Diversas investigaciones han puesto la atención en la manera de mejorar la calidad de vida en la población de más de 65 años. Se trata de un colectivo cada vez más numeroso y que nada tiene que ver con generaciones previas. Se sienten más activos.
Conscientes de que la longevidad ha aumentado y que pueden tener una larga etapa por delante, este grupo la quiere disfrutar con calidad de vida. Para ello se insiste en que cuidemos la salud no solo física, sino también mental. Estos años coinciden con la menopausia y luego con la llegada de la jubilación.
Son cambios importantes que requieren nuevas estrategias y planteamientos vitales. Una de las importantes recomendaciones es que tengamos nuevas aficiones que nos llenen el tiempo y nos resulten beneficiosas. Pero no sirve cualquier afición.
Por qué son importantes las aficiones
Las investigaciones científicas realizadas al respecto insisten en ello: las aficiones no son un simple pasatiempo, sino una herramienta poderosa para promover la salud física, mental y emocional en la etapa senior.
Fomentar una vida activa y llena de intereses no solo puede prolongar la independencia y la funcionalidad, sino que también permite disfrutar el envejecimiento con bienestar y alegría. Por ello, la recomendación de los expertos es simple: nunca es tarde para descubrir o redescubrir una afición.
Hay que buscar aficiones. Eso no significa ponerse a ver más rato la televisión o engancharse más a las redes sociales. Las aficiones de las que nos hablan los expertos implican entretenimiento pero también que nos inciten a poner algo de nuestra parte. No a ser meros espectadores.
Los psicólogos y médicos coinciden en que lo ideal es que tengamos no una sino varias aficiones que podamos ir intercalando en un programa de actividades que también incluyan las tareas domésticas habituales. Estos hobbies han de ser de cuatro tipos distintos.
Los cuatro tipos de aficiones
Estas aficiones pretenden abarcar todo tipo de opciones. La separación es por objetivos. Verás que no son compartimentos estancos. A lo mejor la que te gusta a ti para un objetivo es una afición que otra persona coloca en otro grupo.
- Aficiones creativas. Se trata de actividades que supongan algún reto. Pueden ser manualidades o un reto cognitivo, como resolver acertijos, aprender un idioma, estudiar cocina, practicar un instrumento, etc. Es abrir tu mente a nuevos conocimientos.
iStock by Getty Images
- Actividades físicas. El ejercicio es importante. Caminar puede ser una opción, pero tomado como ejercicio, no simplemente mirar escaparates. Se ha de caminar rápido. Otras opciones son baile o yoga. Hay que ejercitar también la fuerza. Haz pesas.
- Aficiones absorbentes. Es el grupo de aficiones que hacen que pierdas la noción del tiempo. Si no era ninguna de las de los grupos anteriores, hay que buscar eso que te apasiona. Puede ser ir al cine o leer o la jardinería. Si ya no tienes, rebusca en tus recuerdos qué te apasionaba y has dejado de hacer por la familia y el trabajo.
- Actividades introspectivas. Los expertos aconsejan que nos autoanalicemos para poner en orden nuestros pensamientos. La meditación o conversación serena con un amigo íntimo puede ayudarnos a ello. Nos aportará paz mental, que es muy importante.
La ciencia avala esta estrategia
Estudios científicos han demostrado que dedicar tiempo a pasatiempos puede ralentizar el deterioro cognitivo y reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas, como el alzhéimer. Una investigación publicada en Neurology en 2022 encontró que los adultos mayores que realizaban actividades de ocio intelectual, como la lectura, el ajedrez o la escritura, tenían hasta un 23% menos de probabilidad de desarrollar demencia.
Uno de los hallazgos más prometedores en neurociencia es que el cerebro mantiene su capacidad de adaptación incluso en edades avanzadas, un fenómeno conocido como neuroplasticidad. Aprender una nueva habilidad, como tocar un instrumento o formarte en algún campo nuevo fomenta la formación de nuevas conexiones neuronales.
La Universidad de Texas demostró que los adultos mayores que aprendían manualidades nuevas o a utilizar las tecnologías mejoraron su memoria y la velocidad de procesamiento mental.
Pero los beneficios demostrados de las aficiones no se limitan al ámbito cognitivo. Las actividades que requieren actividad física, como la jardinería, el baile o el andar han demostrado mejorar la movilidad, fortalecer los músculos y disminuir el riesgo de caídas, una de las principales causas de hospitalización a medida que envejecemos.