Así afecta el cloro de la piscina a la salud dental

Sabíamos que el cloro puede resecar la piel y dañar el cabello. Pero lo que muchas personas desconocían es que también puede perjudicar la salud tus dientes. El doctor Jorge Ferrús explica por qué sucede esto y cómo podemos evitarlo.

Dr. Jorge Ferrús
Dr. Jorge Ferrús

Implantólogo y periodoncista

Soledad López
Soledad López

Periodista especializada en salud y nutrición

Actualizado a

Amigas piscina

El cloro de la piscina puede dañar el pelo, la piel, y también los dientes.

iStock

Con la llegada de las altas temperaturas, las piscinas se convierten en el refugio de una inmensa mayoría de personas que tratan de aliviar el calor a base de chapuzones, refrescos y la agradable sombra de los árboles. 

Sin embargo, los expertos advierten que bañarse con frecuencia en piscinas no solo aumenta el riesgo de infecciones como conjuntivitis, otitis o cistitis, también los dientes pueden verse afectados debido al cloro.

Es cierto que no tiene por qué causar daños severos en la dentadura, pero sí puede aumentar la sensibilidad dental y el riesgo de caries, sobre todo si acudes a piscinas con regularidad.

El doctor Jorge Ferrús, periodoncista, implantólogo y cofundador de la Clínica Dental Ferrus & Bratos de Madrid, explica cómo afecta el cloro a los dientes y la boca y de qué forma podemos protegernos frente a él.

efectos sobre la piel y el cabello

El cloro se emplea en el tratamiento del agua de las piscinas para evitar la presencia de patógenos. Sin el poder desinfectante del cloro, las piscinas serían un nido de bacterias, virus y hongos. Pero este gas es también agresivo. 

Las consecuencias negativas más conocidas son las que provoca en la piel y el cabello:

  • La piel, en especial la sensible, puede resecarse, irritarse o presentar reacciones alérgicas.
  • El cabello, sobre todo el claro, también sufre las consecuencias y adquiere un tono verdoso al final del verano.

Aumenta la sensibilidad dental

Los dientes también se resienten porque el cloro, por sus propiedades reactivas, provoca a largo plazo un aumento de la sensibilidad dental. Generalmente, la sensibilidad dental se achaca a la ingesta de alimentos o bebidas muy frías (refrescos, sorbetes, helados...), pero también puede aparecer al ingerir comidas a temperatura ambiente.

"Esta sensibilidad aparece debido a un debilitamiento o desgaste en el esmalte, que es la capa externa del diente y la más resistente. Cuando esta se vuelve más fina, las piezas se vuelven más sensibles ante los agentes externos", explica el doctor Ferrús.

De hecho, cuando hay sensibilidad dental, incluso el aire frío puede hacer que notemos ese característico dolor punzante y localizado. Además, los baños continuados en piscinas pueden ser el causante de la sensibilidad dental porque el cloro hace que el esmalte se vaya volviendo más fino con el paso del tiempo.

Más riesgo de caries 

El efecto secante que provoca el cloro en la piel también afecta a la cavidad oral reduciendo la cantidad de saliva. Además, el calor del verano aumenta la deshidratación y con ello la sequedad bucal. Y todo ello propicia la aparición de caries.

Tal y como explica el doctor: "U​​​​na de las funciones de la saliva es equilibrar el Ph de la boca, controlando el nivel de ácidos producidos por la placa bacteriana y por las comidas que ingerimos".

Además, "una boca con una baja secreción salival es el entorno idóneo para la aparición de lesiones cariosas, ya que no se diluyen los azúcares presentes en ciertos alimentos", apunta el experto. Y añade: "La saliva contribuye, además, a la mineralización de los dientes y refuerza el esmalte. Esto, unido a su acción antibacteriana, protege las piezas dentales del efecto corrosivo de las caries".

Cómo proteger los dientes 

A pesar de que "estos problemas suelen darse con mayor frecuencia en deportistas profesionales o nadadores habituales más que en bañistas ocasionales, es importante conocer los efectos del cloro en la boca", afirma el doctor quien aporta los siguientes consejos para evitar los efectos del cloro en los dientes:

  • Beber agua después de cada baño y a lo largo de la jornada de piscina para mantenernos bien hidratados y tener unos niveles correctos saliva.
  • La dieta también influye directamente en nuestra salud bucal. "Hay una serie de alimentos que no debemos olvidar consumir en verano para disfrutar de una sonrisa sana: productos lácteos, verduras, pescados y carnes que aportan los nutrientes y vitaminas necesarios para el cuerpo", asegura.
  • Cepillarse los dientes con un dentífrico fluorado después de ir a la piscina. Eso mitigará la acidez del cloro que puede dañar el esmalte.
  • Y, por supuesto, si te bañas en una piscina de agua salada tu piel y tus dientes te lo agradecerán.