Cuando pensamos en enfermedades neurodegenerativas pensamos sobre todo en el alzhéimer y otros tipos de demencia, y su síntoma más conocido, que es la pérdida de memoria. La realidad es que hay muchos tipos de enfermedades neurológicas y que pueden reflejarse de múltiples maneras. Algunas asombrosas.
Trastornos en la manera de hablar o de resolver operaciones matemáticas también pueden ser sutiles cambios que son un aviso de este tipo de trastornos. Otros síntomas se parecen a una trama de película de terror.
Hay personas que insisten en que sufren fenómenos paranormales, como presencias que les tocan o espectros que aparecen en su casa. Detrás de casos de este tipo está, por ejemplo, la enfermedad de cuerpos de Lewy, el segundo tipo de demencia más común después del alzhéimer.
Lo ha puesto en evidencia el neuropsicólogo y gran divulgador Saul Martínez-Horta, que a través de sus charlas ha dado algunas recomendaciones para ayudarnos a frenar en lo posible estas enfermedades.
Cómo te ayuda la neuropsicología
La neuropsicología es una especialidad poco conocida. La psicología no se basa exclusivamente en tumbarse en un diván y explicar problemas. Es mucho más amplia. Analiza incluso comportamientos globales, como algunos fenómenos sociales.
La especialidad de la neuropsicología estudia la relación entre cómo funciona el cerebro y cómo se expresa, la conducta humana. Intenta analizar cómo cuando un cerebro se estropea, es decir, se produce un trastorno en sus conexiones neuronales, la persona reorganiza sus pensamientos y su conducta.
“Los neuropsicólogos somos los arqueólogos de los procesos cognitivos -explica el doctor Martínez-Horta-. Buscamos en cómo habla, y cómo responde el paciente, signos que nos ayuden a entender cuál puede ser el problema que está teniendo.”
Después serán otros especialistas, como el psiquiatra o el radiólogo que, mediante otras pruebas, podrán confirmar este primer diagnóstico.
Hábitos que van a beneficiar a tu cerebro
Cada enfermedad neurodegenerativa tiene un origen diferente, a veces no explicado del todo, como pasa con el alzhéimer. Sin embargo, sí hay hábitos que se ha confirmado científicamente que nos benefician y reducen el riesgo de todas estas enfermedades.
El cerebro, como cualquier otro órgano, hemos de mantenerlo activo. “Hay que intentar sanar o proteger un cerebro dándole aquello a través de lo cual se ha construido que son los retos cognitivos”, explica el doctor. Estos son los principales hábitos que ayudan a producir nuevas neuronas y tener mejor memoria.
- Estimulación cognitiva: participar en actividades que desafíen la mente, como aprender nuevas habilidades, leer o resolver problemas, fortalece las conexiones neuronales y mejora la memoria. “Un cerebro estimulado, que nunca deja de aprender. Un cerebro que asume nuevos retos que no se habían planteado es lo mejor que le podemos dar”, asegura el doctor Martínez-Horta.
- Interacción social: mantener relaciones sociales activas reduce el riesgo de depresión y deterioro cognitivo, contribuyendo al bienestar mental. “La vida con su interacción social es el mejor escenario”, insiste el neuropsicólogo.
- Gestión del estrés: practicar técnicas de relajación, como la meditación, ayuda a reducir el estrés y protege la salud cerebral.
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- Hidratación adecuada: mantenerse bien hidratado es esencial, ya que la deshidratación puede afectar la función cerebral y la memoria.
- Control de riesgo cardiovascular. “Siempre hablamos de ello, pero es que pocas cosas son más obvias que esta”, dice el doctor. El exceso de alcohol o el colesterol impactan a nuestro salud general y no solo el cerebro. Esto supone también:
- Actividad física regular: realizar ejercicio moderado o intenso durante al menos 30 minutos diarios mejora el rendimiento cognitivo y promueve la formación de nuevas neuronas.
- Alimentación equilibrada: seguir una dieta mediterránea rica en frutas, verduras, pescado y aceite de oliva virgen extra aporta nutrientes esenciales que protegen el cerebro y favorecen la neurogénesis.
- Descanso adecuado: dormir entre 7 y 8 horas diarias es fundamental para la consolidación de la memoria y la salud mental.
Cuándo ponernos en alerta
Con todo, hay factores genéticos y otros que no conocemos que influyen también en estas enfermedades neurodegenerativas. ¿Y cuándo tengo que preocuparme pese a seguir todos estos consejos? “El suceso puntual, anecdótico que no va a más, que se puede repetir, pero que no es habitual o que va creciendo no es preocupante”, nos tranquiliza el doctor.
Hay que consultar cuando esto va a más. No todo son enfermedades del cerebro. Hay muchos otros posibles factores. Y cuando es una enfermedad no siempre es una enfermedad incurable.
Hay desconocimiento y miedo en este tipo de enfermedades y eso nos crea una ansiedad, no siempre lógica. Cuántas veces estoy buscando algo, como las llaves, y que no las encuentro. Eso no debería trastocarnos.
La explicación es muy simple. Hacemos muchas actividades automatizadas, que ejecutamos casi sin darnos cuenta. Eso hace que no recordemos estos procesos.
Si un día no he dejado las llaves donde siempre porque me he despistado por otra cosa, voy a creer que están donde siempre y no he prestado atención al sitio donde las he dejado de verdad. No es que lo haya olvidado.