Es importante enfocar las cosas en positivo, ver el vaso medio lleno. Es algo que recalca la psiquiatra Marian Rojas Estapé, que apunta la necesidad de cultivar una actitud optimista para tener una vida plena y saludable.
El mundo no es de color de rosa. “Las cosas que me suceden a veces son muy dolorosas -admite-. Pero si yo me hablo en negativo sobre todo lo que me sucede, eso influye en cómo voy a ser capaz de gestionarlo.”
Por tanto, hemos de saber orientar nuestra vida hacia el optimismo para salir adelante. Y qué pasa con las personas pesimistas, las que lo ven todo negro. Nadie nace pesimista u optimista. Son visiones que nos vamos creando a partir de vivencias y lo que nos inculcan. “Se puede educar el optimismo”, asegura la doctora. ¿Cómo? Gracias a la neuroplasticidad del cerebro.
Qué es la neuroplasticidad
La neuroplasticidad es la capacidad del cerebro para reorganizarse. Nuestras neuronas forman ideas y recuerdos a partir de conexiones entre ellas. Estas conexiones no son rígidas. Si falla alguna puede reorganizarse y mandar la información por otro lado.
Esta habilidad permite al cerebro adaptase a nuevos conocimientos y experiencias. Recuperarse de lesiones y cambiar de modo de pensar.
La psiquiatra recuerda en sus conferencias a Santiago Ramón y Cajal. Nuestro premio Nobel de medicina, y padre de la neurología ya decía: “Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro”.
La doctora Rojas hace hincapié en la expresión “si se lo propone”, porque allí está la clave. Esa es la parte de la actitud que debemos tener. Yo arranco y lo intento.
Si soy de los que piensa que el optimismo no sirve para nada, nunca me lo propondré. Nunca intentaré nada. Ni en esto ni en casi ninguna cosa. Por eso el optimismo es fundamental.
Por qué es importante el optimismo
Según la doctora Rojas hay varios buenos motivos para cultivar una aptitud optimista. Te planteamos cinco:
- Reduce el estrés. Una persona optimista tiene menos ansiedad porque afronta el futuro con mejor perspectiva. Al final redunda en una mejor salud mental.
- Fortalece las defensas. Hay varios estudios que han confirmado que la buena predisposición ante las enfermedades ayuda a que el sistema inmune actúe mejor.
- Aumenta la resiliencia. Como decía al principio la doctora, plantear las cosas en positivo ayudará a que las gestiones mejor y supere las adversidades.
- Mejora el bienestar. Si tu cerebro se enfoca hacia cosas positivas, también se asocia a una mayor satisfacción y felicidad con la vida.
- Mejora la vida social. Las personas positivas suelen tener mejores relaciones sociales. La gente negativa y que lo critica todo son considerados personas tóxicas e intentas apartarte de ellas. Las optimistas contagian las ganas de vivir.
Cómo aprender a ser optimista
No hay una escuela de optimismo como tal. Hay herramientas y ejercicios que te pueden ser útiles. El esfuerzo lo has de hacer tú. Igual que no hay escuela para enseñar a aprender. Hay herramientas para estudiar mejor. Pero, al final, el trabajo de aprender es tuyo.
“Lo primero es identificar cómo me trato. Identificar cómo hablo”, nos dice la psiquiatra. Tenemos que fijarnos en cómo es nuestro discurso en general. Cuál es el tipo de palabras que suelo emplear.
- Hay un grupo de personas que siempre hablan en negativo y juzgándolo todo y bajando las expectativas de que aquello acabe en un logro.
- Hay otro grupo que son las que intentan que hay un discurso más neutro o directamente positivo.
Plantéate en cuál de los dos grupos te incluirías. Piensa qué puedes hacer para dejar de pensar así. Vuelve a repasar todo los beneficios que hemos apuntado antes.
Mira menos el pasado y más el futuro
Otros aspectos importantes relacionado con lo anterior: “cómo hablo de los demás y cómo hablo de mi presente, de mi pasado y de mi futuro”, añade.
Hemos de aprender a perdonar nuestro pasado. No anclarnos en los errores de entonces porque no nos dejan avanzar. Hemos de verlos como una experiencia de la que hemos aprendido y seguir adelante.
Tampoco hemos de quedarnos en los odio. El odio te daña. No lo quieras para ti. Al que odias no le afectará. Y al que te critique, dile que no quieres su regalo de odio.
Y hemos de dejar de preocuparnos tanto por el futuro. “El 90% de las cosas que nos preocupan nunca suceden”, recuerda la doctora. Enfócalo con ilusión y es más probable que traiga cosas buenas, porque te atreverás a asumir oportunidades.