Adicción al juego: síntomas para detectarlo y qué hacer para desengancharse

Los casos de adicción a los videojuegos no paran de crecer. Te damos las claves para identificarlo y te descubrimos qué hacer si alguien de tu entorno lo sufre.

Dr. Francisco Marin
Dr. Francisco Marín

Médico de Atención Primaria

Soledad López
Soledad López

Periodista especializada en salud y nutrición

Actualizado a

adicción a los videojuegos

Los adolescentes son más susceptibles a la adicción a los videojuegos. 

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El mundo de los videojuegos, aunque ofrece diversión y estímulo, puede convertirse en un serio problema cuando su uso se vuelve excesivo. De hecho, en 2022 el Hospital Universitario de Bellvitge de Barcelona experimentó un aumento alarmante en las consultas relacionadas con el uso problemático de estos juego, que cuadruplicó las cifras previas, un incremento significativo que podría ser un efecto a medio y largo plazo del confinamiento sobre la salud mental.

En febrero de 2022, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dio un paso trascendental al incluir la adicción a los videojuegos en su lista actualizada de enfermedades mentales, a pesar de la resistencia de la industria del gaming. Anteriormente, la Asociación Americana de Psiquiatría ya había reconocido esta condición bajo el nombre de Trastorno por Juego en Internet, específicamente para juegos online sin apuestas.

La situación en España es preocupante: se estima que el 16% de los adolescentes hace un uso inadecuado de los videojuegos y más del 7% podría presentar un trastorno asociado. La detección temprana es crucial, pero complicada, ya que pueden pasar meses antes de que pacientes y familias reconozcan el problema y busquen ayuda profesional.

La adicción a los videojuegos: un desafío contemporáneo

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En la era digital actual, la adicción a los videojuegos se ha convertido en una preocupación creciente que afecta a personas de todas las edades. Sin embargo, los adolescentes de entre 12 y 15 años son particularmente susceptibles a desarrollar este trastorno, ya que este es también el período de mayor frecuencia de uso.

Las estadísticas revelan un panorama alarmante:

  • Aproximadamente el 60% de los adolescentes juega regularmente a videojuegos.
  • La brecha de género es notable: el 86% de los chicos son jugadores frecuentes, en comparación con solo el 30% de las chicas.

Según el informe "Adicciones comportamentales 2020" del Ministerio de Sanidad, para que se considere un trastorno por uso de videojuegos, deben cumplirse ciertos criterios:

  1. El patrón de comportamiento debe ser lo suficientemente grave como para causar un deterioro significativo en diversas áreas de la vida del individuo, incluyendo la personal, la familiar, la social, la educativa, la ocupacional u otras áreas importantes de funcionamiento.
  2. Este patrón problemático debe haber sido evidente durante al menos 12 meses.

Es importante destacar que no todo uso de videojuegos es problemático. El diagnóstico se basa en el impacto negativo que tiene en la vida del individuo y en la persistencia del comportamiento a lo largo del tiempo.

8 indicadores de la adicción a los videojuegos

La adicción a los videojuegos puede manifestarse de diversas formas en los adolescentes. A continuación, se presentan los 8 principales signos que pueden alertar sobre este problema:

Alteraciones en hábitos básicos:

  1. Trastornos del sueño: Se observa una modificación en los patrones de descanso, con una reducción de las horas de sueño para dedicar más tiempo a los videojuegos.
  2. Cambios en la alimentación: El adolescente tiende a comer de manera apresurada y poco saludable para maximizar el tiempo de juego.
  3. Negligencia en la higiene personal: Se descuidan rutinas básicas como el cepillado de los dientes, la ducha o cambiarse de ropa.

Impacto en actividades cotidianas:

  1. Abandono de actividades previas: Disminuye el tiempo dedicado a actividades de ocio o deportivas que antes eran habituales, o deja de hacerlas.
  2. Deterioro académico: El rendimiento escolar sufre un declive notable.

Cambios emocionales y de comportamiento:

  1. Aumenta la irritabilidad: Especialmente cuando se le impide jugar o se interrumpe su sesión de juego.
  2. Alteraciones del estado de ánimo: Aumenta la tristeza, hay tendencia al aislamiento y resistencia a compartir información personal.

Conductas problemáticas:

  1. Hurtos menores: Pueden ocurrir pequeños robos de dinero en el entorno familiar para financiar la actividad de juego.

    Vulnerabilidad de los adolescentes ante la adicción a los videojuegos

    La adicción a los videojuegos se ha convertido en un fenómeno cada vez más generalizado entre los adolescentes, que trasciende las barreras socioeconómicas. Aunque inicialmente se asociaba más con jóvenes de niveles socioeconómicos medio y alto debido a que tenían un acceso más temprano y fácil a la tecnología, la proliferación de smartphones ha democratizado el acceso a los juegos digitales.

    Los teléfonos móviles se han posicionado como la herramienta de juego predilecta, superando incluso a las consolas tradicionales y este cambio ha ampliado significativamente el alcance y la accesibilidad de los videojuegos.

    Especialistas del Instituto Brain 360 explicaron a Saber Vivir que hay un cambio paradigmático en las aspiraciones de los jóvenes: "Los videojuegos han traído consigo unos referentes totalmente distintos para las nuevas generaciones. Antes los chicos querían ser futbolistas, pero ahora muchos quieren ser gamers".

    Aproximadamente el 20% de los adolescentes considera la posibilidad de convertirse en gamer profesional en el futuro y más del 50% de los jóvenes juega a videojuegos clasificados por el sistema PEGI (Pan European Game Information) como no aptos para menores de 18 años.

    El Instituto Brain 360 advierte que la exposición prematura a los contenidos violentos de los videojuegos puede tener un impacto negativo en el desarrollo emocional y psicológico de los adolescentes, especialmente cuando se trata de juegos no apropiados para su edad.

    Causas de la adicción a los videojuegos

    La adicción a los videojuegos es un fenómeno complejo que surge de la interacción de múltiples factores. De acuerdo con el Instituto Brain 360 esta dependencia se desarrolla a partir de tres elementos principales:

    1. Entorno social: La ubicuidad de los videojuegos en la sociedad actual facilita su acceso. Además, ofrecen oportunidades de interacción y conexión social en línea.
    2. Aspectos psicológicos: Tiene que ver con cómo los individuos manejan sus emociones y afrontan los desafíos de la vida, incluyendo la tendencia a buscar un escape de la realidad.
    3. Predisposición biológica: Ciertas vulnerabilidades neurológicas, como alteraciones en la actividad de áreas cerebrales específicas, pueden contribuir a la adicción.

    "Unos niveles de bienestar emocional e integración social adecuados son indispensables para evitar cualquier tipo de adicción", enfatizan.

    Por otro lado, Josep Lluís Matalí y Elena Flores, psicólogos clínicos del Hospital Sant Joan de Déu, identificaron en el artículo ‘¿Cómo gestionamos el impacto de las nuevas tecnologías?’varios factores que aumentan la susceptibilidad de los adolescentes a desarrollar una dependencia a los videojuegos o tecnologías digitales:

    • Edad: Los más jóvenes presentan un mayor riesgo.
    • Inestabilidad emocional: incluyendo tendencias depresivas e inseguridad.
    • Baja autoestima.
    • Personalidad introvertida, en particular las personas con timidez extrema.
    • Aislamiento social.
    • Deficiencias en el entorno familiar: como falta de supervisión parental o desconocimiento de las tecnologías de la información y comunicación (TIC).

      La conexión entre los videojuegos y la ludopatía

      Los especialistas en adicciones están alzando la voz sobre un elemento cada vez más común en los videojuegos: las 'loot boxes' o cajas de botín. Estos elementos virtuales, que ofrecen recompensas aleatorias a cambio de tiempo de juego o dinero real, están siendo señalados como un posible puente hacia problemas de ludopatía.

      De acuerdo con Susana Jiménez, psicóloga clínica y jefa de la Unidad de Juego Patológico y Adicciones Comportamentales del Hospital Universitario de Bellvitge (HUB), así como investigadora del IDIBELL, "desde el punto de vista psicológico, hay similitudes entre la adicción a los juegos de azar y este tipo videojuegos, ya que alientan el hecho de gastar dinero en ítems que no son comprados en realidad, sino producto de un algoritmo informático".

      Las 'loot boxes' o cajas de botín promueven la conducta adictiva a través de estos mecanismos:

      1. Incertidumbre y emoción: La naturaleza impredecible de las recompensas genera emoción y promueve la repetición del comportamiento.
      2. Refuerzo intermitente: Al igual que ocurre en los juegos de azar, las recompensas siguen un patrón variable e impredecible, lo que potencia su atractivo psicológico.
      3. Escalada de gastos: Se observa una tendencia a incrementar la inversión en un intento de recuperar lo gastado previamente.

      Algunos expertos sugieren que las cajas de botín podrían representar un punto de inflexión, facilitando la transición de un uso saludable de videojuegos a uno problemático, e incluso a un posible camino hacia la participación en juegos de azar tradicionales.

      Abordaje terapéutico de la adicción a los videojuegos

      La adicción a los videojuegos requiere un enfoque multifacético para su tratamiento efectivo. Aunque el apoyo familiar y la terapia psicológica son fundamentales, en casos donde existe una fuerte predisposición biológica, se han desarrollado técnicas innovadoras como la estimulación cerebral no invasiva.

      Esta técnica avanzada ofrece una nueva perspectiva en el tratamiento de adicciones complejas. Modula la excitabilidad de la corteza cerebral, modificando el funcionamiento de regiones cerebrales específicas, y produce efectos a largo plazo, contribuyendo significativamente a la reducción de síntomas y al tratamiento de la adicción.

      El Instituto Brain 360 es pionero en España en el uso de la neuromodulación no solo para adicciones, sino también para trastornos depresivos y otros problemas psiquiátricos y neurológicos.

      Antes de iniciar la neuroestimulación, se realiza un estudio neurofisiológico exhaustivo para identificar las áreas cerebrales que no funcionan adecuadamente. Se trata de un tratamiento no invasivo que presenta mínimos efectos secundarios y se administra de forma ambulatoria en sesiones de aproximadamente 45 minutos.