El cáncer es lo que se conoce como una enfermedad multifactorial, es decir, no se desarrolla por un solo factor. Eso hace que sea especialmente complicado prevenirlo. Sin embargo, la ciencia ha demostrado con sobrada evidencia que algunas sustancias, como el humo del tabaco, pueden provocar cáncer. Y en especial, determinados tipos de cáncer, como el de vejiga, están muy influenciados por esta exposición a sustancias químicas nocivas.
Precisamente, el cáncer de vejiga se encuentra en el puesto décimo de los más habituales en el mundo. Y por eso, conocer sus mecanismos es esencial para poder prevenirlo y tratarlo. En medio de un estudio sobre el cáncer de vejiga, los investigadores de la Universidad de Split, Croacia, dieron con un descubrimiento que no esperaban encontrar.
Un modelo muy habitual
Un modelo habitual para investigar el cáncer de vejiga consiste en exponer a ratones al humo del tabaco. Con total seguridad, muchos de ellos desarrollan la enfermedad en poco tiempo. Pero en esta ocasión, el equipo Janoš Terziš, líder del laboratorio de la Universidad de Split en Croacia, hizo una curiosa observación.
Cuando se administraba antibióticos a estos mismos ratones, los resultados en el desarrollo del cáncer cambiaban. Hablamos de una dosis de antibióticos muy agresiva, que acababa con el 99,9% de las bacterias intestinales.
El cambio en los resultados era más que notable. El 90% de los ratones expuestos al humo del tabaco desarrollaron tumores en la vejiga. De aquellos que también recibieron antibióticos, solo un 10% desarrolló la enfermedad.
Blanke Roje, coautora principal del estudio y estudiante del doctorado en el Laboratorio de Investigación del Cáncer en la Universidad de Split, apenas podía creerse lo que veían sus ojos. De hecho, repitieron otras 5 veces el experimento, sin dar crédito a lo que habían descubierto casi por casualidad.
¿Y qué hacemos ahora?
Este descubrimiento fruto, casi, de la serendipia, debía ser puesto a prueba. Es por eso que Terziš compartió la información con Michael Zimmermann, líder del grupo EMBL de Heidelberg, para poner en marcha un estudio conjunto más elaborado que estudiara las funciones del microbioma intestinal.
En particular, les interesaba estudiar el proceso de la biotransformación. Esta es la capacidad que tienen los microorganismos de alterar o descomponer las sustancias químicas de su entorno.
La hipótesis inicial con la que jugaban ponía como foco la relación de la flora bacteriana intestinal y la nitrosamina BBN. Esta es una de las sustancias químicas presentes en el humo del tabaco, íntimamente relacionada con el desarrollo del cáncer de vejiga.
Las bacterias intestinales
La colaboración surgida entre estos dos equipos pronto dios sus frutos. Usando variedad de métodos de microbiología y biología molecular, los investigadores descubrieron al fin una explicación para estos resultados.
Las bacterias que viven en el intestino de los ratones podían convertir la BBN en BCPN. Esta última pertenece a una clase de compuesto llamado también nitrosaminas. Sin embargo, a diferencia de la BBN, la BCPN se concentra en la vejiga urinaria, y desencadena la formación de tumores.
Por tanto, esta formación de tumores no solo depende de la exposición a este tipo de sustancias químicas, sino también a su interacción con el microbioma intestinal.
Los expertos pusieron en marcha otra serie de experimentos que buscaban descubrir si este mismo proceso podía suceder en el ser humano usando heces. Y los resultados volvieron a tomarles por sorpresa.
Aunque las bacterias intestinales humanas también pueden convertir la BBN en BCPN, pueden existir diferencias individuales en este proceso entre una persona y otra.
Esto podría explicar por qué algunas personas expuestas a cancerígenos de forma constante no desarrollan cáncer, y otras sí.
¿Significa esto que tenemos una cura para el cáncer de vejiga?
Todo este descubrimiento, como aclara Zimmermann, no significa que hayan dado con una cura o una forma de prevenir el cáncer. Sin embargo, sí que podría usarse para predecir el riesgo individual de desarrollar esta enfermedad, y con más investigación, podría usarse con fines preventivos.
Como expresa el experto, este descubrimiento exige más estudios. Algunos de ellos ya están en marcha y en manos de este excelente equipo de investigadores, que buscan comprender como influye el microbioma en el metabolismo de diferentes tipos de cancerígenos.