No es cosa tuya: la ciencia demuestra que los padres tienen un hijo favorito

Tanto si eres el mayor, el pequeño o el del medio de tus hermanos, es muy posible que en tu interior tengas claro que tus padres siempre han tenido un hijo predilecto. Sea real o no esa sensación, lo que sí está demostrado es que ese favoritismo marca el crecimiento personal de las personas.

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Héctor Farrés

Redactor especializado en salud y bienestar

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madre e hijo

Los padres deben asegurarse que todos se sientan igual de valorados.

No importa cuántas veces los padres juren y perjuren que quieren a todos sus hijos por igual, la realidad es otra. Hay un favorito, siempre lo hay. Y lo mejor -o peor, según a quién se le pregunte- es que la ciencia lo respalda.

Puede que sea el mayor por haber llegado primero, el pequeño por ser el benjamín o el del medio porque a veces necesita algo de atención. Pero el punto es claro: la balanza nunca está del todo equilibrada.

Esto, evidentemente, desata una guerra fría dentro de la familia. Desde pequeñas disputas por quién recibió el trozo más grande de pastel hasta competiciones por ser el más responsable. Y aunque a veces parezca que es solo un juego de niños, los celos entre hermanos pueden marcar la relación durante toda la vida. De hecho, muchas rivalidades adultas vienen de esas pequeñas injusticias que nunca se olvidaron.

Los celos no son cosa de niños

Quien piense que los celos entre hermanos desaparecen con la edad, se equivoca. No es raro encontrar adultos que, en una cena familiar, siguen sacando a relucir cómo su hermano siempre tuvo más privilegios. Puede ser algo tan simple como que le compraron una bicicleta nueva mientras que el otro tuvo que conformarse con una heredada. O algo más serio, como que siempre recibió más apoyo en sus estudios o en su carrera.

La ciencia ha investigado este fenómeno y los resultados son claros: los padres sí tienen favoritos. Un estudio publicado en Psychological Bulletin por la Brigham Young University, lo confirma. Según sus hallazgos, los hermanos menores suelen recibir un trato más favorable, mientras que los mayores tienen más independencia. Además, los padres tienden a ser menos controladores con los primogénitos a medida que se adentran en la adolescencia.

¿Cómo se expresa el favoritismo?

La psicología define el favoritismo parental como un patrón de trato diferencial hacia los hijos dentro de una familia. No es algo que ocurra de manera puntual o anecdótica, sino que se manifiesta de forma constante en cinco aspectos principales: el trato general, las interacciones cotidianas, las actitudes negativas, la distribución de recursos y el nivel de control sobre el comportamiento de los hijos.

hermanos enfadados

Los problemas de la infancia se pueden enquistar en el tiempo.

A veces, la diferencia está en los pequeños detalles. Un hijo puede recibir más palabras de aliento, mientras que al otro se le corrigen más sus errores. También influye la manera en que se reparten las responsabilidades: a uno se le exige más mientras que al otro se le permite cierta flexibilidad.

Alexandre Pérez, psicólogo especializado en relaciones familiares, explica que no es que tengan una preferencia consciente, sino que es inevitable que se genere mayor afinidad: "Cada persona es diferente, y eso hace que los padres puedan sentirse más identificados con la personalidad de uno de sus hijos, ya sea porque comparten intereses, experiencias o porque les recuerda a ellos mismos".

¿A quién favorecen más los padres?

Durante años se pensó que las madres preferían a las hijas y los padres a los hijos. Pero el estudio de la Brigham Young University desmontó esta idea. En realidad, los padres suelen inclinarse más por las hijas.

Este favoritismo no siempre es consciente. Como explica Pérez, "obviamente hay diferencias entre las personas, todos somos diferentes" y eso hace que los padres puedan "sentir más afinidad con uno que con otro, aunque su intención sea tratarlos por igual".

Esto significa que muchas veces el trato desigual no nace de una decisión premeditada, sino de una conexión más natural con ciertos rasgos de carácter.

¿Influye el orden de nacimiento?

Uno de los mitos más extendidos es que el primogénito recibe más atención o que el hermano menor es el más mimado. Pero los estudios científicos han demostrado que estos factores no son determinantes. Lo que realmente importa, según Pérez, es la personalidad de cada hijo y la manera en que interactúa con sus padres.

conflicto entre hermanos ok

El orden de nacimiento tiene poca influencia, según la ciencia.

Sin embargo, hay ciertas tendencias generales. Según la investigación de la Brigham Young University, los primogénitos suelen disfrutar de más autonomía, mientras que los hermanos menores pueden recibir un trato más indulgente. Pero esto no implica que el favoritismo sea una cuestión de nacimiento.

Como explica Alex Jensen, el investigador del estudio de la Brigham Young University, "a veces los padres se preocupan tanto por tratar a sus hijos de la misma manera que pasan por alto sus necesidades individuales".

Consecuencias del favoritismo en la familia

Sentirse menos querido o menos valorado dentro de la familia puede tener un fuerte impacto en la autoestima y la salud mental. Los hijos que perciben favoritismo por el otro hermano pueden desarrollar sentimientos de inferioridad, resentimiento e incluso distanciamiento emocional con sus padres. Además, este trato desigual puede alimentar la rivalidad entre hermanos, afectando a la relación a lo largo de los años.

Jensen advierte que "los niños que sienten que reciben menos atención de sus padres tienen más probabilidades de experimentar problemas de salud mental y de mostrar comportamientos problemáticos en casa o en la escuela".

¿Se puede evitar el favoritismo?

Evitar que un hijo se sienta menos querido que otro es complicado, pero no imposible. Los expertos recomiendan ser conscientes de estos sesgos y hacer un esfuerzo por tratar a todos los hijos con equidad. No se trata de repartir todo a partes iguales, sino de reconocer las necesidades individuales de cada niño.

Una de las recomendaciones más claras del psicólogo es evitar las comparaciones directas: "Una de las cosas más importantes es no decir 'mira, tu hermano ha hecho esto' o 'a tu edad hacía esto y tú tienes que hacer lo mismo'".

Otra estrategia es dedicar tiempo individual a cada hijo. No se trata de medir con un cronómetro cuántos minutos recibe cada uno, sino de asegurarse de que todos se sientan valorados. "Además de hacer cosas juntos en familia, hay que dedicar tiempo exclusivo para cada uno, aunque no sea exactamente la misma cantidad", añade Pérez.

Tres hermanos

Realizar actividades juntos puede ayudar a minimizar los celos y la rivalidad.

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También es importante fomentar la cooperación en lugar de la competencia. En lugar de enfrentar a los hermanos en juegos o actividades, se pueden crear dinámicas en las que trabajen en equipo. Según Pérez, "jugar en equipos en vez de enfrentarnos uno al otro ayuda a reducir los celos y refuerza la relación entre hermanos".

Por último, es fundamental validar las emociones. Sentir celos es completamente normal, y negarlo solo empeora la situación. Como explica Pérez, es importante "acompañar a los niños en esos sentimientos en lugar de rechazarlos". Como explica el experto, los celos son una emoción más, como la tristeza o la alegría, y aprender a gestionarlos es clave para el desarrollo emocional.