Membrillo: razones para comer este superalimento de otoño y 12 recetas para sacarle partido (más allá del dulce de membrillo)

El membrillo es uno de los tesoros que nos regala el otoño. Lo habitual es comerlo en forma de dulce de membrillo, pero este fruto es muy versátil en la cocina. Te proponemos 12 recetas para sacarle el máximo partido.

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Bizcocho de membrillo con merengues

Este bizcocho de membrillo con merengue es irresistible.

El membrillo comparte familia con otras frutas más populares como la manzana, la pera o el albaricoque. Pero, a diferencia de ellas, comerlo en crudo no es nada agradable porque su pulpa es muy áspera.

Una sensación que cambia radicalmente cuando lo cocinamos: el membrillo cocido es carnoso, muy suave y aromático.

Lo más habitual es preparar dulce de membrillo (cociendo la fruta con agua y azúcar y triturándolo después). Pero, tanto si lo utilizas así preparado como base, o lo cocinas directamente, puedes añadir este ingrediente a un gran número de recetas, tanto dulces como saladas.

Hazlo y te beneficiarás de sus propiedades saludables. Los estudios científicos sugieren que los compuestos antioxidantes presentes en el membrillo, como los flavonoides y los polifenoles, pueden tener efectos positivos en la salud cardiovascular. Sus taninos, de efecto antiinflamatorio y astringente, cuidan la flora intestinal. Y su pectina facilita las digestiones. Además, es rico en potasio y bajo en sodio, lo que lo hace un alimento diurético.

Cómo elegir el membrillo y conservarlo

Cuando vayas a comprarlo, fíjate bien en su pulpa: elige los de color amarillo, sin magulladuras ni manchas (que indican que están demasiado maduros).

Si están un poco verdes, déjalos en un lugar fresco y seco, a temperatura ambiente, para que acaben de madurar.

Si ya están maduros y no vas a usarlos en unos días, guárdalos en la nevera envueltos en papel.