¿Qué pasa si tomas leche sin lactosa sin tener alergia ni intolerancia?

La leche sin lactosa es uno de los productos de moda en los supermercados. De hecho, hay personas que se han pasado a esta bebida porque creen que mantiene todas sus propiedades y que, en cambio, se digiere mejor. Pero, ¿está justificada esta tendencia desde el punto de vista nutricional?

Eva Mimbrero
Eva Mimbrero

Periodista especializada en salud

Actualizado a

Leche sin lactosa

Cuando tomamos leche sin lactosa, el calcio de este alimento se aprovecha peor.

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En los últimos años, hemos sido testigos de un aumento significativo en la popularidad de la leche sin lactosa, incluso entre personas que no son intolerantes a la lactosa ni tienen nigún problema con ella.

Basta recorrer el lineal de las leches de cualquier supermercado para comprobar como, bajo el paraguas de las propuestas sin lactosa, algunas anuncian que son más ligeras o que sientan mucho mejor que la leche convencional.

Y todo ello sin renunciar al sabor y a las propiedades de la leche de toda la vida.

Pero, ¿hasta qué punto esto es así? ¿Cómo se produce este tipo de leche? ¿Y a quiénes les conviene tomarla realmente?

Según Patricia Martínez, dietista-nutricionista y miembro de REDNuBE, un proyecto que vela por el conocimiento científico en el campo de la nutrición, deberían tomar leche sin lactosa únicamente las personas que son intolerantes a esta sustancia.

La lactosa, aliada del calcio

La leche sin lactosa es una variedad de leche que se ha tratado para eliminar o reducir significativamente su contenido de lactosa, el azúcar natural presente en la leche.

La lactosa puede ser un problema para las personas con intolerancia a la lactosa, ya que su cuerpo no puede descomponerla adecuadamente. Sin embargo, para aquellos que no tienen esta intolerancia, no hay ninguna razón para optar por este tipo de leche.

¿Sabías, por ejemplo, que sin la lactosa el calcio de la leche se aprovecha peor? “La lactosa, a nivel intestinal, ayuda a absorber el calcio, y también el magnesio y el fósforo. Y además contribuye a que utilicemos mejor la vitamina D”, nos cuenta la experta.

Las diferencias respecto a otro tipo de alimentos ricos en calcio pueden ser muy grandes.

  • La absorción del calcio de la leche convencional es de un 78%, explica Martínez. En cambio, en otros alimentos que también aportan dosis importantes de este mineral, como por ejemplo la soja, “se aprovecha solo entre un 20 y un 25%”, continúa.
  • Tener en cuenta esto es especialmente importante en ciertos periodos de la vida, como por ejemplo durante la menopausia o la premenopausia.

“En estas etapas algunas mujeres optan por la leche sin lactosa porque quieren adelgazar o tener unas digestiones más ligeras. Pero hay que tener en cuenta que beber leche sin lactosa puede generar, a largo plazo, un déficit de calcio en los huesos”, alerta la dietista-nutricionista.

¿Tomarla sin lactosa provoca intolerancia?

Entonces, ¿cómo debemos actuar si creemos que la leche no nos sienta del todo bien? Lo último que hay que hacer es eliminar este alimento sin más”, remarca Patricia Martínez.

 

Parece ser que, si se hace esto, se podría generar una intolerancia a la lactosa en personas que, en un principio, no lo son.“Aunque todavía no existe evidencia científica al respecto, se sospecha que esto sí puede llegar a ocurrir”, nos aclara la experta.

¿Cómo se produce la leche sin lactosa?

Para entender el mecanismo que podría explicarlo, es básico conocer el proceso de fabricación de este tipo de leche.

  • La leche sin lactosa se elabora añadiéndole lactasa. De hecho, podríamos decir que, más que leche sin lactosa, es leche con lactasa.

La lactasa es la enzima que nuestro organismo genera, de forma natural, para descomponer la lactosa en el intestino delgado y, así, poder digerirla. Una enzima cuya producción se va reduciendo a medida que cumplimos años (por eso en los mayores se dan más casos de intolerancia a la lactosa).

Al añadir esta enzima directamente a la leche, este trabajo de degradación de la lactosa se hace antes de beberla.

El problema es que “cuando no tomamos lactosa, nuestro cuerpo deja de producir lactasa porque es una enzima que no le hace falta”, nos cuenta la experta. Por eso se sospecha que eliminar de nuestra dieta los alimentos con lactosa podría acabar favoreciendo una intolerancia a ella.

Si crees que la leche te sienta mal, ve al médico

Por todo ello, “si sospechas que tal vez tienes problemas con la lactosa lo primero que debes hacer es acudir a un profesional sanitario que pueda ayudarte en esta situación, aconseja la dietista-nutricionista.

Es tras el diagnóstico de la intolerancia cuando se deben excluir la leche y otros alimentos ricos en lactosa de la dieta, pero no antes”, remarca.

sin lactosa ¿la leche pierde algún nutriente?

Otra de las dudas comunes respecto a la leche sin lactosa es si, a nivel nutricional, pierde o no nutrientes. La experta nos cuenta que “el hecho de que la leche sin lactosa sea un producto algo más procesado hace que, durante su elaboración, suela perder algunas vitaminas que van asociadas sobre todo a la grasa de la leche; y la cantidad en minerales que hemos comentado antes también puede reducirse”.

Para asegurar que, a pesar de la exclusión de la lactosa, la leche aporta las mismas vitaminas y minerales, hay algunas marcas que las añaden.“Suelen ser leches sin lactosa pero con calcio y vitamina D, por ejemplo”, aclara la especialista.

Algunas marcas también suelen añadir otro tipo de azúcares (galactosa, sacarosa…) para mejorar el sabor y compensar que la lactosa se ha degradado.

Para saber exactamente si la composición de la leche sin lactosa que consumes se aproxima, lo máximo posible, a la de su versión tradicional, compara las etiquetas de unas y otras en el supermercado. Es una sencilla manera de reconocer aquellas que, a nivel nutricional, son más parecidas.

Por último, Patricia Martínez nos recuerda que, a pesar de que “la leche, en general, está siendo un poco demonizada, hoy por hoy no hay evidencias de que su consumo sea perjudicial para el organismo. Más bien todo lo contrario: tomarla puede producir beneficios en la salud y prevenir ciertas enfermedades”, sentencia.

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