Los ecologistas y, en general, una mayoría de la comunidad científica llevan tiempo alertándonos de los peligros para el medio ambiente que supone la contaminación con plásticos. Las pequeñas partículas en que se descompone los productos de plásticos al fabricarse o al deteriorarse se han extendido hasta el punto de que no hay ni una zona del planeta donde no se hayan detectado microplásticos.
Los siguientes en dar la señal de alarma han sido los médicos y biólogos, que están comprobando que estas micropartículas invaden nuestro cuerpo y empiezan a suponer un peligro potencial significativo. No es todavía una alarma global porque los daños no son inmediatos, sino que se observan con el paso del tiempo. Pero ya hay indicios claros de la extensión del problema:
Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Fudan, en Shanghái, con 113 participantes, ha encontrado restos de microplásticos tanto en el semen como en la orina de todos los participantes.
Tenemos restos de hasta ocho microplásticos
El objetivo del estudio era investigar hasta qué punto era habitual la presencia de múltiples tipos de microplásticos en el organismo y su posible riesgo en la reproducción. “Hasta ahora la presencia en el sistema reproductor masculino y sus efectos sigue siendo en gran medida desconocidos”, admitía el doctor Chen Zhang, primer autor del estudio.
Para intentar saber más al respecto se analizaba la orina y el semen. Los autores han constatado que la presencia es enorme, puesto que no hubo ni una excepción en todos los participantes que contactaron.
Todos eran de China, aunque no de la misma zona. Se buscaron voluntarios de tres regiones completamente distintas precisamente para contrastar la influencia ambiental. Se buscaron ocho tipos diferentes de plásticos, que son los más extendidos, como el policarbonato (PC), el teflón (PTFE), polietileno (PE), polivinilo (PVC) o el polietileno (PET).
Se detectaron restos en todas las muestras y cada participante tenía entre tres y cinco tipos diferentes de microplásticos. Las tasas más altas fueron de poliestireno (PS), muy usado en vasos y platos de plástico, y polipropileno (PP), ingrediente común de desodorantes, por ejemplo.
Cómo afecta a la fertilidad masculina
También se evaluaba la calidad del semen, con recuento de espermatozoides, la concentración y motilidad (cómo se mueven), para saber si había relación con la disminución de la fertilidad como apuntan algunos estudios previos. Lógicamente, también se ajustaron otros factores, como la edad, si fuman o beben o el peso corporal, que también pueden repercutir en el resultado.
El resultado de este estudio confirmó estas sospechas. Un microplástico es especialmente dañino: el politetrafluoroetileno (PTFE), que conocemos más popularmente como teflón.
El teflón es un recubrimiento habitual de las sartenes y que encontramos en muchos otros productos: textiles repelentes de agua, maquinillas de afeitar, ratones de ordenador. Paradójicamente, también en muchos de los aparatos que encontramos en hospitales y consultas médicas.
“Los participantes expuestos al PTFE fueron los que mostraron mayores reducciones en el recuento de espermatozoides”, explicaba el doctor Chen. Cuando había restos de otros tipos de plásticos la calidad del semen era aún peor.
Qué otros riesgos tienen en la salud
No es el primer ni será el último de los estudios que alertan de los riesgos de los microplásticos. El hecho de que sus efectos sean tan sutiles y poco definidos (baja calidad no implica infertilidad total) hace que se actúe con menos contundencia.
Ocurre lo mismo con otros riesgos. Por ejemplo, hay estudios, como el de la Universidad de Nápoles, en Italia, que han confirmado que los microplásticos también aumentan las posibilidades de padecer un ictus o un infarto.
En este caso, la acción de los microplásticos es más evidente. Estas micropartículas pasan al torrente sanguíneo y colaboran a que se produzcan los taponamientos que causan los accidentes cardiovasculares.
El estudio en Italia constató que un 58% de las 257 personas estudiadas tenían microplásticos en la sangre. En su posterior evolución, un 20% sufrió un ictus o un infarto. Entre los que no se les detectó microplásticos, solo un 7% tuvo problemas cardiovasculares.
En este caso, los tipos de microplásticos que más se detectaron en la sangre son el polietileno (PE) y el PVC.