La hipertensión arterial prolongada en el tiempo es uno de los factores de riesgo más importantes para nuestra salud. Es importante que la mantengamos controlada.
La presión alta fuerza las paredes de los vasos sanguíneos y también el corazón. Supone un riesgo cardiovascular evidente. Además que puede tener repercusiones en otro órganos, como los riñones.
Por eso el control de la presión sanguínea es una de las pruebas imprescindibles en las revisiones médicas y que conviene hacer más a menudo. Los estudios señalan que un 46% de la población hipertensa desconoce que lo es. Y de los que lo saben, solo el 21% mantiene un control periódico.
De todas formas, el control periódico no es la única manera de que podamos saber que tenemos hipertensión. Hay otros signos que nos pueden servir de aviso. Hemos de estar atentos a ellos y a cualquier edad.
Si bien es cierto que la hipertensión es un problema sobre todo de adultos mayores, cada vez se dan más casos entre jóvenes. Se estima que en España, una de cada cuatro personas de entre 25 y 45 años es hipertenso.
Posibles avisos de hipertensión
El mayor problema que nos encontramos es que los signos de hipertensión también pueden serlo de otras diversas patologías. Lo importante es que estés atento a ellos.
Si se prolongan en el tiempo, controla tu presión arterial para confirmar o descartar la hipertensión. "Solo que alguien de los que lea este artículo empiece a medirse la tensión periódicamente ya me doy satisfecho", apunta el doctor José Antonio García Donaire, presidente de la Sociedad Española de Hipertensión
- Dolor de pecho: una presión en el pecho puede ser indicativo de que el corazón está trabajando más forzado de lo normal debido a la presión alta.
- Dificultad para respirar: la falta de aire es otra consecuencia. Como cuesta más que el oxígeno viaje a través de la sangre tenemos la sensación de ahogo.
- Mareos: las células del cerebro, sobre todo las neuronas, son especialmente sensibles a la reducción de oxígeno. Si no llega suficiente, podemos marearnos.
- Visión borrosa: la alta presión sanguínea puede dañar los vasos en los ojos lo que afecta a la visión. No confundas este trastorno con la hipertensión ocular. En este otro caso, la tensión es dentro del ojo, y que comporta riesgo de glaucoma.
- Dificultad para dormir: la hipertensión puede estar asociada con trastornos del sueño como el insomnio y apnea. Y la falta de sueño a su vez agravar la hipertensión.
- Dolor de cabeza: es uno de los síntomas más comunes. No es un dolor habitual, sino muy concreto, que presiona toda la cabeza de forma constante. Vamos a verlo en detalle.
El dolor de cabeza del hipertenso
El dolor de cabeza del hipertenso es característico, similar al de un casco. “Si uno nota como si pasara 8 horas con un gorro en la cabeza dos tallas más pequeñas de la suya, puede que sea un signo de hipertensión”, nos recalca el García Donaire.
El motivo de este tipo de jaqueca es la presión adicional que ejerce la hipertensión sobre los vasos sanguíneos del cerebro. Cuando la presión sube es porque a la sangre le cuesta más pasar por esos vasos. A su vez golpea con más fuerza en las paredes de las arterias, que pueden reaccionar con inflamación.
La inflamación provoca que se cierre más el paso de la sangre y la circulación se vea aún más comprometida. Es como un círculo vicioso. Esta acumulación de presión causa dolor.
A estos se suma que la hipertensión también puede afectar a las terminaciones nerviosas del cerebro, exacerbando la sensación de dolor.
Cuidado con los analgésicos
Es importante distinguir el dolor del hipertenso y ser conscientes de que la solución está en un mejor control de esa tensión arterial y no acudiendo sin más a los analgésicos.
No todos los medicamentos son igual de adecuados. Los antiinflamatorios no esteroides (ibuprofeno o ácido acetilsalicílico) pueden tener el efecto contrario: elevar la tensión. Empeoraríamos el cuadro clínico. Hemos de evitarlo.
El paracetamol es el analgésico considerado más seguro, pero siempre es conveniente que antes de automedicarnos consultemos con el doctor. Especialmente si ya hemos sido diagnosticados de hipertensión.
La forma más eficaz de evitar el dolor de cabeza por hipertensión es recuperar valores estables de tensión arterial. Eso lo conseguirás también con medicamentos.
Pero es mucho más saludable si aplicamos algunos cambios en los hábitos de vida que se han visto más eficaces: reducir el consumo de sal y controlar el sobrepeso con ejercicio son las dos medidas más eficaces y que dependen enteramente de nosotros.
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