La inmunoterapia, el utilizar nuestras propias defensas para tratar las enfermedades, ha logrado un paso muy importante en el tratamiento del cáncer. Es un logro especialmente emotivo, ya que afecta a niños. Pero va mucho más allá. Se trata de que ha conseguido buenos resultados en un tumor cerebral, en tejido sólido.
La inmunoterapia hasta ahora estaba funcionando sobre todo en algunos tipos de leucemia, el cáncer de la sangre, o linfomas, el cáncer del sistema linfático. Cuando se aplicaba a órganos concretos, como el pulmón, el hígado o el cerebro, la respuesta era muy inferior.
Una de estas técnicas de inmunoterapia, el tratamiento CAR-T, ha tratado con éxito a varios niños que tenían un tipo de glioma, un tumor del sistema nervioso central (el cerebro y la médula espinal), cuyo pronóstico era fatídico.
Sobrevivía menos de un 1% y no había modo de frenarlo. Con la terapia CART ya hay cuatro niños con muy buen pronóstico y uno de ellos ya lleva cuatro años sano y estable.
En qué consiste la terapia CAR-T
No es la primera vez que la terapia CAR-T funciona en tumores cerebrales, por lo que cada vez es más evidente que estamos ganando una lucha muy importante. Hasta ahora sin embargo se utilizaba de complemento de otras técnicas. En el caso de este glioma infantil no había prácticamente nada que se pudiera hacer. A los once meses casi ningún niño seguía con vida.
La terapia CAR-T (son las siglas en ingles de receptor de antígeno quimérico de células T) consiste en extraer al paciente células inmunitarias de la sangre, los linfocitos T, y modificarlas genéticamente para enseñarles cómo detectar las células tumorales.
En el estudio que han realizado médicos de la Universidad de Standford, en California, y acaba de publicar la revista Nature, se explica que la técnica se aplicó a once niños con este grave tipo de glioma. En nueve ha tenido respuesta positiva.
De los cuatro que mejor han reaccionado ya hay uno, convertido en adolescente, que lleva cuatro años prácticamente curado. Los médicos no hablan de curación, puesto que siempre hay riesgo de que reaparezca. Lo definen como “sin enfermedad detectable”.
“Un fármaco vivo que sigue vigilante”
“Este estudio aporta datos de respuestas (9 de 11 pacientes) como para poder decir que estamos en un año previo pero crucial de cara a que el tratamiento de tumores del sistema nervioso con terapia CAR-T sea aprobado para su uso sistemático”, ha asegurado el doctor Manel Juan, jefe de Inmunología del Hospital Clínic de Barcelona.
Además abre la posibilidad, si no de curar, de cronoficar una enfermedad hasta ahora incurable. “Este concepto es importante en inmunoterapia y lo distinta de la radioterapia y la quimioterapia -ha explicado este especialista a la agencia SMC España-. El tratamiento de inmunoterapia puede perdurar e integrarse en el propio organismo al ser un fármaco vivo, mientras que la radioterapia y la quimioterapia solo actúan mientras se aplican.”
Por último, el doctor Juan ha resaltado el hecho de que la terapia CAR-T ya no solo se aplica con éxito a linfomas y leucemias. “Otros tumores sólidos son abordables, aunque posiblemente necesiten incorporar mejoras en el procedimiento.
Hasta ahora el principal problema que se han encontrado al aplicar inmunoterapia es que las células malignas de los tumores sólidos se las arreglaban para esconderse mejor o defenderse mejor de estas células inmunes enseñadas. Por fin se ha conseguido abrir una grieta en ese muro.
Muchas esperanzas de futuro
En general, todos los especialistas han avalado el estudio por la seriedad, la fuerza de los datos y los resultados que se han obtenido. Según el doctor Luis Álvarez-Vallina, jefe de Inmunoterapia del Hospital 12 de Octubre, "el estudio refuerza datos previamente publicados sobre el enorme potencial de las terapias CAR-T para el tratamiento de los tumores cerebrales".
Los resultados son muy prometedores en seguridad y eficacia. No hay que olvidar que la inmunoterapia no tiene los duros efectos secundarios de la radioterapia y la quimioterapia.
En conclusión, este estudio representa un avance significativo por lo que se refiere a este tipo de tumor cerebral infantil y, en general, para todos los tumores cerebrales. Sin embargo, no se puede obviar que llevamos muy pocos casos tratados. Solo once. Hay muchos detalles técnicos que se han de analizar y confirmar.
Por ejemplo, se ha de analizar por dónde es mejor administrar el tratamiento. “En el caso de la administración intracraneal hay que tener en cuenta que se va a producir inflamación del tumor y que existen riesgos derivados de hipertensión intracraneal”, puntualizaba el inmunólogo Ignacio Melero, de la Clínica de Navarra, a la agencia SMC.
Y se ha de investigar más qué receptores de la célula inmune se han de tocar para maximizar su eficacia. Son algunos de los retos pendientes. Pero eso no quita que estamos ante una gran y feliz noticia.