Dr. Valentí Fuster, cardiólogo: "Tenemos que crear una cultura de la salud que empiece con la familia o en los lugares de trabajo"

Los cardiólogos se han centrado en curar las enfermedades cardíacas y menos en prevenirlas. Esto ha sido un error, ya que la mortalidad en lugar de descender ha crecido. Lo admite una eminencia científica, el doctor Valentí Fuster, que plantea cómo hemos de afrontar la prevención.

Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

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Mujer trabajo

La prevención es fundamental frente a las enfermedades cardiovasculares.

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La enfermedad cardíaca, es decir, la enfermedad de las arterias que nutren el corazón, es la causa de mortalidad número uno en el mundo y aparece, aproximadamente, entre los 40 y los 70 años. En medicina se ha avanzado mucho para tratarla. Tanto que hay recursos prácticamente para todo tipo de dolencias relacionadas con el corazón y los vasos sanguíneos.

Los servicios de urgencia, los desfibriladores y la cirugía han ayudado mucho a bajar la mortalidad. Sin embargo, hace unos 10 años se vio que la mortalidad por cardiopatías comenzaba a aumentar de nuevo. Lo explica el doctor Valentí Fuster, uno de los cardiólogos más prestigioso del mundo: “Me di cuenta de que sabía más del corazón y de las enfermedades cardíacas que de la salud”.

Eso le llevó a querer cambiar de objetivos de investigación hacia la prevención. “Enfocamos la investigación a tres edades distintas, del nacimiento a los 20 años, de los 20 a los 60 y desde los 60 a los 100 años, porque la prevención es completamente distinta en estas tres franjas de edad”, ha explicado en una entrevista en Fundación ‘la Caixa’.

Prevención cardiovascular es prevenir todo

Tomar medidas de prevención cardiovascular es tomar medidas para tener una salud global. El cardiólogo recuerda que los factores de riesgo cardiovascular también afectan a otros órganos porque todos están irrigados por arterias.

Por ejemplo, el más importante, el cerebro. “Es fundamental saber que los mismos factores de riesgo que dan lugar a las cardiopatías también afectan al cerebro. Por ello, al prevenir la enfermedad cardíaca también prevenimos la cognitiva”, apunta el doctor Fuster. Con la prevención cardiovascular estamos previniendo la degeneración senil y la enfermedad de Alzheimer.

Hay ocho factores de riesgo que dan lugar a una enfermedad cardíaca:

  • Físicos: la obesidad y la presión arterial alta.
  • Químicos: el colesterol elevado y la diabetes.
  • Hábitos: tabaquismo, falta de ejercicio, dieta inadecuada y sueño inadecuado.

 

La prevención es más efectiva en grupo

¿Cómo se puede ayudar a concienciar en esta prevención de estos riesgos? “Hemos constatamos que la prevención en los ámbitos familiar, cultural y social tiene mucho más impacto y beneficio que una estrategia individual -asegura el cardiólogo-. Tenemos que crear una cultura de la salud que empiece con la familia o en los lugares de trabajo.”

El esquipo del doctor Fuster investigando adultos con estudios colectivos. Eran grupos de 10 individuos con diferentes características que se ayudan unos a otros. También vio buenos resultados en el caso de los niños utilizado a la familia (padres, hijos, nietos) como núcleo para la prevención.

Para concienciar a las familias propone programas. “Nosotros utilizamos materiales muy visuales inspirados en los personajes de Barrio Sésamo para involucrar al núcleo familiar. Funcionan muy bien y los niños captan los conceptos.”

No hay edad límite para empezar a cuidarse

Nunca es tarde para comenzar a cuidarse”, anima el doctor. Cualquier momento es bueno para cambiar a los buenos hábitos, aunque es obvio que hay diferencia si se empieza a edades tempranas o a los 50 o 60 años. Esto está muy estudiado. “Un enfermo hipertenso con una presión arterial alta que se empieza a cuidar a los 30 o 40 años obtendrá un beneficio muy superior que si comienza a tratar la enfermedad hipertensiva a los 70 u 80”, ejemplifica el doctor Fuster.

Estamos aumentando la longevidad. Los niños de hoy tienen más opciones de llegar a los cien años que las generaciones precedentes. Lo que cabe plantearse es en qué condiciones se va a llegar. Hay vida que sin calidad puede no ser digna de vivirse. Para qué queremos más años de vida, si se sufre un deterioro cognitivo severo, no hay movilidad ni podemos hacer nada de lo que nos gustaba hacer. Y para tener calidad de vida se ha de prevenir la enfermedad.

Además, hay un factor económico que se ha de tener en cuenta: “Si uno piensa que la calidad de vida es importante y que la salud es fundamental para la economía de un país, entonces no hay ninguna duda de que estamos ante una urgencia. Hay que invertir en prevención”.  

¿Te compensa el estrés que sufres?

Ahora mismo, la sociedad de consumo está venciendo a la prevención de la enfermedad”, admite. El estrés de la ciudad, los platos rápidos y poco saludables, la vida de ocio sedentaria juegan en nuestra contra. La obesidad y la diabetes están aumentando y, por tanto, la mortalidad también.

Entonces, ¿cómo podemos vencer a la sociedad de consumo? “Hay que crear una cultura de la salud y de la calidad de vida”, insiste. Es decir, si todos pensamos que cuidarse y tener una buena calidad de vida a los 70, 80 o 90 años es importante, podremos vencer en esa lucha. Y la economía también saldrá beneficiada.

Siempre pongo un ejemplo muy fácil con los semáforos: si no hubiera semáforos, habría un caos enorme -explica-. Los semáforos nos ayudan a circular para que todo funcione. Con la salud ocurre lo mismo. La prevención son los semáforos. Yo tengo esperanza en este tema porque el pensamiento social está cambiando.

Respecto al estrés, el doctor Fuster recuerda que, aunque estemos en un mundo consumista y cien por cien competitivo, es una decisión individual. “Cada uno ha de pensar qué quiere en la vida. Muchas veces, la competitividad viene porque quieres tener una situación más ventajosa económicamente. Pero una vida mucho más primitiva y con menos estrés también puede compensarte”, concluye.