¿Tienes mala memoria? Dos trucos fáciles para no olvidar nunca dónde dejas las cosas

Que no recordemos dónde dejamos las llaves o el móvil no debe preocuparnos. Pueden ser simples despistes habituales. Hay personas que les pasa más a menudo. Te damos un par de trucos para que no te vuelvas a olvidar de dónde pusiste algo.

Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

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Con el aumento de los casos de alzhéimer y que se están detectando a edades más tempranas no es extraño que nos podamos preocupar si olvidamos dónde hemos dejado las cosas o los nombres de personas.

Para tranquilizar a la gran mayoría de población, hay que indicar que los médicos no dan ninguna importancia a este tipo de despistes, porque son muy frecuentes y se deben a otros factores que nada tienen que ver con una enfermedad neurodegenerativa.

De todas formas, te vamos a dar un par de métodos muy efectivos para recordar dónde pones las cosas y que este tipo de olvidos dejen de ser un problema.

Por qué no recuerdo las cosas

Hay personas que siempre se olvidan donde dejan las cosas o que tienen poca capacidad para retener los nombres de gente que acaban de conocer. Estos fallos se deben sobre todo a la manera en la que somos capaces de asimilar la información y que no siempre es igual.

No todos tenemos iguales capacidades. Puede haber mejor memoria visual o mejor memoria auditiva. Son habilidades que se desarrollan de manera independiente en el cerebro. Igual que la comprensión y retención lectora. Tienen aspectos genéticos, culturales y educativos.

Esas personas a las que les ha pasado siempre, no les debe preocupar lo más mínimo, puesto que ya forma parte de su forma de ser. Esos despistes incluso pueden ser un signo distintivo que sus amigos y familiares conocen y que está intrínsecamente unido a su personalidad.

En otros casos, esos despistes aparecen a medida que envejecemos. Es lógico que preocupen. Pero también se explica fácilmente. Los niños tienen una gran memoria visual mientras el cerebro está en desarrollo. Esta capacidad disminuye con los años. Además, de adultos acumulamos múltiples tareas que hacen que no prestemos plena atención a lo que hacemos u oímos.

Cómo saber que no debes preocuparte

Es verdad que los despistes y olvidos pueden ser también síntomas iniciales de una enfermedad neurodegenerativa. Si tienes 65 años, podría ser ya indicio de alzhéimer temprano. Por eso, vamos a darte algunas pistas para que lo descartes sin más:

  • Si te olvidas de algo y no hay manera de recordarlo. Sin embargo, cuando dejas de pensar en eso te vuelve a la memoria. Es simplemente que a veces por la mera obsesión de recordar “estresamos” el cerebro y nos bloqueamos.
  • Te falla un cálculo sencillo o no te salen palabras. Si estás haciendo varias cosas a la vez, es fácil que nombres una cosa por otra o te falle un cálculo, especialmente si no has sido bueno en matemáticas.
  • Guardar cosas que no encuentras o en lugares equivocados. Si finalmente la encuentras y recuerdas que la pusiste allí no es preocupante. Cuando hacemos tareas mecánicamente es normal que no prestemos atención y se nos olviden los detalles.
  • No recuerdas qué ibas a hacer. Es fácil que entres es una habitación y ya no recuerdes por qué. Son acciones que hacemos de forma automática mientras pensamos en otras cosas. “¿Qué venía a buscar?”, te dices. Se llama “efecto umbral”. Pasa igual si dudas de haber apagado la luz y otros despistes.
  • Olvidas cosas que has hecho recientemente. A medida que pasan los años nuestro cerebro se carga de información. Debemos olvidar cosas, descartando recuerdos que no consideramos importantes para que se queden los importantes. Mientras esos recuerdos importantes (acontecimientos significativos de tu vida) sigan, no hay problema.

Formas para no olvidar las cosas

Tanto si eras despistado de por sí como si te está pasando más últimamente, hay métodos que han desarrollado los especialistas en educación y memoria para que recordemos las cosas.

Parte de entender cómo funciona el cerebro y cómo recuerda, es decir, cómo consigue que los recuerdos vuelvan. Por ejemplo, si los relaciones con una música o con otro recuerdo, es fácil conservarlos. Si te fallan los nombres:

  • Presta atención cuando te lo dicen, incluso pide que te lo repitan, haciendo ver que no lo has oído bien. Eso ya te ayuda.
  • Relaciona el nombre con un famoso. Por ejemplo, te presentan a un Pablo, recuerda que es como el presentador de El Hormiguero. Así al unir el nuevo conocido al famoso, la unión memorística es más fuerte.

Si te falla localizar el lugar donde dejas el móvil, las gafas o las llaves, te vamos a dar dos soluciones:

  • Despídete de las cosas cuando las dejas en un lugar. Por supuesto, lo mejor es dejarlas siempre en el mismo sitio. Pero si no lo haces, el gesto de despedirte de ellas hace que la memoria del lugar se quede más presente. Por ejemplo, al aparcar el coche.
  • Busca un lugar llamativo. Es una idea de la experta en memorística Margit Ahrens. Sugiere que para recordar el lugar donde dejamos las cosas, especialmente al principio, es importante que sea un sitio muy evidente.