará frustración y seguramente la abandonaremos”, explica. Es esencial que disfrutemos al hacerla.
  • Que haya variación: Si, por ejemplo, nos especializamos en hacer solo crucigramas, llegará un momento en que seremos expertos y, aunque nos sirva como método para desconectar o relajarnos, dejará de ser algo nuevo de lo que aprender y no nos servirá para crear nuevas conexiones neuronales. No conviene limitarse a una sola actividad, hay que realizar una variedad de cosas diferentes: unos días juegos de lógica, de mesa o pasatiempos; otros, un taller de manualidades o cantar en una coral...

    Las relaciones sociales previenen el alzhéimer

    Tener una red de relaciones sociales ayuda a evitar la soledad, uno de los factores de riesgo de la depresión, que perjudica la salud del cerebro y se asocia a un mayor riesgo de demencia.

    La socialización también ayuda a estimular el cerebro.Desde el momento que hacemos algo con otra persona, tenemos que realizar constantemente un esfuerzo por abrir nuestra mente, ponernos en el lugar del otro... Y esto es una estimulación cognitiva constante”, asegura la doctora. Las relaciones sociales favorecen el aprendizaje de cosas nuevas, aunque sean pequeños detalles, algo muy saludable para el cerebro.