Fármacos comunes que pueden provocar mal humor

Algunos medicamentos podrían explicar tu irritabilidad repentina o tu enfado sin razón aparente. Y es que ciertos fármacos tienen unos principios activos que pueden alterar la química cerebral y cambiar tu ánimo.

Dr. Francisco Marin
Dr. Francisco Marín

Médico de Atención Primaria

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mujer farmacos

Ciertos medicamentos pueden alterar tu estado de ánimo.

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Los cambios de humor sin una razón aparente pueden deberse a múltiples factores de diversa índole. Eso sí, la mayoría de la veces, los relacionemos con algo que nos ha ocurrido, nos han dicho o que hemos visto. Sin embargo, cada vez son más los estudios que sugieren la existencia de vínculos entre lo físico y lo mental, dos mundos que aparentemente carecen de conexiones directas y que, sin embargo, todo apunta a que no es así.

Una de esas innovadoras líneas de investigación estudia la posible existencia de una relación entre la alimentación y el estado de ánimo. Y es que, parece que, efectivamente, hay alimentos que propician un estado de ánimo positivo, mientras que otros, favorecen la irritabilidad, el decaimiento o la tristeza. 

Partiendo de esta idea, la conexión entre lo que ingerimos y los vaivenes emocionales, acotamos el análisis al consumo de ciertos medicamentos, los cuales pueden provocarnos cambios de humor. Y no nos referimos a los fármacos prescritos para tratamientos psiquiátricos, sino a medicamentos comunes como antiinflamatorios o anticonceptivos. 

Los motivos que hay detrás de los efectos de estos fármacos son muy diversos. Por tanto, sobre todo si sigues varios tratamientos a la vez o llevas tiempo tomándolos, puede explicar esos enfados o brotes de mal humor.

Cuatro tipos de fármacos que cambian el humor

En ocasiones sus efectos negativos surgen a los pocos días de iniciar el tratamiento pero también semanas o incluso meses después. Algunos de los fármacos que pueden alterar el ánimo son:

1. Antidepresivos

Actúan sobre los neurotransmisores que influyen en las depresiones, la ansiedad y el insomnio. Se necesitan alrededor de 4 semanas para que mejoren el estado de ánimo, pero es frecuente que al principio, y de forma pasajera, aumenten algunas sensaciones negativas.

Sin embargo, es un tipo de medicación que no debes dejar de golpe, sin el consejo de tu médico. Él te indicará cómo reducirlos progresivamente para evitar una recaída de la depresión o la aparición de sensaciones desagradables como la ansiedad o inestabilidad.

 

2. Anticonceptivos

Producen cambios en el sistema hormonal que pueden afectar a algunas mujeres y en ciertas ocasiones desembocar en ansiedad y depresión.

Otro de los efectos puede ser el agotamiento de ciertos nutrientes como la vitamina B6, esencial para el buen funcionamiento del sistema nervioso.

3. Anti-neurálgicos

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Los fármacos anti-neurálgicos son utilizados para el tratamiento de los dolores de nervios como la ciática. Pueden acarrear trastornos del humor, somnolencia, falta de concentración, temblores, excitación nerviosa o alteraciones de la libido.

Para evitar trastornos psicoemocionales también se deben ir reduciendo con precaución.

4. Corticoides

Se usan para controlar procesos inflamatorios de piel, nervios y articulaciones, pero pueden alterar el equilibrio hormonal, metabólico y del sistema nervioso, provocando numerosos trastornos (alteraciones del humor y el sueño, ansiedad, euforia, debilidad, irritabilidad...), sobre todo si se toman durante un periodo prolongado.   

Este tipo de tratamientos deben dejarse de forma paulatina y bajo control médico.

puede que estés falto de vitaminas

Conocer los medicamentos que pueden agotar algunos nutrientes es muy útil para reponerlos en caso de necesidad (siempre con el consejo de tu médico) y reducir sus efectos negativos.

Piensa que tu ánimo se resentirá todavía más si abusas de fármacos que "te roban" nutrientes, como:

  • Antiácidos: pueden afectar a tus reservas de vitamina A, complejo B, calcio y fósforo, lo que te podría provocar debilidad muscular y malestar general.
  • Anticolesterol: agotamiento, atrofia muscular, debilidad, dolor de cabeza y mareos puedes venir dados por la falta de vitamina B12 y Q10 que puede provocar este fármaco.
  • Antiepilépticos: te "roban" el ácido fólico por lo que al tomarlos puedes notar dificultad de concentración, temblores, somnolencia y lentitud.
  • Antigotosos: con estos, se ven afectados nutrientes como la vitamina A, B12 y el potasio. Sus efectos son debilidad (por anemia), problemas musculares, náuseas...
  • Antihipertensivos: agotan tus reservas de potasio por lo que puedes notar insomnio, depresión, debilidad, calambres y rampas musculares.
  • Diuréticos: pueden bajar tus niveles de complejo B, zinc, potasio y magnesio. Esto provoca debilidad, espasmos musculares, visión borrosa, mareo y cefalea.
  • Antiinflamatorios no esteroideos (AINEs): su abuso puede provocar fatiga, depresión, vértigo, insomnio, ansiedad, nerviosismo, confusión... debido a la falta de vitamina B1 y C.

¿Cómo sé que la culpa de mi enfado la tiene el medicamento?

Para comprobar si la medicación que tomas está relacionada con tus cambios bruscos de humor, presta atención a estas señales:

  • Al poco tiempo de empezar un tratamiento farmacológico aparecen sensaciones desagradables: te sientes agotada, impaciente e irritable, tienes el sueño alterado, por la mañana te cuesta levantarte y cualquier dificultad familiar o laboral se hace difícil de superar.
  • Si hace meses o años que estás siguiendo un tratamiento y desde hace algún tiempo te notas algo más débil, han aumentado tus dolores, sientes las piernas agarrotadas, te cuesta conciliar el sueño y tu humor sufre muchas oscilaciones.

Consulta con tu médico para determinar si es un fármaco lo que te está creando el trastorno. Si es así, te indicará cómo evitar o reducir las alteraciones o si debes abandonar el tratamiento de forma progresiva.

Favorecer la desintoxicación del organismo bebiendo más agua y caldos depurativos (de apio, alcachofa y cebolla) e incluyendo en tus platos lecitina de soja y alcachofa mejora la eficacia del hígado para eliminar sustancias perjudiciales.