Las zonas azules tienen el secreto de la longevidad

La genética, las rutinas diarias y el entorno se acoplan a veces de tal manera que crean las condiciones perfectas para vivir más años con salud. Echando una mirada a las zonas del planeta donde eso ocurre, sabremos más de su elixir de juventud.

Manel Esteller
Dr. Manel Esteller

Catedrático de genética

Actualizado a

mujer en la playa
ISTOCK

Desde hace unos años, muchos investigadores tienen la mirada y el interés puesto en las llamadas blue zones o zonas azules del planeta. Saben que el hecho de que tengan la mayor población de personas centenarias no es casualidad.

Esas zonas son la isla de Okinawa, en Japón; la provincia de Nuoro (y la zona de Ogliastra) en Cerdeña, Italia; la isla de Icaria, en Grecia; la península de Nicoya, en Costa Rica, y Loma Linda, en California (EE. UU.). Hace años, uno de los detalles que más llamó la atención de los científicos fue que no solo sus mujeres tienden a ser longevas, también los hombres. Eso invalida la creencia de que es la biología femenina la que retrasa el envejecimiento, y hace más verosímil que el estilo de vida sea el auténtico elixir de la juventud.

El término “zonas azules” lo acuñaron los investigadores Michel Poulain y Gianni Pes a partir de las marcas en azul que sobre un mapa hizo otro investigador italiano. Además, al principio pensaron que cuanto más intenso era el azul del mar y del cielo (en todas esas zonas excepto Loma Linda, en el interior), más subía el índice de longevidad. Al estudiarlo más a fondo se vio que había otros factores que influían en que sus gentes vivieran tanto y evitaran por muchos años los achaques y enfermedades propias (al menos en Occidente) de la vejez.

Sus nueve principios

En cada una de esas zonas el estilo de vida difiere un poco, pero comparten nueve hábitos que el investigador norteamericano Dan Buettner y National Geographic llamaron los Power 9:

1. Moverse, agacharse, caminar

Eso es lo que hacen muchas de esas personas centenarias que no han pisado en su vida un gimnasio... pero sí tienen muy incorporado el movimiento a sus vidas. Ya sea ocupándose de sus huertos y agachándose una y otra vez para cultivar sus vegetales, haciendo tareas manuales o caminando varios kilómetros por terrenos escarpados, la gran mayoría de sus días transcurren sin depender de comodidades, como el ascensor, la aspiradora o el coche.

2. Tener un propósito de vida y mantenerlo

Los nicoyanos lo llaman “plan de vida”; los okinawenses se refieren a él como Ikigai. Da igual el término, lo fundamental es su significado: saber por qué y para qué se levanta uno cada mañana o averiguar en qué se es bueno... y hacerlo.

3. Buscar momentos de relajación para huir del estrés

Cada una de estas cinco zonas sigue su propia estrategia: unos rezan unos minutos, otros hacen una siesta corta a diario y los okinawenses desconectan haciendo una meditación basada en respiraciones muy lentas, profundas y conscientes. El objetivo es siempre el mismo: bajar el ritmo.

4. Comer sin llegar a hartarse y hacer cenas ligeras

Todos tienen la costumbre de levantarse de la mesa antes de sentir el estómago lleno y hacer de la cena la ingesta más pequeña y frugal. Comen pocas calorías, pero alimentos muy nutritivos.

5. Más vegetales que animales y estos en poca cantidad

Los productos del huerto y la proteína vegetal están muy presentes, como los del mar, pero la carne se come poco (quizá una vez por semana).

6. Beber alcohol con mucha moderación

 Y siempre en una comida con amigos o familiares (nunca en solitario y nunca entre horas).

7. Sentir apoyo social, sea del tipo que sea

Hay quien opta por integrarse en una comunidad religiosa y otros mantienen amistades de por vida. Los habitantes de Okinawa, por ejemplo, crean moais: son grupos de cinco amigos comprometidos entre sí. Se cuidan, se apoyan unos a otros y se animan a mantener hábitos de vida saludables y, cuando alguien del grupo necesita apoyo económico, reúnen fondos para ayudarle.

8. Compartir tiempo con los seres queridos

Invierten tiempo de calidad en estar con ellos, en compartir experiencias y vivencias de todo tipo.

9. Poner a la familia siempre en primer lugar

En Okinawa tienen un dicho: “Vive lo suficientemente lejos de tu familia para no encontrártela cada día, pero lo suficientemente cerca para llevarles, caminando, un plato de sopa caliente”. No solo cuidan de los familiares más vulnerables sino que fomentan continuamente las relaciones intergeneracionales. Esto mejora la salud mental y la física: la microbiota intestinal de los habitantes de estas zonas es más diversa porque interactúan con personas –que se cuidan– de todas las edades.

Galicia, tierra de centenarios

Es la comunidad autónoma con un mayor número de centenarios –más de 2.000– y quienes dan la certificación de zona azul ya se plantean considerarla como una más en esa lista (en los últimos tiempos se ha añadido también a Singapur, aunque muchos discrepan de esa decisión porque, a pesar de haber aumentado mucho su esperanza de vida, no sigue los mismos hábitos saludables que el resto).

La comida sana y casera, sin ultraprocesados, las relaciones familiares y personales, la vida tranquila, dormir bien y mantenerse activo aunque uno esté ya jubilado son, también en tierras gallegas, el gran secreto de los centenarios. Por suerte, todos podemos crear nuestro propio “paraíso azul” si nos apuntamos a ese estilo de vida capaz de ir recargando la energía de nuestros genes.

Artículo publicado en Saber Vivir por el Dr. Manel Esteller, Director del Instituto de Investigación Josep Carreras (Barcelona)