Charan Ranganath, neurocientífico, sobre los hábitos que te roban memoria: ""no intentes hacerlo todo a la vez"

La capacidad de recordar es algo que puede cultivarse y desarrollarse con el enfoque adecuado. Sin embargo, algunos de nuestros hábitos pueden perjudicar nuestra memoria sin que nos demos cuenta.

Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

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Algunos de nuestros hábitos cotidianos perjudican a la memoria más de lo que pensamos. 

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La investigación sobre la memoria humana es un campo relativamente reciente en el ámbito científico. Por ello, resulta esencial prestar atención a las recomendaciones de los expertos que han dedicado años a estudiar este fascinante aspecto de la cognición. 

Destaca en este campo el profesor Charan Ranganath, de la Universidad de California, que ha consagrado más de 25 años a la exploración de los procesos memorísticos. Ranganath, autor del libro Por qué recordamos (Why we remember), ha centrado sus esfuerzos en comprender los mecanismos que subyacen a nuestra capacidad de recordar y olvidar.

A través de sus extensas investigaciones, este reconocido neurocientífico ha profundizado en las razones por las cuales nuestra memoria experimenta lapsus y ha arrojado luz sobre los complejos procesos cerebrales involucrados en la retención y recuperación de la información.

Olvidar no es algo malo

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La capacidad de olvidar es, en realidad, una función natural y necesaria de nuestro cerebro. Lejos de ser un defecto, el olvido juega un papel clave en el mantenimiento de un cerebro saludable y eficiente. Y es que nuestro cerebro se enfrenta diariamente a un aluvión de información.

Gran parte de estos datos son procesados de manera subconsciente, sin que seamos plenamente conscientes de ello. Esta habilidad para filtrar y descartar información no esencial es fundamental para evitar una sobrecarga cognitiva.

A menudo experimentamos momentos en los que súbitamente recordamos algo, como cuando ya hemos salido de casa y de repente recordamos que dejamos el gas encendido o las llaves dentro. Estas experiencias demuestran que nuestro cerebro almacena más información de la que creemos, aunque no siempre sea accesible de inmediato.

Por otro lado, es común encontrarnos en situaciones donde no podemos recordar el nombre de alguien que acabamos de conocer o un evento reciente. Esto suele ocurrir cuando nuestra atención está dividida entre múltiples tareas o pensamientos, lo que impide que la información se consolide adecuadamente en nuestra memoria.

En esencia, el olvido es un mecanismo de adaptación que nos permite concentrarnos en lo verdaderamente importante, liberando espacio mental para nuevas experiencias y aprendizajes.

Envejecimiento y olvido

Con el paso de los años, es habitual experimentar cierto declive en nuestra capacidad memorística. Este fenómeno se debe en parte a la acumulación de información a lo largo de la vida, que dificulta la organización y asimilación de nuevos datos.

Sin embargo, el envejecimiento cerebral no es un proceso uniforme ni inevitable. Mantener una mente activa y curiosa puede ralentizar significativamente este declive. De hecho, existen personas que, incluso en edades avanzadas, conservan una agudeza mental extraordinaria.

La clave para preservar la memoria radica en el estilo de vida. Aquellas personas que han mantenido su independencia y han afrontado desafíos cognitivos de forma habitual tienden a conservar mejor sus facultades mentales. Por esta razón, los especialistas suelen recomendar diversas estrategias para mantener el cerebro en forma.

Los hábitos que más perjudican la memoria

El profesor Ranganath, en sus investigaciones, ha identificado al menos cuatro hábitos que pueden ser particularmente perjudiciales para la memoria en nuestra vida cotidiana y que podrían obstaculizar nuestra capacidad para recordar eficazmente.

  1. Sobrecarga de tareas simultáneas: La corteza prefrontal, responsable de procesar la información y tomar decisiones, se ve afectada negativamente por el "multitasking". “No intentes hacerlo todo a la vez”, insiste el experto. Conviene enfocarse en una tarea cada vez, establecer horarios estructurados y permitirse momentos de desconexión mental, como la meditación o caminatas relajantes.
  2. Descuido del sueño: Con el envejecimiento, la calidad del sueño tiende a deteriorarse. Sin embargo, el descanso adecuado es esencial para la consolidación de la memoria. Se aconseja dormir al menos siete horas diarias y mantener una higiene del sueño que favorezca un descanso profundo y reparador.
  3. Rutinas monótonas: La memoria episódica, que vincula eventos con su contexto temporal y espacial, se ve fortalecida por experiencias variadas. Las actividades repetitivas y poco estimulantes no generan recuerdos duraderos. Se recomienda diversificar las experiencias diarias, socializar con diferentes personas y explorar nuevos entornos para estimular la formación de recuerdos más sólidos.
  4. Un exceso de confianza en la memoria: “Si intentas recordar los nombres de varias personas a la vez o aprender un idioma, acepta que seguramente sobreestimarás lo que de verdad has retenido”, asegura el profesor Ranganath, que recomienda poner a prueba activamente nuestra memoria, por ejemplo, repasando la información después de un tiempo para reforzar el aprendizaje e identificar áreas que requieren más atención.

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