Qué tipos de tos hay, cuál es la causa y cómo se tratan

La tos es uno de los principales síntomas de gripes y resfriados, pero también puede aparecer por otras causas. Aprende a identificar los diferentes tipos de tos, qué causas pueden haber detrás y cómo tratarla en cada caso.

Dr. Francisco Marin
Dr. Francisco Marín

Médico de Atención Primaria

Soledad López
Soledad López

Periodista especializada en salud y nutrición

Actualizado a

Qué tipos de tos hay, cuál es la causa y cómo se tratan

La tos puede ser seca, productiva, nerviosa... Y cada una tiene unas causas y unas soluciones distintas.

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Los adultos pasamos entre dos y tres resfriados al año. La mayoría de las veces, los mocos y la congestión van acompañados de tos, que se acaba convirtiendo en un síntoma habitual en invierno. Pero además de las infecciones respiratorias, detrás de la tos pueden haber otras causas.

¿Qué es la tos?

La tos es un mecanismo de defensa que intenta eliminar sustancias que hay en las mucosas respiratorias. Es un acto reflejo: la cavidad torácica se contrae, la presión del aire aumenta y la glotis se abre bruscamente, produciendo un movimiento rápido del aire en las vías respiratorias que arrastra las partículas y la mucosidad, y un ruido característico.

Como todo acto reflejo, necesita unos sensores que produzcan un estímulo que llegue al cerebro. Este, a su vez, produce estímulos nerviosos que provocan los movimientos de contracción de los músculos de las costillas, el diafragma y los abdominales.

¿Qué causa la tos?

Los estímulos o causas que producen la actividad del centro de la tos son de cuatro tipos:

  • Origen inflamatorio: La inflamación y edema de las vías respiratorias pueden darse por tóxicos (tabaco), virus (catarros de vías altas, laringitis), virus y bacterias (bronquitis, otitis), bacterias (neumonías)...
  • Causas mecánicas: Atragantamiento por comida, objeto aspirado, cuerpo extraño en las vías respiratorias...
  • Paso de sustancias químicas: Aspiración de reflujo gastroesofágico.
  • Causas térmicas: El aire frío respirado bruscamente por la boca.

¿Cuántos tipos de tos hay?

1. Tos seca

La tos seca se caracteriza porque no produce mucosidad. Provoca una especie de picor o cosquilleo en la garganta que origina el reflejo de la tos. Se asocia generalmente a procesos irritativos de las vías respiratorias y puede durar tiempo porque se retroalimenta: toses porque la garganta está irritada pero la tos la irrita aún más, por eso es uno de los síntomas de gripes y resfriados que más cuesta de curar.

La tos seca puede estar provocada por infecciones de las vías respiratorias superiores pero también puede tener muchas otras causas:

  • Asma. La tos seca es un síntoma común del asma (también puede provocar tos productiva), una afección en la que las vías respiratorias se inflaman y se estrechan.
  • Alergias. Si la tos aparece acompañada o no de estornudos en un determinado ambiente, podría indicar la existencia de un proceso alérgico a alguna sustancia presente en el aire: polen, ácaros del polvo, productos químicos, hongos
  • Reflujo gastroesofágico. Cuando estos ácidos suben hacia el esófago (debido a las digestiones pesadas, la toma de ciertos fármacos o a trastornos como la hernia de hiato) son capaces de irritar la garganta y provocar tos seca. Para frenar este tipo de tos, primero hay que combatir el reflujo. Para lograrlo hay que evitar las comidas copiosas y no tumbarse inmediatamente después de ingerir alimentos. Si esto no es suficiente, el especialista debe valorar un posible tratamiento médico.
  • Medicamentos, especialmente inhibidores de la ECA que se recetan para la hipertensión, pueden provocar tos seca.

La tos seca provocada por gripes o resfriados puede irritar aún más la garganta, por lo que conviene frenarla. Ahora bien, debe tenerse cuidado con los antitusígenos como la codeína y el dextrometorfano que actúan sobre el cerebro frenando el reflejo de la tos ya que tienen efectos secundarios. Deben tomarse con receta médica.

Los jarabes elaborados a base de plantas (malva, amapola, gordolobo, llantén o drosera) para aliviar la tos no tienen esos efectos adversos y gracias a sus mucílagos hidratan la garganta.

2. Tos productiva o húmeda

La tos productiva o húmeda es aquella que va acompañada de mucosidad. Este tipo de tos suele ser síntoma de alguna afección respiratoria como gripes o resfriados.

También se la denomina tos eficaz porque ayuda a expulsar la mucosidad y con ella los microorganismos que provocan la infección.

A diferencia de la tos seca, la tos productiva no debe frenarse pero sí hay fármacos que ayudan a sobrellevar mejor el proceso. Los mucolíticos fluidifican la mucosidad y ayudan a expulsarla fácilmente, mientras que los expectorantes potencian los mecanismos de los bronquios para eliminar el moco.

La tos productiva también puede ser síntoma de afecciones respiratorias más graves como la neumonía, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), que incluye enfisema y bronquitis crónica
bronquitis aguda, y el asma.

3. Tos perruna

Otra tos muy típica es la de la laringitis estridulosa o CRUP. Es una inflamación de la laringe provocada normalmente como consecuencia de gripes o resfriados. Se la denomina tos perruna y es ronca y ruidosa. Es una afección principalmente pediátrica ya que su incidencia es más habitual entre los 6 meses y los 6 años de vida. Cuando aparece de madrugada crea mucha alarma, ya que puede ir acompañada de ruidos al inspirar y hacer pensar en una insuficiencia respiratoria, lo que ocurre muy raramente.

Suele remitir en una semana sin necesidad de fármacos. Se aconseja tomar líquidos, reposar la voz y dormir con la cabeza un poco incorporada. El uso de humidificadores cerca de la cabecera de la cama ayuda a evitar esta afección.

4. Tos persistente por goteo posnasal

La sensación de goteo de mocos posnasal y sin mejoría tras dos semanas de catarro nos puede hacer pensar en una sinusitis. Pero a veces el goteo posnasal, que provoca que el moco baje de la nariz hacia el esófago y que acabe irritando la garganta, puede estar provocado por otras causas que nada tienen que ver con una infección respiratoria.

Puede deberse a causas anatómicas (un tabique nasal desviado o la presencia de pólipos), ambientales (cuando el aire es muy seco debido, por ejemplo, a la calefacción), o incluso hormonales (a veces pasa durante el embarazo o la menopausia).

En estos casos, la tos suele ser persistente y en ocasiones provoca, incluso, que las cuerdas vocales se inflamen (generando afonía o ronquera). Es frecuente, también, notar molestias y sequedad en la garganta.

Expulsar bien la mucosidad es una buena manera de evitar que se acumule (y que acabe invadiendo tu garganta).

Los lavados nasales con suero fisiológico o agua de mar son útiles en este sentido. También dormir con el cabecero de la cama un poco elevado y usar un humidificador.

5. Tos psicógena o nerviosa

Si la tos es insistente durante el día pero desaparece durante la noche y no hay ninguna causa orgánica que la provoque, es bastante probable que se trate de una tos nerviosa o psicógena.

Cuando estamos inquietos el cuerpo reacciona de muchas maneras, y una de ellas es que la garganta se seca y pica y aparecen las ganas de toser.

La tos nerviosa suele desaparecer de noche, por lo que una de las pistas para identificarla es observar cuándo toses. Mientras dormimos desconectamos de nuestras preocupaciones, y esto hace que la tos desaparezca en un 95% de los casos según un amplio análisis de estudios al respecto. De día, fíjate en si remite cuando estás distraído y no piensas en lo que te preocupa.

Si hace tiempo que convives con ella, acude al médico para que valore si se trata o no de una tos nerviosa. Hay técnicas de relajación (meditación, taichí...) que pueden ayudarte a gestionar mejor el estrés y los nervios.Si eso no es suficiente, debes saber que con la ayuda de un psicólogo se logra resolver la mayoría de casos.

6. Tos seca a causa del tabaco

Los tóxicos que contienen los cigarrillos provocan que la garganta se irrite y que la mucosa de los bronquios se inflame. La tos es el mecanismo natural mediante el cual nuestro cuerpo trata de eliminar estas sustancias tóxicas de los pulmones.

Es frecuente que la tos por el tabaco que aparezca por la mañana, justo al levantarse. Ocurre porque uno de los efectos del tabaco es debilitar una especie de pelillos que tenemos en los bronquios (llamados cilios). Su principal función es atrapar todo aquello que identifican como extraño para, después, expulsarlo a través de la tos. La acumulación de horas sin fumar que se produce durante el sueño favorece que algunos de estos cilios se recuperen. Y es por eso que, al despertar, los fumadores suelen tener ataques de tos.

Dejar de fumar puede convertirse, por fin, en un propósito que logres cumplir. En tu centro de atención primaria pueden ayudarte a conseguirlo.

Cuándo ir al médico por la tos

Si la tos dura más de una semana o se acompaña de otros síntomas como fatiga, falta de aire, ruidos en el pecho o expectoración con cambios de color es aconsejable consultarlo con el médico.

Hay que tener en cuenta que, si no se actúa a tiempo, la tos puede volverse crónica (que es cuando dura más de 4-6 semanas).

La tos crónica es muy frecuente en la población general, y constituye hasta el 40% de las consultas de atención primaria y la cuarta parte de las especializadas.