Hay ocasiones en las que, consciente o inconscientemente, actuamos para perjudicar nuestro bienestar. Pueden ser en pequeñas cosas, que a veces nos parecen sin importancia. Una de vez en cuando no es el problema. El problema es que se suman día tras día.
Todos ellos van provocando una sensación de acumulo y el resultado es un boicot a nuestra felicidad y a tener un día más alegre. Esos gestos que pueden mejorar o empeorar nuestra cotidianeidad se han estudiado a través de investigaciones científicas.
La buena noticia es que es fácil revertir esos hábitos. La psiquiatra estadounidense Judith Joseph, profesora de la Universidad de Nueva York y además una excelente divulgadora, los ha resumido en cinco puntos.
Los cambios para aumentar el bienestar
La doctora Joseph, especializada en salud mental en la adolescencia y menopausia, ha ideado un método que llama “las 5 V para mejorar”. Se trata de cinco palabras que empiezan por uve que facilitarán el recordar los hábitos que podemos modificar para mejorar ese bienestar. Los ha explicado en un podcast en redes sociales.
De estas cinco palabras V, la experta destaca una que considera que es sobre la que tendríamos que poner más el foco.
- Validación. “Cuantas veces al día ignoras cómo te sientes”, pregunta la psiquiatra. Pone el ejemplo de las mujeres que necesitan ir al baño más a menudo y se aguantan en el trabajo para acabar lo que están haciendo. Hizo una encuesta y se sorprendió que todas las mujeres lo admitieron.
La doctora ha explicado que varios estudios subrayan la necesidad de hacernos valer, de priorizar nuestras necesidades. Si nos autovalidamos realizamos un acto sanador en el que nuestro cerebro elimina estrés. Reconocer cómo nos sentimos nos ayudará a sentirnos mejor.
La inflamación afecta a la felicidad
El segundo aspecto que más remarca la psiquiatra es el que hace referencia a la necesidad de tener un cuerpo sano para tener una mente sana. Nos pone un ejemplo con una pregunta, que ella hace a su hija: “¿Cuántos cuerpos tienes?” Cuando le responde que uno, la doctora le recuerda que entonces debe cuidarlo. Lo resume con la palabra:
- Vital. Nuestra salud ha de ser prioritaria. Parece lógico y sin embargo los ritmos rutinarios y las prisas nos lo hacen olvidar muy a menudo. Lo vemos sobre todo en la forma en la que comemos. Envenenamos nuestro cuerpo.
“Muchas veces comemos alimentos ultraprocesados y sin nutrientes. Eso hace que nuestro cuerpo se dañe y aumente la inflamación. La inflamación hace que nuestro cerebro esté triste”, avisa.
La inflamación actúa sobre nuestros neurotransmisores. Nos pone más ansiosos y deprimidos. La comida basura puede estar rica, pero al acabar no te sientes más feliz. Muchas veces te sientes decepcionado o arrepentido. “Hace que nuestro cuerpo se sienta asqueroso”, añade.
También empeora nuestro sueño. El descanso nocturno es vital para limpiar nuestro cerebro y empezar el día con energía y buen humor. La doctora enumera otros alimentos que sí nos benefician: verduras de hoja verde, frutas del bosque o pescados con omega-3, como el salmón y las sardinas. Todos ellos son buenos para el cerebro.
Las otras tres palabras en V
- Ventilar. Se refiere a la necesidad de desahogarnos, de tomar aire en momentos de estrés. Saber respirar de modo profundo y conscientemente durante un momento puede ayudarnos a focalizar mejor.
En un momento de tensión o en una pelea, puede darnos esa pausa para que no respondamos en caliente y digamos algo sobre lo que luego nos vayamos a arrepentir.
- Valores. “Tenemos que fijarnos en lo que de verdad valoramos y no en lo que los otros dicen que deberíamos valorar”, explica la doctora Joseph. Sugiere identificar y vivir de acuerdo con esos valores.
“A medida que entras en un nuevo año, asegúrate de comprender cuáles son esos valores”, dice. Muchas personas persiguen objetivos superficiales como riqueza o estatus, que no dan felicidad duradera. Valores fiables son la familia, la fe o causas significativas.
- Visión. Hace referencia a la necesidad de planificar metas y celebrar los éxitos y las alegrías cotidianas. “No miramos hacia adelante. No celebramos nuestras victorias”, apunta.
Es esencial que celebremos nuestros logros para sentirnos motivados y satisfechos. En un estudio propio que hizo comprobó que celebrar los pequeños logros ayuda a superar los sacrificios que podamos haber hecho y encontrar una mayor alegría en la vida diaria.