Una de las primeras cosas que ves cada mañana al despertar es tu rostro en el espejo. Es normal que te fijes en los detalles y observes si hay más o menos ojeras, si ha aparecido alguna cana impertinente, si están saliendo pequeñas arrugas o si la piel se mantiene tersa y sana.
No hace falta obsesionarse, pero es normal prestar atención a estos cambios que nos recuerdan el paso del tiempo. El envejecimiento es algo inevitable, y su impacto no tiene que ver únicamente con la edad, sino también con la forma de envejecer.
Cada persona envejece de una manera específica. Es más, cada parte del cuerpo se deteriora de un modo distinto y con una velocidad e intensidad diferente. El envejecimiento biológico puede estar influenciado por el estilo de vida, así como por la genética.
A pesar de las diferencias, también hay muchos puntos en común (la mayoría), siendo el más visible el impacto que deja el envejecimiento en la piel.
a dos velocidades
Nuestra piel envejece de dos maneras: de forma sutil y progresiva, es decir, de forma que podríamos llamar silenciosa; o, por el contrario, de una forma mucho más acelerada y visible.
Cuando aparecen esas primeras líneas finas, ves tu piel más apagada o notas cierta pérdida de elasticidad, es probable que estés experimentando el envejecimiento silencioso.
Si lo que hace su aparición son las arrugas profundas, mayor flacidez o manchas en la piel, estás delante del llamado envejecimiento ruidoso.
lento y progresivo
El envejecimiento silencioso “se desencadena poco a poco, generando signos de la edad en la piel. Como sucede gradualmente, solemos notarlo cuando estos ya son muy visibles", explica la cosmetóloga Lara González. Es decir, este proceso es progresivo y casi imperceptible, pero sus efectos se acumulan con el tiempo.
Suele comenzar alrededor de los 30 años, cuando empieza a disminuir la producción de colágeno y elastina. ¿Cuáles son sus señales?
- Aparecen las primeras líneas de expresión.
- La renovación celular se vuelve más lenta.
- La piel muestra un tono apagado y una textura menos uniforme.
- Las manchas solares también se hacen más visibles y persistentes.
repentino y evidente
El envejecimiento ruidoso aparece de pronto, de forma abrupta y notoria. Se suele dar a partir de los 45 años y tiene una estrecha relación con la menopausia. Este proceso que sufren las mujeres conlleva una disminución de estrógenos y una pérdida de colágeno y elastina.
Si hemos estado expuestos a periodos prolongados de estrés, el aumento de cortisol también puede provocar un envejecimiento ruidoso más temprano. Sus señales, en cualquier caso, son las mismas:
- Aparición de líneas y arrugas marcadas.
- Pérdida de firmeza.
- Hiperpigmentación acelerada.
frenar el envejecimiento silencioso
Por supuesto, no podemos parar el avance del tiempo y su impacto en nuestro organismo, pero podemos actuar para prevenir algunos de sus signos más evidentes.
Entre los consejos que ofrecen los expertos, destacan:
- Aplicar protector solar diariamente.
- Usar productos ricos en antioxidantes como las vitaminas C y E.
- Optar por renovadores de grado medio, como retinoides en bajas concentraciones o hidroxiácidos.
- Realizar una rutina de cuidado que incluya una buena hidratación.
Según apunta Estefanía Nieto, especialista en dermocosmética, "es necesario usar agentes antiedad con capacidad de actuar a nivel celular, como retinoides en concentraciones altas, péptidos, factores de crecimiento e hidroxiácidos".
Chica poniéndose crema solar en el hombro
Además, tenemos que elegir cremas ricas en emolientes y lípidos para compensar la pérdida de humedad y mantener la piel nutrida. Ingredientes como ceramidas, ácido hialurónico y aceites botánicos pueden ser básicos.
Para fortalecer la barrera cutánea y mejorar la elasticidad de la piel, puedes incorporar ingredientes como la niacinamida, una forma de vitamina B3, y los péptidos, activos imprescindibles en la cosmética antiedad.
Estos componentes se pueden encontrar en muchos alimentos. La niacinamida está presente en la carne, el pescado, la leche, los huevos, las verduras y los cereales. Los péptidos forman parte de nuestro organismo, pero también se pueden encontrar en la carne, el pescado, los huevos y los productos lácteos.
El papel de la nutricosmética
La alimentación influye en nuestra salud y apariencia, por lo que cada vez son más las personas que cuidan su dieta y recurren a los llamados nutricosméticos. Se trata de complementos alimenticios con principios activos como colágeno, ácido hialurónico y antioxidantes, que mejoran la piel, cabello y uñas desde el interior.
Desde luego, no podemos afirmar que sean milagrosos, pero si los combinas con una dieta equilibrada y ejercicio, pueden llegar a ser eficaces.
La suplementación puede ayudar a prevenir el envejecimiento de la piel
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La suplementación también puede contribuir en la lucha contra el envejecimiento silencioso y el ruidoso.
Para el silencioso, se recomiendan los suplementos ricos en antioxidantes, como vitamina C, astaxantina y coenzima Q10.
En el caso del envejecimiento ruidoso, optaremos por ingredientes nutritivos y regeneradores, como ácidos grasos omega-3, colágeno hidrolizado, ácido hialurónico y vitamina A. Estos componentes ayudan a restaurar la firmeza y elasticidad de la piel desde el interior.
Identificar en qué etapa del envejecimiento se encuentra nuestra piel es clave para elegir la estrategia de cuidado más adecuada. Como ves, el envejecimiento silencioso requiere un enfoque preventivo, mientras que el ruidoso reclama tratamientos más intensivos.
Lo ideal es combinar una rutina de cuidado efectiva, la protección solar, una alimentación equilibrada y ejercicio regular para marcar la diferencia en el cuidado de la salud y la apariencia de la piel.