No todo es culpa de la microbiota: un estudio apunta que la relación con algunas enfermedades puede ser errónea

Muchas enfermedades se relacionan con la microbiota, las bacterias de nuestro sistema digestivo. Varios estudios atribuyen al porcentaje de bacterias consideradas perjudiciales gran parte del problema. Sin embargo, un nueva investigación relativiza su importancia.

Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

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La manera de analizar las bacterias intestinales puede ser errónea en algunas enfermedades.

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La microbiota o lo que antiguamente se llamaba flora intestinal es el conjunto de bacterias y otros microorganismos que forman parte de nuestro sistema digestivo. Conviven con nosotros en un proceso de colaboración mutua.

Nos ayudan a descomponer los alimentos para que absorbamos sus nutrientes. Además tiene un papel importante en nuestras defensas: forman una barrera que frena la entrada de microorganismos en el cuerpo y también ayudan a regular la respuesta del sistema inmune.

No todas las bacterias nos benefician. Tradicionalmente se ha asociado un crecimiento excesivo de algunas de estas bacterias, las consideradas bacterias perjudiciales, con algunas enfermedades. Por ejemplo, con la enfermedad inflamatoria intestinal o el cáncer de colon. Pero un nuevo estudio ha puesto en duda algunos de estas ideas.

El desequilibrio es importante

El nuevo estudio, que acaba de publicar la revista científica Cell, no supone negar la importancia de la microbiota en la salud. Mantener un equilibrio es esencial para el bienestar general. Además, nuestro microbiota tiene comunicación con el cerebro, por lo que también puede influir en nuestro estado de ánimo.

Lo que dicen estos investigadores es que los cambios y desequilibrios en la cantidad total de bacterias en el intestino, la carga microbiana, podría ser más importante que simplemente el que aumenten las especies consideradas nocivas.

Es decir, no niegan que la carga microbiana sea un factor importante para entender la relación entre bacterias intestinales y enfermedades. Pero consideran que esta relación es más compleja de lo que se pensaba. Es importante considerar no solo qué proporción de bacterias están presentes, sino también cuántas hay en total de cada tipo.

De esta manera, entre un 7% y un 17% de las enfermedades podrían estar mal diagnosticadas por no haberse tenido en cuenta el total de los microorganismos y no solo los “malos”.

Cómo se ha de medir la microbiota

Para llegar a sus conclusiones los investigadores analizaron muestras de heces e hicieron recuento de baterías presentes. Sus resultados no son tajantes ni tienen una utilidad práctica inmediata. Solo es una advertencia de que podemos estar estudiando mal la microbiota.

Los investigadores de grupo Bork, en Hidelberg (Alemania) sostienen que el estilo de vida y las enfermedades afectan al número total de microorganismos en el intestino. Y que está medición se hace de forma incorrecta.

Veámoslo con un ejemplo. Imagina que solo tienes cien bacterias. Entre ellas, tienes 2 del tipo rojo y 4 del tipo azul. Es decir, un 2% de rojas y un 4% de azules. Pero las personas enfermas tienen 3% del tipo rojo. Podrías deducir que las de tipo rojo se asocian a la enfermedad.

En la carga microbiana se mira la densidad de microbios dentro del intestino. Y se mira la cantidad total por gramo de heces. Podríamos ver entonces que las personas enfermas no tienen cien sino 50 bacterias y resulta que el total de bacterias rojas es el mismo, lo que pasa es que el de bacterias azules ha disminuido. Si solo miramos el porcentaje nos habríamos equivocado.

¿Qué es una microbiota normal?

Entre los especialistas, el trabajo se relativiza. Los cambios en la microbiota ya se han asociado con enfermedades diversas, como la diarrea y el estreñimiento, la colitis ulcerosa y el autismo, entre otras. Pero estos cambios en la microbiota, que en medicina se llama disbiosis, plantean dudas.

A pesar de la intensa investigación estas últimas décadas, ‘disbiosis’ y ‘microbiota normal’ son términos poco precisos. Hay una gran diversidad microbiana de unos individuos a otros”, ha explicado el profesor Baltasar Mayo, investigador del CSIC.

Además, muchos investigadores dudan de si estos cambios en la microbiota son la causa de la enfermedad o se producen como consecuencia de la enfermedad.

Sí admite que este estudio abre una nueva perspectiva: “Tener en cuenta la carga microbiana total pudiera permitir centrarse en una pocas especies en cada enfermedad en estudios posteriores”, añade el profesor Mayo en declaraciones a la agencia SMC.