La nutrición antiinflamatoria está a la orden del día. Los últimos avances en nutrición y medicina indican que un consumo regular de alimentos antiinflamatorios puede prevenir el desarrollo de diferentes enfermedades crónicas, entre las que destacan el cáncer, problemas cardiovasculares e incluso la diabetes.
Y si hay una experta a la que hay que escuchar cuando hablamos de nutrición antiinflamatoria, esa es Sandra Moñino, autora de Adiós a la inflamación. Esta vez, la nutricionista e influencer nos cuesta cuáles son los 5 quesos antiinflamatorios que puedes incluir en tu dieta para cuidar de tu microbiota. ¿Quieres saber cuáles son?
¿Qué quesos puedes comer si quieres llevar una dieta saludable?
Lejos de calificar alimentos como prohibidos y permitidos, las indicaciones de Sandra Moñino nos dejan claras dos cosas. Los quesos menos procesados, como el queso fresco, mozzarella o de leche cruda, se encuentran por encima de los curados en lo que se refiere a capacidad digestiva, y aportan muchos más nutrientes y menos grasa. Y si tenemos que elegir entre vaca, oveja o cabra, estas dos últimas son la mejor alternativa.
Aunque, como nos explica la experta, es importante comprobar siempre la calidad nutricional del producto elegido. Para ello, debemos leer su listado de ingredientes antes de comprar.
Mozzarella de Búfala
La mozzarella de búfala es el primer queso antiinflamatorio que nos recomienda Sandra Moñino para llevar una dieta saludable. Además de sus propiedades antiinflamatorias, este queso es una fuente excelente de proteínas de alta calidad, así como de calcio, nutrientes esenciales para la función ósea y muscular.
También cabe destacar que, en comparación con otros quesos, la mozzarella de búfala es bajo en grasas saturadas, por lo que puedes incluirlo en tu dieta habitual sin miedo a las consecuencias que otras variedades pueden tener sobre la salud cardiovascular.
Pero quizá lo más interesante de este queso es que, además de su efecto antiinflamatorio, contiene bacterias beneficiosas que pueden actuar como probióticos. Gracias a ello, se convierte en una opción ideal para cuidar de la salud digestiva y, de paso, fortalecer el sistema autoinmune. ¡Además, tiene menor contenido en lactosa que otros quesos!
Queso feta
El queso feta es el siguiente de la lista de recomendados por Moñino. Con un sabor muy característico y una textura excelente para tostas y ensaladas, el feta es, al igual que el anterior, una excelente fuente de calcio, proteínas y vitaminas. En especial, esta variedad es rica en vitamina A, esencial para la salud ocular y el sistema inmunológico, y la vitamina B12, que es imprescindible para la producción de glóbulos rojos y el mantenimiento del sistema nervioso.
Al igual que la mozzarella de búfala, este queso es una gran fuente de probióticos. Esta variedad se elabora por medio de un proceso de fermentación, que es el responsable de introducir en el alimento una serie de bacterias que son muy beneficiosas para el sistema digestivo.
Este queso también es bajo en grasas, y rico en otros muchos nutrientes interesantes, como el fósforo, el zinc y compuestos antioxidantes. ¡Y, por si fuera poco, tiene menos lactosa que otros productos lácteos!
Queso loncha de cabra u oveja
¿Te apetece prepararte un sándwich de queso? Entonces la opción que te recomienda Moñino es un queso en loncha de cabra u oveja. A diferencia del queso de vaca, este tipo de productos tienen un menor contenido en lactosa, lo cual hace que sea una opción más digestiva y que hinche menos. Su sabor también es un factor claro a tener en cuenta.
Este tipo de queso, además, tiene una proteína distinta al que se produce con la leche de la vaca. Mientras que esta última tiene caseína A1, la leche de cabra u oveja contiene caseína A2, que es menos inflamatoria que la primera.
Aunque esto no es lo único que vale la pena tener en cuenta. Los quesos de cabra u oveja, en comparación con los de vacas, son mejores fuentes de nutrientes como el calcio, el fósforo, el zinc, el magnesio y vitaminas variadas (A, D y B, especialmente). También contienen una mayor proporción de ácidos grasos saludables, que se digieren más rápido y nuestro cuerpo convierte rápidamente en energía.
Particularmente, el queso de oveja es rico en ácido linoleico conjugado (CLA), una sustancia con demostrados beneficios antiinflamatorios, que incluso puede llegar a reducir el riesgo de padecer problemas de corazón y ciertos tipos de cáncer.
Queso en cuña de leche cruda
Sin alejarnos de la fuente (la cabra o la oveja), Moñino nos recomienda también el queso en cuña de leche cruda, perfecto como aperitivo para congraciar a las visitas o disfrutar de una buena copa de vino.
En este caso, la principal ventaja que debemos destacar radica en la leche cruda, que conserva más vitaminas y minerales esenciales que la leche pasteurizada, como vitaminas A, D, E, B12, calcio, fósforo, magnesio o zinc. También contiene más ácidos grasos beneficioso, como el ya mencionado CLA.
Este queso también contiene enzimas naturales que ayudan a la digestión de la lactosa y de las proteínas, lo que hace que sea más fácil de digerir y no hinche. Y, además, los quesos de leche cruda contienen una mayor diversidad de probióticos, lo cual beneficiará mucho a tu sistema digestivo.
Queso fresco
La última opción que nos ofrece la experta de su lista de quesos antiinflamatorios es el queso fresco, una vez más de cabra o de oveja, para disfrutar de las ventajas de los productos de este origen.
A diferencia de otros quesos, el fresco nos ofrece una alternativa baja en grasas y calorías, lo que lo convierte en una opción más ligera y saludable que los quesos curados. Además, este tipo de productos suelen tener un contenido en sodio más bajo, lo que reduce su impacto sobre la salud cardiovascular.
Al igual que otras opciones de la lista, es un queso con poca cantidad de lactosa y contiene enzimas que facilitan su digestión. También nos ofrece una buena cantidad de probióticos, que enfatizan aún más su impacto positivo sobre la salud digestiva, y que evitan la hinchazón clásica que pueden provocar otros tipos de queso.