El truco de la nutricionista Sandra Moñino para que las patatas sean un alimento prebiótico y antiinflamatorio

Es un método de elaboración muy sencillo que, además de ser bueno para tus bacterias intestinales, favorece la digestión, mejora el metabolismo y reduce el ázucar en sangre.

BEGOÑA BERNÁLDEZ
Begoña Bernáldez

Periodista especializada en nutrición, estilo de vida y psicología

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Un método muy sencillo que aporta numerosos beneficios.

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¿Sabías que evitar las patatas por miedo a engordar podría estar privándote de un alimento sorprendentemente beneficioso? Imagina poder transformar este ingrediente básico y a menudo subestimado en un potente aliado para tu salud digestiva y bienestar general. Las patatas, preparadas de una forma específica, pueden convertirse en un alimento clave para una microbiota intestinal saludable y una menor inflamación. Y no, no hablo de patatas fritas.

Sandra Moñino, dietista-nutricionista y autora del bestseller 'Adiós a la inflamación. Cómo prevenir enfermedades, retrasar el envejecimiento y perder peso' (Ed. Harper Collins), nos revela en sus redes un sencillo truco para transformar este humilde tubérculo en una potencia prebiótica y antiinflamatoria.

¿El resultado? Un plato delicioso perfectamente compatible en una dieta equilibrada y saludable que nutre tu intestino, mejora la digestión y el metabolismo y regula el azúcar en sangre.

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¿Qué son los prebióticos?

Los prebióticos son alimentos que contienen fibras no digeribles que estimulan el crecimiento y la actividad de bacterias beneficiosas en el intestino. Estas bacterias, conocidas como probióticos, son fundamentales para mantener un equilibrio saludable en la microbiota intestinal, crucial para la digestión o el sistema inmunológico.

Para que lo entiendas mejor, son como el "fertilizante" de las bacterias buenas que viven en tu intestino (la microbiota humana). No son digeribles por tu cuerpo, pero sirven de alimento para estas bacterias beneficiosas, ayudándolas a crecer y prosperar.

Los prebióticos se encuentran principalmente en alimentos como frutas, verduras, legumbres y granos enteros. Su función principal es alimentar a esas bacterias, promoviendo así un ambiente intestinal óptimo y equilibrado.

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¿Y los alimentos antiinflamatorios?

Los alimentos antiinflamatorios son aquellos que ayudan a reducir la inflamación crónica en tu cuerpo, una patología que, como reconoce la nutricionista, "muchas personas sufren en silencio", y que surge cuando tomamos a menudo alimentos proinflamatorios o nos exponemos a factores como el estrés o el insomnio.

Esta inflamación silenciosa puede contribuir a diversas enfermedades, desde problemas cardíacos hasta enfermedades autoinmunes, por eso, conviene consumir alimentos con propiedades antiinflamatorias para combatir este proceso, promoviendo la salud a largo plazo.

Los alimentos antiinflamatorios incluyen aquellos ricos en antioxidantes, ácidos grasos omega-3, y compuestos bioactivos como la curcumina (presente en la cúrcuma) y el ácido oleico (en el aceite de oliva virgen).

El truco para preparar patatas prebióticas y antiinflamatorias

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El truco para preparar patatas prebióticas y antiinflamatorias es simple pero efectivo. Comienza pelando las patatas (o déjalas con piel si lo prefieres) y cuécelas durante aproximadamente 20 minutos.

Luego, enfríalas durante al menos 12 horas en la nevera. Este proceso permite que el almidón de las patatas se transforme en almidón resistente, que actúa como un prebiótico natural.

Esta forma de almidón se forma cuando las patatas se cocinan y luego se enfrían, y no se digiere completamente en el intestino delgado, aunque sirve como alimento para las bacterias beneficiosas, ayudándolas a producir ácido butírico, un antiinflamatorio natural.

Cuando estés lista para consumirlas, recalienta las patatas suavemente (evitando temperaturas superiores a 150ºC) y condiméntalas con cúrcuma, pimienta y un toque de aceite de oliva virgen. Estos condimentos no solo mejoran su sabor, sino que también aumentan sus propiedades antiinflamatorias gracias a la curcumina y los ácidos grasos saludables presentes en el aceite de oliva.

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¿Qué beneficios pueden aportarte estas patatas?

Las patatas preparadas de esta manera ofrecen una serie de beneficios para tu salud, además de sus propiedades prebióticas y antiinflamatorias.

  • Control del azúcar en sangre. El almidón resistente retrasa la absorción de glucosa, evitando picos de azúcar.
  • Mejor absorción de minerales. Favorecen la absorción de minerales importantes como el calcio y el magnesio.
  • Metabolismo saludable. Promueven un metabolismo equilibrado gracias a su efecto sobre la microbiota intestinal.
  • Digestión óptima. El almidón resistente facilita la digestión y previene el estreñimiento.
  • Pérdida de peso y efecto saciante. Te ayudan a sentirte saciada por más tiempo, reduciendo los antojos y apoyando tus objetivos de pérdida de peso.
  • Menos carbohidratos asimilables. Reduce la cantidad de carbohidratos que tu cuerpo absorbe, sin sacrificar los nutrientes esenciales.

Estos beneficios se traducen en una mejor salud digestiva, menor riesgo de inflamación crónica y apoyo general al bienestar.

¿Puede ser un alimento prebiótico y antiinflamatorio al mismo tiempo?

¡Sí puede! Algunos alimentos poseen la capacidad de ser tanto prebióticos como antiinflamatorios. Este doble beneficio se logra cuando ciertos ingredientes, como las patatas preparadas según el método desarrollado por Sandra Moñino, promueven la salud intestinal al mismo tiempo que reducen la inflamación en el cuerpo.

La clave está en elegir métodos de cocción adecuados y combinarlos estratégicamente en la dieta para obtener el máximo provecho de sus propiedades saludables. Por ejemplo, puedes preparar una ensalada con lentejas (prebióticas), salmón (antiinflamatorio) y verduras de hoja verde (antiinflamatorias).

Contraindicaciones

Es importante tener en cuenta que, aunque estas patatas ofrecen beneficios significativos, algunas personas pueden experimentar malestar digestivo si no están acostumbradas a alimentos ricos en almidón resistente o fibras prebióticas. Esto es especialmente relevante para aquellos con problemas digestivos como flatulencia o sensibilidad gastrointestinal. Para estas personas, es aconsejable introducir estos alimentos gradualmente en la dieta y ajustar la cantidad según la tolerancia individual.

Además, personas con una microbiota intestinal comprometida, como adultos mayores o aquellos con enfermedades crónicas, también deben ser cautelosos y considerar consultar con un profesional de la salud antes de realizar cambios significativos en su dieta.