La amenaza de los microorganismos resistentes a los antibióticos es uno de los desafíos más importantes para la salud global de las próximas décadas. Las proyecciones de los especialistas son alarmantes: para mediados de siglo, las infecciones causadas por patógenos resistentes podrían cobrarse hasta 10 millones de vidas al año en todo el mundo, una cifra sobrepasaría incluso al cáncer como principal causa de mortalidad.
En Europa, la situación es igualmente preocupante. Se ha observado un incremento constante en el número de pacientes afectados por infecciones provocadas por bacterias que han desarrollado resistencia a los antibióticos convencionales.
Cifras de consumo de antibióticos
El nivel de consumo de antibióticos ha experimentado cambios significativos en los últimos años, tanto en el ámbito humano como en el veterinario. En España, las iniciativas de concientización han dado frutos: según el informe del Plan Nacional Frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN), se ha logrado una disminución del 32,4% en el consumo global de antibióticos entre 2014 y 2020.
En el sector ganadero, tradicionalmente caracterizado por un uso excesivo de estos fármacos, también se han observado mejoras sustanciales. La Agencia Europea del Medicamento (EMA) indica que hubo una reducción del 47% en las ventas de antibióticos para uso animal en Europa durante el período 2011-2021. Además, se ha registrado una disminución en la venta de antibióticos considerados "críticos" para la salud humana.
Sin embargo, y a pesar de estos avances, la resistencia antimicrobiana sigue siendo una amenaza significativa. El Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) revela que más de 35.000 personas fallecen anualmente en la Unión Europea debido a infecciones resistentes a los antimicrobianos. Esto se traduce en aproximadamente 100 muertes diarias, superando las cifras combinadas de gripe, tuberculosis y sida.
La situación es aún más alarmante en países en vías de desarrollo. Bruno González Zorn, catedrático de Sanidad Animal en la Universidad Complutense de Madrid y asesor de la OMS, señala un aumento del 70% en el consumo de antibióticos en estos países entre 2000 y 2015. “El control del consumo y de la adquisición de antibióticos es ínfimo”, advierte. Además, las estimaciones indican que las muertes directas por resistencia a antibióticos a nivel mundial en 2020 ascendieron a 1,2 millones, superando significativamente las proyecciones anteriores de 700.000 muertes por año.
10 claves para un consumo responsable de antibióticos
El uso responsable de antibióticos es fundamental para mantener su eficacia y prevenir la resistencia bacteriana. Estas 10 claves, elaboradas por Laboratorios Cinfa, te ayudarán a hacer un consumo adecuado de estos medicamentos:
- Prescripción médica: evita la automedicación. Los antibióticos deben ser recetados por un profesional de la salud.
- Especificidad del tratamiento: ten presente que los antibióticos no son efectivos contra infecciones virales como resfriados o gripe.
- Respeto a la dispensación: no solicites antibióticos en la farmacia sin una receta médica válida.
- Cuidado pediátrico: ante síntomas de infección en niños, consulta siempre con un pediatra antes de administrar antibióticos.
- Adherencia al tratamiento: sigue rigurosamente las indicaciones del médico en cuanto a dosis y duración.
- Puntualidad en la administración: respeta estrictamente los horarios de toma prescritos.
- Finalización del ciclo: completa el tratamiento según lo indicado, incluso aunque los síntomas mejoran antes.
- Gestión de sobrantes: no almacenes ni reutilices antibióticos sobrantes; deséchalos adecuadamente.
- Vacunación: mantén al día el calendario de vacunación, ya que muchas vacunas previenen enfermedades bacterianas.
- Salud animal responsable: para tus mascotas, administra antibióticos solo bajo prescripción veterinaria.
Consecuencias del uso inadecuado de los antibióticos
El uso inadecuado de los antibióticos conlleva graves consecuencias para la salud pública, según advierte Salvador Macip, profesor de Ciencias de la Salud en la UOC y autor de ‘Las grandes epidemias modernas’. Macip enfatiza la importancia de limitar el uso de estos medicamentos exclusivamente a casos donde sean imprescindibles.
Entre los principales efectos negativos del abuso de antibióticos, destaca en primer lugar el desarrollo de resistencia bacteriana. "Las bacterias evolucionan constantemente y es normal que terminen adquiriendo resistencias a cierto número de antibióticos", afirma Macip.
Otro efecto preocupante es la disminución progresiva de la eficacia de los antibióticos. El mal uso generalizado ha provocado que algunas bacterias desarrollen resistencia a casi todos los antibióticos disponibles, reduciendo drásticamente las opciones de tratamiento efectivo.
Además, Macip señala un problema adicional: la reducción en la inversión farmacéutica para el desarrollo de nuevos antibióticos. Esta tendencia ha limitado considerablemente el arsenal terapéutico disponible para combatir infecciones bacterianas.
Causas del abuso de antibióticos
El uso excesivo e inadecuado de antibióticos es un problema que viene ocurriendo desde hace tiempo y que tiene múltiples causas y consecuencias. Según Salvador Macip, este fenómeno tiene raíces históricas profundas, pues en el pasado la disponibilidad de antibióticos sin receta en farmacias fomentaba su uso indiscriminado, incluso para enfermedades que no los requerían, como los resfriados comunes.
Aunque la regulación actual que exige la prescripción médica ha mitigado parcialmente el problema, “todavía hay médicos que recetan antibióticos cuando no hace falta", señala Macip. Además, muchos pacientes no completan los tratamientos prescritos, lo que contribuye al desarrollo de resistencias bacterianas.
El sector ganadero también ha jugado un papel significativo en este abuso. Durante décadas, los antibióticos se han utilizado no solo para tratar enfermedades en los animales de granja, sino también como medida preventiva y para promover el crecimiento, una práctica que ha exacerbado el problema de la resistencia antimicrobiana.
Para abordar esta situación, Macip propone un enfoque a tres bandas: educar a la población sobre el uso apropiado de los antibióticos, instar a los médicos a prescribirlos juiciosamente y solo cuando sea necesario, y mejorar la regulación en el sector ganadero.
"Los antibióticos han permitido controlar un gran número de enfermedades infecciosas. Han evitado millones de muertes y así han contribuido de manera esencial a alargar nuestra esperanza de vida desde mediados del siglo XX", asegura Macip. Sin embargo, la creciente resistencia bacteriana amenaza con revertir estos avances. La escasez de alternativas terapéuticas hace que la preservación de la eficacia de los antibióticos existentes sea crucial.
¿Los bacteriófagos son la alternativa a los antibióticos?
La creciente resistencia a los antibióticos es un gran desafío para la medicina moderna, que busca alternativas terapéuticas. Entre las opciones exploradas, los bacteriófagos son una posibilidad prometedora, aunque aún en etapas iniciales de investigación.
Los bacteriófagos son virus especializados en infectar y destruir bacterias. Su potencial como agentes terapéuticos está en su capacidad para atacar de forma selectiva a patógenos bacterianos específicos, sin afectar a las células humanas o a la microbiota beneficiosa.
Ante este escenario, Macip enfatiza la importancia de "seguir invirtiendo en desarrollar nuevos antibióticos y cuidar los que ya tenemos". Esta estrategia dual es crucial, dado que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que, a pesar de los esfuerzos, los antibióticos actualmente en desarrollo podrían no ser suficientes para combatir las cepas bacterianas más resistentes y peligrosas.