Las alergias e intolerancias alimentarias están experimentando un incremento significativo en todo el mundo. De acuerdo con la Fundación Seguridad Alimentaria y Prevención de Alergias, cerca del 8% de los menores de 14 años y en torno al 2-3% de los adultos sufren algún tipo de alergia alimentaria. En España, son dos millones las personas que lo sufren.
En la última década, ningún país ha logrado reducir la incidencia de estos casos; por el contrario, se ha observado un aumento generalizado. Aunque las mejoras en los métodos de diagnóstico pueden haber contribuido a este incremento, el alza más notable se ha registrado entre los niños y los jóvenes.
En lo que respecta a las intolerancias alimentarias, se calcula que aproximadamente una de cada tres personas podría presentar síntomas asociados a este trastorno.
La doctora Ana Bellón sostiene que este fenómeno no es simplemente una tendencia pasajera. Basándose en diversos estudios, afirma que el número de personas afectadas por alergias e intolerancias alimentarias está efectivamente en aumento, y se prevé que esta tendencia continúe en el futuro.
Causas del aumento de las alergias e intolerancia alimentarias
El incremento de alergias e intolerancias alimentarias es un fenómeno complejo cuyas causas aún no están completamente esclarecidas.
De acuerdo con la doctora Ana Bellón, “existen numerosos estudios que tratan sobre este tema, aunque lo cierto es que ninguno es todavía plenamente concluyente, en el sentido de que no apuntan inequívocamente a una única causa”.
Hay varios factores que podrían estar contribuyendo a esta tendencia:
1. Desequilibrio de la microbiota intestinal
La microbiota intestinal, compuesta por billones de bacterias de cientos de especies diferentes, juega un papel esencial en nuestra salud digestiva e inmunitaria.
La composición de la microbiota intestinal no es estática. Mientras que una gran proporción de estas bacterias son residentes permanentes del intestino, existe también una población transitoria. Estos "microorganismos en tránsito" entran a nuestro sistema digestivo a través de los alimentos y bebidas que consumimos y residen temporalmente en el intestino.
El equilibrio de este ecosistema microbiano es delicado y puede verse alterado por diversos factores. Una alimentación desequilibrada o el uso excesivo de antibióticos son dos de las principales causas que pueden perturbar la composición de la microbiota y favorecer la aparición de alergias e intolerancias.
Uno de los mecanismos por los que una microbiota alterada puede favorecer estas patologías es a través del aumento de la permeabilidad intestinal. Cuando la barrera intestinal se vuelve anormalmente permeable, permite el paso de ciertas proteínas que normalmente no deberían atravesarla. El sistema inmunitario, en su función de vigilancia constante, identifica estas proteínas como sustancias extrañas y potencialmente dañinas y desencadena una respuesta inmune que puede manifestarse en forma de alergias o intolerancias alimentarias.
2. Hipótesis de la higiene excesiva
El aumento de la higiene en la sociedad moderna, aunque es beneficioso en muchos aspectos, podría estar afectando negativamente al desarrollo del sistema inmunitario.
La llamada "hipótesis de la higiene" sugiere que el entorno extremadamente limpio en el que vivimos actualmente puede estar interfiriendo con el desarrollo normal de nuestro sistema inmunitario.
Según esta teoría, la falta de exposición a ciertos patógenos y microorganismos durante la infancia puede hacer que nuestro sistema de defensa no se "entrene" adecuadamente y, como resultado, se vuelva hipersensible y reaccione de manera exagerada ante sustancias que, en realidad, son inofensivas. Esta reacción desproporcionada es lo que conocemos como alergia.
Muchos expertos en inmunología argumentan que la "esterilidad" excesiva de nuestro entorno nos ha alejado tanto de los microorganismos potencialmente dañinos, que nuestro sistema inmunitario no ha tenido la oportunidad de aprender a distinguir correctamente entre lo que es una amenaza real y lo que no lo es.
3. Contaminación ambiental
Se cree que la vida en entornos urbanos, caracterizada por mayores niveles de contaminación, se asocia con una mayor incidencia de enfermedades alérgicas y respiratorias.
Y es que las estadísticas muestran una mayor prevalencia de enfermedades alérgicas, episodios de asma, infecciones respiratorias y otros trastornos relacionados con el sistema respiratorio en las áreas metropolitanas en comparación con las zonas rurales.
Investigaciones recientes sugieren que la exposición prolongada a contaminantes atmosféricos puede no solo exacerbar las alergias respiratorias existentes, sino también aumentar la susceptibilidad a desarrollar intolerancias y alergias alimentarias.
4. Presencia de aditivos en la alimentación moderna
El aumento en el consumo de alimentos procesados y comida rápida ha introducido en nuestra dieta una gran cantidad de aditivos y componentes químicos que no formaban parte de la alimentación humana tradicional.
Esta transformación en nuestra dieta no es solo una cuestión de conveniencia. El estilo de vida contemporáneo, caracterizado por largas jornadas laborales y poco tiempo libre, ha reducido significativamente el tiempo dedicado a la preparación de alimentos. Ya no solo hemos dejado de cocinar, sino que incluso la idea de recolectar nuestros propios alimentos parece un concepto arcaico.
Como consecuencia, la industria alimentaria ha acelerado y modificado sus procesos de producción para satisfacer esta demanda de alimentos rápidos y convenientes. Sin embargo, esta evolución viene acompañada de un precio para nuestra salud.
Los alimentos que consumimos hoy en día están cargados de una amplia gama de aditivos y componentes químicos que eran completamente desconocidos en la dieta humana hasta hace relativamente poco tiempo. Estos nuevos ingredientes son ajenos a nuestro sistema digestivo, que ha evolucionado durante milenios sin tener contacto con ellos.
El resultado de esta exposición repentina a tantas sustancias nuevas es preocupante. Numerosos estudios sugieren que muchos de estos aditivos y componentes químicos pueden desencadenar reacciones adversas en nuestro organismo, desde intolerancias alimentarias leves hasta alergias graves.
5. Déficit de vitamina D
Algunas investigaciones apuntan a que el déficit de vitamina D, un problema que sufre gran parte de la población, podría tener también un papel en el aumento de los casos de alergia alimentaria.
Aunque todavía no hay estudios concluyentes al respecto, sí se ha detectado que hay menos alergias alimentarias en las zonas cercanas al ecuador de la tierra, donde hay más horas de sol y, por lo tanto, menos casos de déficit de vitamina D.
Aumenta la detección de alergias alimentarias
El diagnóstico y el tratamiento de las alergias ha experimentado un avance significativo en los últimos años, algo que según los expertos se debe, en gran medida, a una creciente sensibilización tanto en el ámbito social como en el médico.
Actualmente, estas patologías reciben mayor atención y consideración que en el pasado. Los profesionales de la salud cuentan con herramientas más sofisticadas para su detección y diagnóstico. Paralelamente, los pacientes tienen acceso a información más detallada, precisa y comprensible sobre sus enfermedades.
Esta combinación de factores ha llevado a un aumento en la identificación y el tratamiento precoz de casos de alergias, lo que contribuye a una mejor calidad de vida para quienes las padecen. Por tanto, hay más casos de alergias, pero están mejor controlados y no son tan graves.